Capítulo 5 Mamá

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Sin lugar a dudas, ese día lunes, había sido el amanecer más hermoso de mi vida, quería gritarlo a los cuatro vientos, pero no podía, llegué junto a su iniciadora en las lides del sexo a tomar desayuno, mi madre ya estaba sentada y nos saludó a los dos con una cariñosa sonrisa:

Hola Dani, hola Claudito ¿han dormido bien?.

Si estupendamente bien, creo que hacía años que no me relajaba tanto, contestó Dani.

Yo por mi parte súper bien, agregué, tanto la cama como la compañía fueron acogedoras.

Hola mamá, hola Julia, hola Claudio nos saluda Ani al entrar en la cocina.

Hola contestamos todos al saludo de Ani.

¿Claudio me quieres acompañar a andar en bicicleta?, me invita Ani.

Seguro, pero no tengo una bici pues las vendimos, le repliqué.

Puedes usar la de Francisco, el no la usa hace mucho tiempo y creo que te quedará buena.

Okey hecho, ¿a qué hora?

Después de desayuno, podemos ir al parque que está cerca del cerro y luego volver, me dice Ani.

Pero eso es algo lejos dice Julia.
Si pero por lo que parece Claudio es fuerte y si yo llego, el también, o no te atreves Claudito.

Por mi está bien, a un Ninja no lo detiene nada dice riendo.

Salimos según lo acordado y luego de bastante tiempo llegamos al parque que es enorme y por cierto solitario en un día lunes por la mañana, nos bajamos de las bicicletas para relajar las piernas un poco y nos pusimos a caminar deteniéndonos en unas bancas para descansar. Ani me mira y me da un beso francés profundo diciéndome:

Ay Claudito, ¿no sabes cómo me revolucionas?, que daría por no ser tu prima y ser solo tu novia.

La abrazo y le digo; a mi también me revolucionas y bastante más de lo que crees, no sé que es, pero no por ser tu primo me dejaré de ti.

Me vuelve a besar y yo la magrea tomando sus pechos por sobre la camiseta deportiva, esto y la soledad del parque hace que nos comience a subir la temperatura. Debo decir que yo pese a que estaba bastante drenado a esas alturas del día igual me excité, mi calentura no dejaba de estar presente, mi verga parece apenas responder, pero no por eso cejaba en sobar a mi “parienta”, la que me dice al oído, que vayamos para otro lado más solitario y oculto a la vista de las personas.

Tras unos árboles nos sentamos en el pasto y le meto las manos bajo la ropa para liberar las tetas y comenzar a chuparlas, ella por su parte, toma mi “amiguito” y lo somete a un suave movimiento masturbatorio, nuevamente siento las sensaciones más desenfrenadas que alguien pudiese sentir, claro que todo lo que siento es nuevo para mi y creo que para ella también, eso de estar en un lugar público, además de los nervios y de tratar de vencer la vergüenza me ponía muy caliente, pese a casi no tener experiencia, nuestra pasión lo superaban todo.

Claudito, no sabes cuánto te quiero me dijo Ani, dejándome alelado y sin voz para responder.

…Ani yo también… te quiero y te deseo, desde el momento que llegué con mi familia y te vi por segunda vez en mi vida, pero no sé que podrá ser de nosotros si vamos más allá.

Como cambio mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora