Capítulo 7: Crimen y Castigo

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Pasadas las fiestas de Año Nuevo, el primer día laboral de año para algunas fue de lo más normal, claro que para mí no, nunca me cansaré de ver a tía Dani en su proceso de inicio del día, ese simple hecho ya lo hace especial, cada movimiento de ella es atrayente desde el salir de la ducha a como se seca su cuerpo y para que decir cuando se viste hacen, todo en ella hace que mi verga cobre vida.

Nuevamente Dani me hace hervir la sangre, por lo que me acerco a ella, pero no sé por qué, rehuyó cualquier acercamiento amoroso.

En fin, el día se inicia de lo más normal, luego de juntarnos a desayunar continuando con los últimos comentarios de las festividades recién pasadas, en el intertanto, Juan y Francisco preparan su equipaje para el viaje, en cambio, Ani, Isabel y yo, nos preparamos para ir al club a nadar, extrañamente ese evento tampoco llevó mayores novedades, ya que entramos a plena temporada estival y había mucha gente circulando por el club.

Eso sí, jugamos y disfrutamos de la piscina, donde evitando la mirada del salvavidas, yo aprovechaba de acariciar las curvas de mis dos parientes, pero nunca se dio la oportunidad de hacer algo más.

Ya en la tarde con la excusa de que iba a ver uno de mis antiguos amigos, me dirigí a casa de doña Montserrat con la "sana intención" de saludarla y descargar mi tensión; llegando a allá, estuve a punto de cruzarme en la puerta con su hija Montse a quien eludí ocultándome en un portal cercano, no quería que ella me viese e iniciara un interrogatorio al que no podría contestar adecuadamente.

Al llegar a casa de doña Montserrat, toqué el timbre y ella me hizo pasar rápidamente.

Claudio: Buenas tardes doña Montserrat.

Doña Montserrat: Buenas tardes, pasa rápido que no quiero que te vea algún vecino indiscreto.

Claudio: ¿Está sola?

Doña Montserrat: Sí las criadas salieron, pasa y siéntate, ¿quieres un refresco o algo?

Claudio: Un refresco estaría bien, en la calle hace mucho calor, como se diría caen "los patos asados", dije tratando de ser gracioso pese a mi nerviosismo.

Doña Montserrat: Mira Claudio, te llamé porque no quiero que mal interpretes; lo que nos pasó en tu visita anterior no se repetirá. Yo quiero a mi marido y no deseo que Montse vea que su madre es una mujer loca o fácil.

Claudio: Usted me parece una mujer seria y preciosa, no veo por....

Doña Montserrat: No me interrumpas por favor, ya me di cuenta que puedo flaquear por necesidades desatendidas; dijo mientras se sentaba en su sillón y me alcanzaba un refresco. O sea, soy una mujer normal como cualquier otra

Claudio: Por supuesto que usted es una mujer, pero no como cualquier otra. Entiendo doña Montserrat que usted no quiera que Montse piense mal de usted, pero no puede negar que su necesidad desatendida no ha cambiado ni desaparecido, de otra forma no estaríamos solos en esta casa.

Doña Montserrat: Es cierto pero no podemos hacer lo que hicimos...

Claudio: Créame Doña Montserrat, tampoco quiero que su figura maternal se vea afectada con su hija, dije parándome detrás de donde estaba sentada doña Montserrat y puse mis manos en sus hombros agregando: Ella es una buena amiga y novia de mi hermano, pero usted me revoluciona tanto, como yo a usted,

Doña Montserrat: ¿Qué haces?.... alcanzó a decir doña Montserrat, cuando ya bajaba mis manos hasta ponerlas en las turgentes tetas de doña Montserrat por encima del vestido.

Claudio: Algo que yo se que le va a gustar, dije justo antes de que le hiciera a un lado parte del vestido sacándole las tetas sin liberar aún el broche del sujetador. Prontamente procedí a tomarle sus tetas liberándolas del sujetador y comencé a amasarlas.

Como cambio mi vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora