VI

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Desde el momento en que llegaron a las puertas huyó evitando a toda costa el tener un encuentro con su prometida, puesto que no le interesaba en lo mínimo conocerla.

Sabía que su sentencia a ser esclava de por vida estaba llegando; no quería pensar así que optó por embriagarse con la esperanza de que pudiera evitar a su futura esposa.
Disfruto de la comida y la bebida tanto que podía jurar que había engordado un poco, por lo cual cabía la posibilidad de que no entrase en sus vestidos nupciales.

También participó en los combates cuerpo a cuerpo sin que nadie le diese batalla,   como forma de desahogar todo su coraje; Apostó por su persona con todo aquel que pudo, ganando una cantidad considerable y encontrándose con uno que otro mal perdedor con el que tuvo que intercambiar más golpes, obviamente resultando como la vencedora.

Entro en tabernuchas para seguir bebiendo; cuando pareciese que había arrasado y secado todas las jarras del palacio, así también visito los mejores burdeles para disfrutar de la compañía de prostitutas pero tan pronto como terminaba se largaba, una minúscula parte de su fortuna se había despilfarrado en todo aquello y pese a que aparentase que no le afectaba le dolía un poco el codo.

También se hizo con la atención de damas jóvenes y no tanto que le seguían, iban desde simples doncellas hasta los más altos títulos nobiliarios, de familias humildes y de abolengo, antiguas y nuevos ricos.

Se disputaban un poco de ella o de sus atenciones y erróneamente creían que mágicamente cancelaría su boda, con una princesa, para estar con alguna de ellas, o bien eran damas que ya estaban casadas buscando huir de sus ancianos maridos para tener un poco de entretenimiento.

Por el día era atenta y educada, en la tarde religiosamente regalaba joyas finas y por la noche les profesaba amor eterno, las colmaba de placer, pero tan pronto como amaneciese o incluso antes; la echaba a patadas ya aburrida y cansada de ellas.

No le agradaba ese estilo de vida tan poco honorable pero le había advertido a sus padres que sería así.

Todo lo anterior no era de extrañarse pues era la mujer más codiciada del reino, ya que era la primera en la lista sucesoria a demás de gozar de unos rasgos bellos y finos que la hacían más deseable, junto con el cuerpo bien formado.

Pronto no solo su séquito de fieles que eran cómo sus sombras le seguían, sino un rebaño de hermosos "ciervos" o así apodaron a las jóvenes.

Transcurrieron así tres días en los que llevo la vida tan extravagante que amenazó, hasta que al cuarto llegó su boda.

Por la mañana le despertaron muy temprano, pero ella quería seguir durmiendo pues aún apestaba a vino y  seguía tan borracha como una cuba, no le escucharon y mucho menos le obedecieron lo cual la hizo molestarse.

Aún así le dieron un buen baño, caliente con el afán de despertarle, le perfumaron y cobijaron con las vestiduras que le confeccionaron para ese día, seleccionaron la joyería que iba a usar, peinaron su cabello y le colocaron una corona.

Llevaron su desayuno a los aposentos propios y comió en silencio aceptando la realidad.

En la capilla real todos los adornos eran colocados, en la cocina el banquete se estaba siendo preparado y en el salón cada detalle era revisado para la celebración.

Los corceles eran cepillados, ensillados o colocados para jalar los carruajes, que también estaban siendo acondicionados para su uso, las calles también habían sido adornadas por el pueblo de la capital y no solo por donde pasarían la pareja real.

Más entrada la tarde y cuando todos los preparativos estuvieron listos se dirigió en gran desfile a la abadía, montada en su caballo negro, donde su enlace sería definitivo.
Sus padres los reyes iban en una carroza resguardados por la guardia.
Observó a todas y cada una de las personas que se disponían presenciar el evento.

Enid estaba de lo mas nerviosa, a pesar de haber dormido no descanso, mentalmente se cuestionaba y se respondía, Cuando las damas que su padre le había asignado entraron para ayudarle a vestirse en sus rostros pudo notar la envidia que trataban de cubrir con burlas, el terror se había apoderado de ella pero aún así siguió con todo, pensó ,esto era mejor que todo lo que había vivido anteriormente.

Aquel vestido blanco le cubría desde los pies hasta la cabeza, entre tantos pliegues, telas y encajes se sentía casi como desnuda, el velo del vestido iba a juego con una corona que le pesaban, así que trataba de mantenerse erguida, como una princesa; se sintió con un poco mas de confianza así que encontró el valor para salir.

Algo que también le ayudaba y brindaba un poco de consuelo es que ese vestido perteneció a su madre, con ese mismo había contraído nupcias con su padre. Que por lo que sabia se amargo después de su nacimiento a demás culpaba directamente a Enid; de la muerte de su primer esposa, en cada ocasión que podía.

Le ayudaron a encaminarse para salir con dirección donde se celebraría la boda religiosa y antes de salir del palacio su padre se aseguro de infundirle más terror con solo su presencia, así que de nuevo se sintió pequeña y atemorizada.

Ella abordó el carruaje real que la llevaría a la abadía, en el también iban las damas, pudo mirar a todo el pueblo llano que se dirigían a ella, con gran felicidad.
Su progenitor iba escoltándola por fuera con el caballo siempre guardando distancia así como las apariencias.

Al llegar fuera de la iglesia Murray tomo su lugar en su sitio, cerca de sus suegros, en un sillón adornado "digno de un rey".

Las campanas sonaba aturdiendo un poco su sentidos al igual que la gente.




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¿Qué te perecen mejor dos capítulos? 

Stammi Vicino (Wenclair)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora