XII

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Terminaron una vez más, pero en esta ocasión juntas, fue tanto el tiempo que transcurrió que casi llegaría el amanecer;  fue así que, ambas se quedaron dormidas.

Cuando Enid finalmente cerró los ojos dejándose vencer por el cansancio, dentro de sus sueños volvió a vivir todo lo sucedido en la capilla.

Era muy similar pero algo cambio, cuando al salir se encontró no con un carruaje sino con hombres que fuertemente la sujetaron, apartándola de Merlina.

Ella pataleo y forcejeo, con uñas y dientes, tratando de correr a los brazos de su esposa, hirió a aquellos que ahora se habían convertido en aves carroñeras. Trato de llegar donde le esperaba la princesa, siendo aún perseguida así cuando finalmente consiguió está a lado de su esposa está le atacó de igual manera transformada en un cuervo.

Inicio por picotearle la cara, luego de un tiempo se dio cuenta que se encontraba atada a un madero, donde esa misma ave le sacaría los ojos, vivió el terror aunado con desgarrador dolor. Pudo sentir como el ave metía su cabeza a la boca para igualmente comer su lengua.

Aulló del dolor y seguidamente trato de soltarse, pero escucho el aullido de lobos, lo que hizo estremecer la aún más, pues al haber perdido la vista y habla no podría pedir ayuda.

Gritaba desesperadamente por piedad, ya que sentía a los animales acercarse, escucho al cuervo tratar de intimidar a los perros para que alejaran de su presa, pero en cambio escucho como lo despedazaban sintiendo el placer de los animales.

Entonces también sintió como el animal se abalanzaba encima de ella, tirándola, el dolor de la primer mordida, seguida de más y como chorreaba su sangre a mares.

Pero algo cambio, pronto se vio a si misma tendida en el suelo, compartiendo dos puntos de vista, el primero como si ella fuese el animal. El cuál fue el que más disfruto.

La segunda perspectiva, murió por su propia mano. Siguió mordiendo y arañando, arrancando pedazos de carne, saboreando cada gota de sangre, las sensaciones eran indescriptibles tanto que las describió como placenteras.

Entonces, fue que miro más detenidamente a la persona que masacraba, la cabellera rubia ahora era negra y los ojos azules eran café.

Horrorizada cayó en cuenta que era Merlina, en su cuerpo no había más vida, ese brillo se había disipado, miro a sus pies pues el frio que sentía era inmenso, había nieve endurecida bajo la sangre y el cuerpo de su esposa.

La desnudez abrazaba a ambas.

Despertó agitada, más que una pesadilla había sido un maravilloso sueño, aún sentía  como el corazón le martilleaba en el pecho.

Le dedico una mirada a las finas facciones de su esposa que aún dormida se encontraba realmente bella. Le tomo del rostro sintiendola tan fría como el cadáver de sus sueños.

Se acomodo entre las sábanas nuevamente, abrazando a aquella mujer, vio hacia el techo volviendo a caer en sueño.

Dónde lo último que recordó fue una nueva visón.

El calor abrazador lleno el lugar, no había escapatoria, el fuego la consumió, como el deseo carnal que había despertado en ella.

Pero en lugar de quemarla y matarla al instante con un tortuoso sufrimiento, la llamarada la liberaba, el rugido de un animal sono con tanta ferocidad que al alzarse, la tierra tembló con su presencia.

Extendió sus alas y volvió a soplar el hálito de fuego. Esa criatura tan majestuosa era un dragón.
 

Stammi Vicino (Wenclair)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora