Dos hombres altos, fornidos, y malos. Un pelinegro y un rubio platinado. El primero era de estatura promedia, pelinegro, ojos algo hundidos y con ojeras. Sus ropas algo mas elegantes y en mejor estado que el otro presente. En su cuello colgaba la joya de la corona, y que había pertenecido a la familia real por generaciones. Una sonrisa diabólica se asomaba en sus labios, que eran protegidos por su varaba de candado perfectamente arreglada y perfilada. Su mirada fría y sombría miraban con malicia a la chica que tenían enfrente.
El segundo. De estatura alargada. Porte no tan intimidante, pero lo compensaba con su escrutante mirada. Ropas de batalla y en su lado izquierdo tenia la insignia del clan oscuro. Su cabello rubio algo despeinado, y era difícil no ver las entradas que se hacían en él. Miraba con la misma maldad a la chica, pero seguía las ordenes del hombre a su costado.
La chica tragaba pesado. Su saliva dolía al tratar de pasar por su tráquea. El temblor en sus manos era casi evidente para los espectadores. Por dentro era un tornado emociones. Arrasando con la poca cordura que le quedaba. Le tenia pánico. Tanto era el miedo que le causaba el desvelo por las noches. Cada mal, daño, golpe e insulto se repetía exactamente igual en su cabeza. Trataba de mantenerse de pie ahí parada. Enserio lo intentaba. Ponía todo de si para no sucumbir a sus deseos de solo tirarse a llorar. Ella no era así. Ella era fuerte. Ella era, Astrid Hofferson.
El primer hombre. El traidor de la corona. El gobernante de Halloe. Se acerco a paso firme y seguro a la chica. Astrid controlo sus temblores como toda una experta. Una vez el hombre estuvo frente a la chica, soltó una risilla, mientras la miraba con autoridad. Subía su mano, hasta que esta su detuvo en el mentón de la rubia. Cuando tenía en su posesión esa parte de la chica, la apretó entre sus dedos. Con fuerza levanto la cara de la chica, para así obligarla a que lo mirara.
Los orbes azules de ella lo estrangulaban. Ira, miedo, confusión, pánico, odio. Era lo único que en sus ojos reflejaba. En cierta parte el pelinegro si llegaba a tenerle miedo. Sabia que ella en cualquier momento podría revelarse. Por eso se mostraba autoritaria e imponente ante ella, causándole temor a la chica. Y lo lograba, lograba que aquel miedo se instalara en ella. Quien ya poco resquicio de saber quien era ella quedaba en su interior.
-Hiciste un buen trabajo...Hija...-su voz hizo temblar a la chica. Pero no lo dejo notar. No se dejaría a dar a notar.
-Solo hice lo que me pidió...Padre...-
-Me siento orgulloso...ahora ve con los demás...nosotros nos ocuparemos de aquí en más...hiciste tu trabajo...-dio esa orden, y ella simplemente asintió.
Di media vuelta hasta llegar hasta tormenta. Le dio una caricia en su hocico para calmarla. Cuando estuvo tranquila se acerco hasta la silla y subió a ella. Estaba a punto de dar la vuelta y regresar con el grupo Cuando el pelinegro llamo su atención.
-Cobra tu venganza...él está en el ruedo...-
-El...él está ahí...-
-Claro querida...Mátalo...-ordeno y no fue necesarias mas palabras para que la ira en la rubia acrecentara a creces. Salió de ahí a un trote firme por parte de Tormenta con punto fijo a buscar al causante de una muerte.
-Dejaras que lo mate...-pregunto el rubio detrás del rey.
-Solo necesito a uno...me quedare con el que sobreviva...-dijo sin más girándose para encarar al rubio y guiarlo al rumbo que buscaban. Colina arriba.
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-Ay no ya nos descubrieron...vamos a morir....todo por seguirlos hasta aquí...creo que prefieren haber muerto ala que acá en medio de todos los malos...y todo por hacerle caso...estúpido Hiccup...-
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†☽-HALLOE-☾†
FanfictionLa sagrada tierra que se esconde de la visita de extraños. Guardando tanta belleza entre sus imponentes muros. Las impolutas montañas, que el sol va tocando al paso que nace desde el horizonte. Bañando de esplendor la tierra La tierra de que reclam...