La brisa de la mañana, tenia un solo propósito en ese momento, y era llevarse cada pesar y cada dolencia de sus habitantes en el Midgard. Aun sin rastros del sol naciente, ya empezaban sus labores los que tenían que salir de madrugada. Pequeñas aves eran las únicas despiertas en esos momentos, en la zona en donde el sol aun no salía, permaneciendo aun en la penumbra de la madrugada. Una hermosa chica yacía en el suelo, reposando de aquella tortura que sufrió la noche anterior...
Su cabello rubio cubría parte de su rostro. Sus mejillas que en algún momento fueron blancas y un tanto sonrosadas, hoy ahora eran cubiertas por unos tonos morados y algunas líneas secas de sangre. Sus largas pestañas adornaban sus hinchados ojos, y casi se podía percibir el brillo de lagrimas en estas mismas. Sin ninguna manta que la protegiera de aquella fría mañana, mas lo frio que estaba el duro suelo y los barrotes de la celda, simplemente despertó.
De sus ojos escurrieron lagrimas que se habían retenido. Y una vez estas terminaron su recorrido por aquellas lastimadas mejillas, llevándose una leve coloración roja por la sangre, simplemente dejaron a aquellos ojos ser tan azules. Que cualquiera pensaría que fueran un simple sueño y visión. Que escondían tanto pasado y misterio así mismo como dolor y tristeza.
La dueña de esos mismos ojos se incorporo poco a poco logrando quedar sentada recostada en la pared. Los barrotes de la celda algo grises y oxidados por el paso del tiempo, la protegían de lo de afuera de ella. La única luz que entraba, era por unas rejillas en lo alto de la pared....
Con cuidado se trato de poner de pie, pero cayo al primer y segundo intento. De tanta frustración y ruidos que salían de su boca por la ira que empezaba a crecer, no escucho los pasos que se venían acercando. Unos firmes brazos la sostuvieron en el aire, antes de que ella misma tocara el duro suelo.
Miro hacia él que la sostenía. Sus mecanismos de defensa simplemente se relajaron, y dejo que el soldado la sentara en una silla que había en la habitación. Le tendió una toalla y una pequeña bandeja con agua. La rubia con dolor aun en su entumecido cuerpo, comenzó a limpiar su rostro. Dando uno que otro quejido por el dolor, al pasar el trapo húmedo por sus heridas.
-El señor la busca...tiene trabajo para usted....-Trato de ser lo mas suave con su voz, pues se sentía empático por el dolor que sufría su jefa.
-En un momento iré....-dijo con voz firme y neutra, el chico simplemente asintió, dio una ultima ojeada al lugar y a la chica, y sin mas se retiró...
La pequeña rubia, simplemente suspiro, dejando ir algo de su frustración con el aire que salía de sus pulmones. Mas humedad se acumulaba en sus hermosos zafiros. Pero ella era dura consigo misma, se reprimía el simple sentir. Por lo que su rostro volvió a tomar su postura firme y dura.
Tan absorta en limpiar su sucio rostro, no presto atención a lo que pasaba a su alrededor. Pequeños destellos blancos se mezclaban con los rastros de el sol que empezaba a nacer. La chica solo volteo los ojos. No era sorpresa alguna lo que veía, es mas, lo esperaba y al mismo tiempo lo detestaba. Aquellas mismas luces y aquella misma voz, se le habían estado presentando durante los últimos tres años....
Estas mismas la visitaban después de una larga noche de tortura, con el propósito de sanar su adolorido corazón. Tanto así como sus heridas superficiales, la dejaban como nueva, sin rastros de todo lo que tenia que vivir. Sin rastros de que su vida era una miseria...
Esa era la rutina de cada mañana y seguirá siendo, hasta nuevo aviso...
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-Se que pronto saldremos de aquí...lo sé....-hablaba para si mismo un pelinegro, hombre que ya tenía encima los años de lucha que ha tenido que pasar...
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†☽-HALLOE-☾†
Fiksi PenggemarLa sagrada tierra que se esconde de la visita de extraños. Guardando tanta belleza entre sus imponentes muros. Las impolutas montañas, que el sol va tocando al paso que nace desde el horizonte. Bañando de esplendor la tierra La tierra de que reclam...