Capítulo: III

220 15 2
                                    

Capítulo: III

Princesa Zelda, rencarnación de la diosa Hylia...

Ha llegado la hora de tu despertar.

Más no temáis, princesa, pues no estaréis sola.

Vuestro elegido, el joven con ojos de una bestia orgullosa y cuya alma rebosa de un valor infinito estará allí para ayudaros.

Y juntos, cumpliréis vuestra misión.

------------------------------------------------------------------

La princesa despertó esa mañana en su cama, alrededor de un mar de sudor.

Estaba confundida, hasta donde podía recordar la noche anterior ella se había ido a la biblioteca real y luego de desmayarse por aquél agudo dolor que recorrió sobre su mano derecha, no recordaba nada más. Zelda, al recordar, el dolor la noche anterior en su mano, rápidamente la sacó de debajo de las sábanas para encontrarse un guante blanco en su mano derecha. Confundida, estuvo a punto de quitarse aquel guante blanco de seda, pero más grande fue su sorpresa cuando su nana Impa, la sheikah, impidió eso en cuestión de segundos al colocar su mano sobre la de Zelda.

-No lo hagas. -dijo Impa mientras la miraba a los ojos con una mirada seria. -No debes dejar que nadie vea esto, ¿entiendes? -Zelda asintió e Impa relajó levemente la mirada sobre su protegida. -Bien, hablaremos sobre este asunto cuando vuelvas de clase.

Impa salió de la habitación de la princesa, dejándola más confundida que antes, pero con un leve alivio al saber que había sido ella quien la había encontrado en la biblioteca en vez de algún guardia, soldado, su padre o incluso su madrastra. Suspiró levemente y se levantó de la cama para tomar su uniforme de su colegio que estaba encima de su cama que previamente alguna doncella habría sacado. Se vistió tranquilamente mientras tarareaba aquella nana que su madre e Impa solían cantarle y en serenidad se cepilló su cabello, algo que le encantaba hacer ella sola pues le daba una paz inimaginable. Al terminar, abrió la puerta de su habitación con su mano derecha aun cubierta por aquel guante, lo miró de reojo y con paso decidido y haciéndole caso a su nana, fue firme hacia el comedor real y fingió que todo era un día normal y corriente.

-------------------------------------------------------------

Link se encontraba dormido en su clase de Historia mientras su profesor explicaba la historia de la fundación del reino de Hyrule. No había podido dormir bien debido a aquella voz que lo perseguía en sus sueños. Sus amigos, Pipit y Karane, se turnaban para intentar hacer que el rubio hyliano se despertase sin éxito alguno.

-¡Link!-exclamó el maestro Buhel tirándole un trozo de tiza al mencionado, quien rápidamente se despertó.

Mientras toda la clase reía por tal acción, Link despertaba dando casi un brinco al sentir la tiza rozarle. Los demás profesores podían hasta ignorar cuando algún alumno se durmiese en clase, ¿pero Buhel? Buhel era capaz de asesinar a cualquiera, sobre todo si de su protegido se tratase.

Pipit no podía evitar reír con la típica escena de todos los días mientras que su novia Karane murmuraba un ligero "idiota". ¿Para qué tener amigos si tenías a Pipit y Karane? Se solía preguntar Link. Apostaba que eran más idiotas que el trío ese de aquella saga de libros del niño mago que su hermana adoraba leer repetidas veces.

-Antes de acabar, he de dar un anuncio. -dijo Buhel acercándose al escritorio y sacando un bulto de hojas de papel de su maletín. – En dos semanas iremos de excursión a la capital por el festival de las Diosas, donde por primera vez nuestra querida princesa dará su primer discurso ante el pueblo como se acostumbra desde hace siglos. Creemos que así conoceréis mejor las leyendas de Hyrule tanto su mitología como religiones, así que la asistencia es obligatoria. ¿Alguna pregunta?-preguntó el maestro y suspiró cansado al ver la mano de cierto alumno alzarse.-¿Si, Groose?

The Legend of Zelda: The Lost Legend (ZeLink)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora