Capítulo: XI

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Capítulo XI:

Link siempre era el primero en levantarse en las mañanas, incluso desde que habrían dejado Kakariko. Para cuando Zelda despertaba, este ya habría vuelto de hacer ejercicio, se habría duchado y ya le habría traído el desayuno a la princesa. Esta vez no fue diferente, salvo que esta vez en la pequeña mesita de noche junto con sus galletas y café de máquina, habría una princesa de la calma. Aquello hizo que el corazón de Zelda se enterneciese, más con el hecho de que Link recordase cuál era su flor favorita. Nadie nunca tenía en cuenta todos aquellos detalles, a decir verdad incluso dudaba de que su padre alguna vez supiese cuál era su flor favorita.

Justo en eso Link estaría saliendo del baño ya vestido con su muda de ropa limpia a la vez que se colocaba su sudadera verde. Al ver a Zelda ya despierta, simplemente sonrió para así acercarse a la princesa quien estaría sentada en la cama y besar dulcemente sus labios, murmurando un pequeño "buenos días" que hizo que la princesa riese dulcemente igual.

-Tenemos hora y media hasta que tengamos que irnos.-dijo Link mientras se sentaba al lado de la princesa y le robaba una galleta para así comérsela él.-Así que tú tranquila, tenemos tiempo.

Zelda asintió levemente, para así empezar a desayunar tranquila. Aunque a decir verdad, no tenía muchas ganas de irse de allí. No era solo por el largo camino hasta la Montaña de la Muerte, que con solo pensar en eso ya se le cansaban los pies, si no también en que aún pensaba en que hacía tan solo un par de días se habría convertido en oficialmente la novia de Link y quería disfrutar de un poco más de eso, tener tiempo a solas y simplemente disfrutar un poco como si realmente fuesen una pareja normal. Y ya no solo se refería a ser una pareja normal sin contar todo lo que estarían viviendo, pero también sin tener en cuenta sus estatus sociales. ¿Qué garantía tenían de que después podrían disfrutar de su relación como dos adolescentes normales? Al fin y al cabo, Zelda seguía siendo la princesa y futura reina y aunque era verdad de que no hubiesen restricciones a la hora de elegir con quién quería estar, porque esto afortunadamente ya no era la edad media ni nada por el estilo, habría mucha presión por parte de la corona y sobre todo los medios.

Una vez terminó de desayunar, Zelda fue a darse una ducha y vestirse. Al salir, se terminó de arreglar haciéndose una coleta alta, para luego coger las mochilas junto con Link y salir del hotel no sin antes devolver Link la llave. Se fueron detrás del edificio, para que así nadie los mirase invocar la moto hyliana y luego empezar con el recorrido. No estarían mucho tiempo en la carretera, ya que habrían acordado ir por el sendero viejo caminando.

Una vez a los lejos Link empezó a ver muchos camiones militares junto con autos con el emblema de la familia real, dando a entender de que se trataba de la guardia real, dio un brusco giro por el cual por poco él y Zelda casi se caían, menos mal que Zelda se aferraba con toda su fuerza al abdomen del mayor. No le quedó de otra que salirse de la carretera, haciendo que la moto fuese por el brusco y tumultuoso camino de tierra seca que caracterizaba al cañón de Eldin. Lo malo era que las llantas de la moto hyliana no parecían ser todoterreno, por lo cual era más incómodo conducir por esas tierras. Link simplemente gruñía molesto, sintiendo las manos de Zelda aferrarse a él y la cabeza de la chica oculta en su espalda. Estuvo conduciendo así por una hora más hasta que empezaron a ir cuesta arriba, sintiendo cómo a la moto le costaba más ir pendiente arriba. Suspiró cansado, para así frenar poco a poco y detener la moto. Una vez ayudó a Zelda a bajar y guardaron los cascos, la princesa hizo desaparecer la moto para así ambos empezar con el recorrido a pie.

El camino era agotador, lleno de piedras que hacían que hasta el senderista más experimentado se tropezase. Tampoco ayudaba que el sol les estuviese dando de frente, haciendo que se agotasen más rápido, incluyendo a Zelda quien se sentía que en cualquier momento iba a desfallecer. Link disminuía la velocidad a la que caminaba para así ir a la par de Zelda y ayudarla cuando parecía que esta se fuese a tropezar. La verdad es que con lo difícil que estaba siendo aquel sendero descuidado le daban ganas de decirle que mejor se fuesen al que conocía todo el mundo, pero hubo un momento en el camino que lograron ver parte del sendero y este estaba lleno de militares. Menos mal que los militares no los vieron al estar en un risco más alto, pero no por eso no podían evitar sentirse ansioso. Ganondorf cada vez estaba pisándoles más los talones y temían que los encontrase pronto.

The Legend of Zelda: The Lost Legend (ZeLink)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora