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- lo siento tanto - susurró la alfa llegando hasta Camila con sus mejillas sonrojadas y su cabello revuelto mientras varías gotas de sudor adornaban su rostro dejando ver cómo su ceño estaba profundamente fruncido - resulta que por más extraño que parezca no tenemos pañales para cachorros tan pequeños como Macarena así que me tocó ir al supermercado que queda a diez cuadras de aquí y acabe de comprobar que mi condición física es un completo asco, siento que en cualquier momento voy a terminar vomitando mis pulmones - puchero extendiendole la bolsa a la Omega que la tomo entre sus manos jugando un poco con ella tratando de calmar su nerviosismo

Porque a Camila se le hacía tan extraño ver a una alfa actuar así, tan tranquila y dócil

¡Oh, diosa Luna!, ¿acaso esa alfa estaba haciendo pucheros?

- gracias Lauren - susurró mirándola tan solo un par de segundos antes de apartar la mirada hacía su cachorra que balbuceaba cosas sin sentidos recostada sobre el colchón - prometo...pagarte esto, a penas tenga algo dinero yo...

- no hace falta - se apresuró a responder la mayor con una pequeña sonrisa en sus labios que permitía ver sus encías haciéndola lucir adorable a la vista de cualquiera que la viese  - tómalo como mi primer regalo para la pequeñeja

La omega asintió sin saber que más decir resultandole sumamente difícil intenter mantener algún tema de conversación con la alfa

Con cualquier alfa en realidad.

Y era de esperarse que fuese así, porqué el primer contacto que estuvo en su vida con un alfa había sido con su padre, un tipo robusto y alcohólico que los pocos días que tenía la desdicha de verlo en casa solo era para golpear a su madre y exigirle dinero.

Quizás esa fue una de las razones por la que la Omega se aferró al primer alfa que le trató bonito, ignorando por completo todas las banderas rojas que se alzaban alrededor de este mientras hacía oído sordos ante la horrible reputación de la que era dueño

Porque para Camila cabello, Shawn Méndez era el alfa perfecto.

Un castaño extremadamente guapo, capaz de robarte el aliento con esa mirada feroz, su nariz respingada y labios pomposos que hacía que cualquier Omega estuviese a sus pies. Y Camila cabello no fue la excepción, solo bastandole obtener del alfa una mirada junto a una sonrisa ladina para dejarse envolver en aquel huracán que casi la destruye por completo.

- Bueno - tarareo la alfa trayendo consigo a Camila de los abrumadores pensamientos de su mente dejándola nuevamente en el presente en dónde podía ver como aquella pelinegra estaba de pie junto a ella con sus orejas, mejillas y cuello teñidas de un furioso rojo - ¿Quieres que te ayude en algo más? puedo cambiarle el pañal a Macarena para que puedas darte una ducha, además no tienes por qué preocuparte de que pueda hacerlo mal, no se si lo olvidaste, pero soy pediatría y los niños se me dan muy bien

- no quiero molestar - respondió suspirando sonoramente - ya hiciste mucho por mi al traerme los pañales

- no es ninguna molestía, para mí sería todo un honor poder pasar unos segundos con esa bolita de amor - susurró mirando a Macarena que ya tenía sus grandes ojos verdes sobre ella - ¿a que si eres la cachorra más linda del mundo? Mmmhhh - para sorpresa de Camila la bebé chilló en emoción dejando ver sus rosadas encías junto al único diente con el que contaba moviendo sus bracitos de arriba hacía abajo.

- está bien - musitó girandose un poco para acercarse unos pasos hasta la cama apuntando con uno de sus dedos el conjunto de ropa que ya había sacado para la cachorra - aquí está lo que le debes colocar, aunque quizás debas saber que Macarena odia cuándo se le colocan las calcetas, así que quizás puede que llore un poquito

- no te preocupes, no es nada que no pueda solucionar

Camilla asintió en respuesta quedándose ahí parada mirando atentamente como al alfa se acercaba hasta a Macarena apartando el rebelde flequillo de su frente antes de pellizar ligeramente su mejilla

- ¿Que esperas? - canturreo la alfa sintiendo las manos de la cachorra tirar de su cabello antes de fingir una mueca de dolor sobre sus delicadas facciones - anda a darte una ducha, te aseguro que cuidare bien de la pequeñeja

- okey - susurró más para ella misma que para la alfa, tardandose un poco en buscar entre su equipaje su toalla, cepillo de dientes junto a su ropa interior, un pantalón de chándal y un suerte que era el doble de su tamaño - ¿Donde....donde queda el baño?

- al fondo a la derecha, es la única puerta de color negro que vas a encontrar

La Omega miró por un par de segundos a la alfa antes de abandonar la habitación, caminando con pasos apresurados por aquel largo pasillo, guiándose por las indicaciones de la mayor, no constandole mucho encontrar lo que buscaba, tomándose un par de segundos para tocar la puerta cerciorandose así de que nadie estuviese usándolo antes de tomar el pomo con sus manos, girarlo hacía la derecha y darse paso al pequeño baño que contaba con un retrete junto a una pequeña ducha, solo bastandole alrededor de diez minutos para estar lista con su cabello húmedo mirando su reflejo en el pequeño espejo que descansaba en la pared pudiendo ver como su pómulo era cubierto por una mancha amarillenta que se esparcía hasta uno de sus ojos.

Dios, se veía tan terrible

Entonces se dió cuenta de que Shawn siempre tuvo razón y ella no era una Omega bonita, no tenía nada que la hiciese destacar de las demás.

Su abdomen no era demasiado plano

Sus pechos demasiado pequeños

Sus piernas muy cortas

Y su rostro era lo que más odiaba con mejillas regordetas, labios gruesos y ojos carente de brillo, Camila se sentía la Omega más horrible del mundo

"Basta, basta"  se susurró así misma apartando la vista de su reflejo, tomando entre sus manos sus cosas y yendo directamente a su habitación encontrandose con la imagen de la alfa balanceándose de un lado a otro con su cachorra recostada sobre su pecho mientras tarareaba lo que parecía ser una canción.

***

Cap sin editar.

Tengan bonita noche ❤️

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