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La Omega mantuvo sus sentidos alertas todo el tiempo que duró el viaje, aferrando a su cachorra contra su pecho mientras exponía la presencia de su lobo en el iris de sus ojos sintiéndose aterrada con la esencia del alfa que estaba a su lado.

Su olor a ceniza colandose en su sistema haciendo que su garganta se cerrará y le fuera casi imposible poder respirar con normalidad sintiendo la necesidad de encogerse en su lugar y sollozar en busca de refugio.

En busca del abrigo de su alfa.

De aquel que era el culpable de los golpes que adornaban su rostro y los temores que inundaban su corazón.

Su omega aún estaba aferrada al que por más de ocho años fue su alfa, por el que la clamo y marco como suya, uniéndose a él a través de aquel lazo que se materializaba en una mordida en su cuello.

Una mordida que la unía aquel hombre al que tanto temía y necesitaba.

Una vez que el autobús se detuvo en la estación y la Omega pudo bajarse del gigantesco vehículo respirando así aire no contaminado con la esencia del alfa, sintió su cuerpo perder tensión mientras apoyaba la palma de su mano contra la cabeza de su cachorra, acercandola más a su pecho arrulandola despacito e inhalado el dulce aroma de su bebé.

- perdóname - susurró con voz temblorosa mirando alrededor para empezar a caminar rápidamente por medio de aquel mar de gente con su corazón acelerado y los nervios a flor de piel

Rapido

Rápido.

Se repetía así misma una y otra vez con la Esperanza de poder recorrer todo ese lugar en el menor tiempo posible, lamentándose terriblemente al exponer a su pequeña hija a esa situación mientras se odiaba por ser una mala madre.

Por ser tan débil, por no saber defenderse, por permitir que la aislara de su familia, amigos.

¿cuándo dejó que todo llegase hasta este punto? Camila no lo sabía con certeza, de lo único que era consciente fue de verse completamente sumergida en medio de tanta violencia que por un solo momento llegó a sentirlo tan normal como le era respirar.

Los golpes, insultos, abusos y humillaciones eran su pan de cada día. En donde la palabra de su alfa era la ley y en la que ella solo era un objeto que solo estaba para servirle y complacerle.

Como si el fuera el rey y Camila su esclava.

- ya todo acabo, estoy bien, estas bien, ya no habrá más golpes y gritos, solo seremos tu y yo ¿Esta bien? - musitó consolando a su cachorra mientras sacaba de su bolsillo en pedazo de papel viendo la letra temblorosa de su mejor amiga Alexa con la dirección de un refugio para omegas maltratadas, para omegas como ella

"- Toma un taxi y entregale esto al conductor, por el pago del transporte no te preocupes, los del refugio se encargan de eso por ti, tú solo tienes que llegar hasta ahí, ellos te ayudarán - susurró con voz temblorosa la mayor atrayendola a su cuerpo para un abrazo, besando su cabeza mientras frotaba su espalda en forma de consuelo, manteniéndose así por un par de minutos antes de alejarse para mirarla a los ojos - no te olvides de llamarme, cuídate mucho Camila

- gracias Alex - susurró la menor permitiendo que varias lágrimas salieran de sus ojos sintiendo prontamente su cuerpo quedando rígido al percibir  la presencia del que era su alfa demasiado cerca haciendo que se alejara instintivamente de la rubia regalándole una última sonrisa para después girar su cuerpo topandose con el gesto furioso de su alfa

- no es momento para socializar Camila, debo volver al trabajo a las 2:00 y tu solo estás aquí perdiendo el tiempo en vez de terminar con las compras de la semana

- lo siento

- en la casa lo arreglamos - Camila tembló recibiendo en brazos a su cachorra sin atreverse a darle una última mirada a Alexa, dejándose guiar por la mano en su cintura por el pasillo del super mercado sabiendo perfectamente lo que le esperaba al llegar a casa"

- Joven ¿Si va a utilizar el servicio? - preguntó el conductor sacando a la Omega de sus pensamientos viéndolo con ojos grandes y brillantes tragando en seco titubeando un poco mientras asentía con la cabeza como respuesta - entonces suba por favor

Camila suspiró para sentir el aroma de aquel hombre

Beta, era un beta así que estando un poco más segura abrió la puerta del carro subiendose con su cachorra y dejando el pequeño bolso a su lado respirando pesadamente cuándo la voz del beta inundó el lugar

- ¿A qué dirección se dirige?

- aquí por favor - respondió entregándole el papel para después apoyar su cabeza contra la ventana alejándo a la cachorra de su pecho para mirar su bonito rostro sonriendo chiquito al ver sus mejillas sonrojas mientras un hilo de saliva se escurría por sus labios mirando atentamente a la Omega que no pudo aguantar las ganas de frotar su mejilla contra la cabecita de la bebé marcandola con su olor. Dedicando todo el tiempo que demoró el viaje a consentir a su pequeña llenándola de besos, palabras dulces y caricias.

- señorita, ya hemos llegado

- oh - musitó Camila removiendose en el lugar tomando de una mejor forma a su cachorra entre sus brazos, apresurandose a abrir la puerta para salir del auto mirando nerviosamente al beta

- son 50 dólares

- yo, espere por favor un momento, necesito..... necesitó pedir el dinero

- ¿Pedir el dinero?¿Acaso usted no tiene? - la Omega bajo la cabeza sintiendo su labio inferior temblar inquietandose un poco ante el tono de voz que estaba usando el hombre en ella

- lo siento, solo deme un momento y....

- de aquí no se mueve hasta que no me pague mi carrera

- solo....solo tengo que tocar, yo

- una mierda, quiero mi dinero ahora mismo si no le juro que....

- ¿Que está pasando aquí? - preguntó una dulce voz a espaldas de la Omega haciendo que sus músculos se tensaran al percibir el fuerte aroma a bosque llegar hasta su nariz

Alfa

Alfa, era una alfa

- está mujer de aquí que no quiere pagar

- mentira - susurró como pudo alterandose un poco más cuando su cachorra amago a llorar - yo solo le pedí que me esperará.....no pensaba irme sin pagar yo no soy así

- ¿Cuanto es?

- 50 dólares  - la alfa inhaló sintiendo su nariz picar un poco ante el olor a histeria que emanaba la Omega y su cachorra así que sacó apresuradamente del bolsillo de su pantalón un par de billetes avanzando unos cuantos pasos hasta posarse frente al conductor  extendiendole el dinero con su ceño fruncido

- Largo - gruño despacio con sus ojos centellando en ámbar haciendo que el beta se removiera nervioso se subiera en el auto y se fuera de aquel lugar dejando a la Omega sola con su hija  y aquella alfa

- no me vaya hacer nada, mi cachorra por favor...

- hey - exclamó con voz calma la pelinegra girando un poco su cuerpo para enfrentar la mirada asustadiza de la Omega - no te voy a lastimar ¿Okey?

- mi cachorra

- tu y tu cachorra están a salvo ahora, lo prometo - suspiró suavizando su aroma manteniendo sus manos a la vista de la omega para demostrarle que no corrían peligro con ella - ¿Vienes a quedarte en el refugio? - preguntó a lo que la menor asintió como respuesta manteniendo su lobo despierto y a la defensiva - perfecto, entonces permíteme presentarme, soy Lauren Jauregui, la pediatra encargada de asistir a los cachorros del centro, me puedes decir tu nombre y el de tu preciosa bebé?

- Camila, Camila cabello  - titubeó la castaña- y ella es Macarena

- Macarena, bonito nombre para una cachorra tan adorable - exclamó sonriendo al escuchar una pequeña risa de parte de la bebé que miraba encantada a la alfa frente a ella - ¿Les parece si entramos? Esta haciendo algo de frío, además a esta hora están sirviendo chocolate caliente junto a un rico croissant.. ¿Que dices Camila?

- yo....bueno, okey....

cicatrices Donde viven las historias. Descúbrelo ahora