Adaptarse a aquel lugar estaba resultando más fácil para Camila de lo que pensó, las personas eran realmente amables y atentas con ella y su cachorra, no existiendo un día en dónde no estuviese rodeada de otras omegas e incluso de la alfa que siempre se encargaba de visitarla todas las mañanas llevándole fresas, malteadas, cupcakes, tartas, pasteles de pescado, platanitos o cualquier comida que encontrará en su camino hacía el refugió. Y es que para Lauren era inevitable no relacionar todo con Camila Y Macarena
Porque aquella preciosa Omega de lindos ojos que se asemejaban a un par de luceros brillantes junto a su cachorra se habían clavado muy dentro de su pecho haciéndola sentir una terrible necesidad de cuidarlas y mostrarle las cosas más bonitas del mundo. Siendo esa una de las razones por la que estaba parada tímidamente en el umbral de la puerta que conectaba a un bonito patio mirando a la castaña arrullar a su cachorra entre sus brazos mientras dejaba que los rayos del sol besaran delicadamente su piel dándole ese toque un poco más bronceado que había adquirido desde hacía un par de días atrás.
Y es que a pesar de que solo habían pasado algunas semanas (dos como muchas) Camila se veía muchísimo mejor que cuando llegó, sus mejillas estaban un poquito más rellenas y rosas, los moretones en su rostro habían desaparecido por completo, su piel pálida ahora estaba levemente bronceada y su confianza parecía crecer cada día más.
¡oh! Y Camila no se había percatado de lo encantada que tenía a la alfa al verla así, tan libre, un poco menos ansiosa y sobre todo tan sana.
¡Joder! A Lauren le gustaba, le gustaba más de lo que le gustase admitir.
Sintiendo su corazón latir rápidamente entre su pecho mientras los nervios se apoderaban de cada parte de su cuerpo la alfa apretó entre sus manos el pequeño peluche de un pingüino que se atrevió a comprar ayer en la tarde después de que acepto acompañar a su madre Omega a comprar un par de cosas al centro comercial escuchando como está se quejaba por el poco tiempo que compartían juntas últimamente
"Ya no quieres a tu madre - había musitado con un puchero en sus labios mirando a la alfa con angustia
- no digas eso mamá, yo te adoro con mi alma y lo sabes - susurró - creó que no ha sido bueno que sea tan consentidora contigo mmh, solo han pasado una semana desde que nos vimos la última vez y ya estás pensando que deje de quererte
- es difícil para mí saber que mi cachorrita no es tan cachorrita como mi lobo creé
- siempre seré tu cachorra y siempre, siempre necesitaré de ti. Ahora quita esa carita de tristeza y vamos de compras, por el dinero no te preocupes, yo pagaré por ti - la Omega sonrió grande dejando ver sus brillantes dientes mientras posaba una de sus manos sobre la mejilla de su hija sintiendo cómo su corazón se llenaba de calidez
- sin duda alguna tengo a la mejor hija del mundo
- y yo a la mejor madre" - susurró pellizando la nariz de la Omega antes de empezar a caminar por todos los almacenes del centro comercial viendo cómo su madre se tomaba el tiempo suficiente en escoger cada cosa que quería verificando una y otra vez que el precio no fuera demasiado excesivo porque aunque Clara Jauregui sabía que su hija estaba bien posicionada económicamente gracias a su trabajo no le gustaba abusar de su buena voluntad. Y así fue como al llegar la noche la Omega termino con un conjunto de ropa nueva, un par de zapatos y algunos cactus que usaría para darle vida al pequeño jardín que había empezado a construir con dedicación en su patio trasero y con una promesa de su Hija en ir a cenar con ella el viernes.
- okey, vamos no es tan complicado - se alentó así misma la alfa empezando a dar pequeños pasos a la Omega que hasta ese momento había estado ignorante de su presencia solo percatándose cuándo Macarena solito un pequeño chillido de felicidad al tener en su campo de visión a la pelinegra
- Jauregui - susurró tímidamente la Omega con voz calma regalándole una de esas sonrisas chiquitas en la que solo las esquinas de sus labios se elevaban mientras sus ojos se entrecerraban un poco
- Camila - exclamó en forma de queja suspirando pesadamente sosteniendo con una sola mano el peluche de pingüino para poder desocupar su otra mano y llevarla dramáticamente a su pecho - dime qué tengo que hacer pasa que no seas tan formal conmigo? Con Lucy , Verónica y Ally no lo eres, no es justo.
- lo siento - canturreo divertida al ver el puchero en los labios de la mayor - prometo ser más informal contigo Lauren
La alfa sonrío.
Camilla se sonrojó.
- así está mucho mejor, me gusta - dijo satisfecha la alfa antes de arrugara su entrecejo al escuchar los pequeños sollozos que escapaban de Macarena - ¡oh! No, no cachorrita no llores mejor mira lo que traje para ti. - extendiendole el peluche a la bebé vió encantada como lo tomaba entre sus pequeñas manitas enterrando su nariz en el dejando solos sus ojitos de Bambi a la vista - ¿donde esta la cachorrita? - exclamó soltando un jadeó falso mientras "Buscaba" a Macarena que al parecer había entendido el pequeño juego de la alfa porqué apartó de su rostro el peluche soltando una pequeña risa al sentir su mejilla ser acariciada por Lauren quien con suma delicadeza le susurró un "te encontré"
- Gracias - murmuró Camila después de unos minutos de estar viendo la interacción de la alfa con su cachorra - por...por el regalo para Macarena
- de nada, yo solo..... - balbuceó Lauren alejándo su mano de Macarena para rascarse la parte de atrás de su cuello mientras un bonito tono bermellón se apoderaba de sus mejillas - lo vi y pensé en Macarena.....
- Es demasiado buena con Macarena y conmigo.... - suspirando nerviosamente la Omega humedeció sus labios un poco al sentirlo resecos - en realidad es una buena alfa Lauren Jauregui
***
Cap recién escrito, perdón si encuentran errores