Capítulo VIII.

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Capítulo VIII.

Armando se queda sorprendido al escuchar que Marcela quiere hablar con él. Voltea y la mira extrañado...

A: tú y yo nada tenemos que hablar Marcela.

MV: Armando, te veo muy feliz con esa mujer, jamás te vi así conmigo, ¿por qué no me quisiste? ¡¡si yo vivía por ti!!, te aguanté todo, nos íbamos a casar.

A: ¡basta Marcela! eso es pasado y ya lo hablamos, no queda nada por decir.

MV: tanto te molesta que te hable.

A: perdóname, quedé tan harto de esa relación, que prefiero no hablar más contigo sino es de tus acciones, ya no laboras en la empresa y no tenemos asuntos que tratar. Prefiero quedarme con los bonitos recuerdos y nada más.

MV: veo que condenas lo que tuvimos, para mí es lo mejor de mi vida, esos momentos que vivimos juntos.

A: No es eso... simplemente quiero evitar malos recuerdos... y tú me recuerdas esos momentos de gritos en la empresa, reclamos todo el tiempo, llamadas insistentes, mensajes en mi contestadora, fuiste tan asfixiaste Marcela, y tan manipuladora que de verdad ya no quiero más eso, ahora te dejo, adiós.

MV: ¿y cómo querías que no te reclamara? si no me dedicabas tiempo, no querías verme, no querías besarme, ¡¡y que decir de hacer el amor!! acéptame una copa de despedida en mi apartamento.

A: Lo siento, pero no, ya nos despedimos y no queda más nada por decirnos, ya no quiero volver a hablar de lo mismo, de lo que tuvimos, eso ya es pasado, no insistas más por favor, haz tu vida y se feliz.... chao.

MV: ¿es por ella? ¡¡por el maldito garfio!! siempre la detesté, pero ahora más.

A: -enojado- ¡cállate Marcela! es por mí.... no quiero nada más contigo entiéndelo. Adiós. -Se va y ella se queda furiosa-

MV: ¡Maldito seas Armando Mendoza! ¡maldito seas!. -exclama exaltada-

Doña Margarita la escuchó y se le acerca.

DM: Marcela ¿por qué maldices a mi hijo? ¡¡Jamás esperé esto!! deja de ser caprichosa. Me duele verte así, hija necesitas ayuda, ve a terapia por favor.

MV: -llorando- no quiso tomar una copa en mi apartamento de despedida, yo lo invité de buena fe, esa mujer lo tiene embrujado.

DM: ustedes ya terminaron, ¿por qué aceptaría? por Dios... piensa.

DV: creí que me apoyarías a mí, pero veo que me equivoqué, me duele saber que dejaron de apoyarme Roberto y tú, que son como mis padres, pero eso ya pasó, así que decidí que me voy de Bogotá aquí nada tengo que hacer.

DM: hija te fuiste muy convencida cuando terminaron... ¿por qué regresaste así? Aferrada otra vez a estar con él.

MV: ¡¡porque no lo puedo olvidar Margarita!! y cuando me fui estaba enojada y ahora pensé que tendría posibilidades para volver con él, por eso regresé... creí que él lo había pensado mejor, que se había cansado de las aventuras y quería que volviéramos como pasaba siempre que me engañaba.

DM: no, eso no podrá ser, no te hagas más daño, me preocupa mucho que no quieras entender las cosas.

MV: no te preocupes Margarita, haré lo que dice Roberto mañana mismo me voy a Australia, aquí ya no tengo nada que hacer. No sé si vuelva algún día, pensar que hasta de mi país me tengo que ir para no ser la comidilla aquí, y para no verlo con esa mujer a la que desprecio con todas mis fuerzas, ¡¡ella me lo quitó!! ¡¡ella se metió entre los dos!!

DM: nadie te quitó nada Marce, date cuenta de una buena vez y no te llenes de odio por esa muchacha, acepta las cosas como son y no te hagas más daño, él la eligió, y ella aceptó, sé que Armando no se portó bien contigo y lo siento mucho de verdad, me disculpo contigo por eso hija, pero de igual manera nunca debiste perdonar sus infidelidades desde la primera vez, debiste dejarlo, no estarías en esta situación.

PERDÓNAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora