CAPÍTULO 22

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Hannibal observó desde la mesa mientras Will hurgaba en su refrigerador

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Hannibal observó desde la mesa mientras Will hurgaba en su refrigerador. Para cualquier otra persona, sería un momento sencillo y doméstico, pasado por alto y olvidado en una hora.

Los refrigeradores de otras personas, sin embargo, no contenían a la exnovia de Will (entre otros). Los productos humanos, por supuesto, estaban etiquetados de forma inocua. Pierna de cordero, asado de cerdo, tocino, salchicha. Hannibal no estaba demasiado preocupado de que Will los identificara. Era el—

—¿Crema?

Will agitó el frasco que contenía el semen de Hannibal, con el ceño fruncido.

—¿Estás seguro de que esto todavía está bueno?

Hannibal observó a Will, con un lenguaje corporal neutral.

—Sí, querido. Es un tipo diferente de crema, eso es todo.

—¿Que tipo?

—Fresco.

Hannibal tomó un sorbo de su café. Will ladeó la cabeza. Miró a Hannibal, se encogió de hombros y cerró la nevera, con el frasco de semen todavía en la mano. Llevó el líquido espeso a la mesa y luego se volvió para agarrar algo más. Hannibal apoyó la mano en su mandíbula y puso dos dedos sobre su boca, completamente cautivado.

Lo más inteligente sería decirle a Will que era leche de cabra o crema batida espesa. Si bien Hannibal ponía su semen en la comida de Will con bastante frecuencia, lo hacía de manera deliberadamente oculta. Si Will probara el semen del frasco sin nada que lo disimulara, no tardaria en descubrir lo que era. No con la frecuencia con la que había estado tragandolo directamente de su pene.

Will regresó con una cuchara. Hannibal mantuvo sus ojos en las manos de Will mientras su novio tomaba el frasco otra vez, totalmente inconsciente.

La fascinación chispeó en el pecho de Hannibal.

—Normalmente no le pones crema a tu café.

Will tarareó mientras desenroscaba el frasco.

—Pensé en cambiarlo hoy —Miró a Hannibal—. ¿Quieres un poco?

—No, gracias.

Will se llevó el frasco a la nariz, pero el olor a semen se había atenuado desde el instante en el que se enfrió. Inclinó el frasco y sacó una cucharada colmada, que luego dejó caer descuidadamente en su café. Salpicó y se hundió, dispersándose en la bebida. Will lo removió sin darle importancia.

El café no cambió de color. Hannibal se quedó observando, deseando que agregara más.

Will frunció los labios.

—Para ser crema, no parece ser muy cremosa que digamos.

—Diferentes cremas, diferentes consistencias.

Paragon (Hannigram)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora