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Desde que la humanidad fue dividida en tres castas existió una leyenda que todos conocen, "Los deseos a la luna".
No había ninguna persona a la que no se le hubiera contado la historia cuando era pequeño, todos la sabían y esta leyenda está muy presente en sus vidas.
Todos adoran la luna llena, ¿no es así?.
Pues, en este mundo, donde los milagros existen y tienes un alma destinada, se cree que en las noches donde la luna está en su máximo esplendor, cualquier deseo se puede convertir en una realidad, siempre y cuando esté mismo ayude a conectar con tu destinado.
La Diosa Luna siempre quiso ayudar a todos a llegar al amor de su vida, puesto a que los destinados en un inicio eran un alma separada por la Diosa, esta tenía el infinito deber de volver a unir aquellas almas, cumpliendo aquellos deseos de las personas que realmente merecían estar y unirse con su alma gemela.
Por eso, siempre debes de pensar todo lo que deseas en esas noches debajo de la resplandeciente luz de luna llena, puesto que en ese momento la Diosa Luna escucha todos los deseos. Porque en cambio, el Destino, amigo de la Diosa Luna, suele ser muy traicionero. A el le gusta jugar con los deseos de las personas haciéndoles entender que hablar sin pensar, ante su escucha no es una buena idea.
"Ante la pulcra luz de aquella bella estrella mayor, la Diosa cumple cualquier petición, no importa cual sea, ella da su aprobación siempre y cuando aquel deseo en cuestión encienda la llama del alma, llevándote por tu camino hasta llegar a tu destino.
Pero espera, no tan rápido, que estas olvidando al otro, aquel que juega contigo, el amigo perdido. El tramposo, ese que no siempre te da lo que quieres, pero tranquilo, no te desesperes, la Diosa Luna no lo dejara hacer algo que no te ayude, sus planes nunca son un fraude puesto que por más tontos que sean, ellos saben lo que husmean."
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