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Ambos estaban abrazados en el sofá del motorhome, Max ronroneando por lo bajo mientras Sergio caía dormido ante las vibraciones de su cuerpo.
Hasta que unos toques en la puerta interrumpieron su lindo ambiente.
– Yo voy – Habló Verstappen levantándose dirigiéndose a abrir la cerradura.
– Hola Max, ¿Checo está contigo? – Preguntó alguien del equipo.
– Sí, aquí está él, ¿Qué pasa?
– Las prácticas ya van a comenzar, necesitan prepararse – Explicó
– Bien, yo le digo, gracias.
Después de que el otro se fuera volvió a cerrar la puerta.
– ¿Qué pasa? – Encuestó el omega.
– Solamente que nos recordaban que tenemos que estar listo para las prácticas porque están a poco tiempo de comenzar y tienes que estar atento, tienes un campeonato que ganar – Sonrió, sentándose al otro lado del mayor.
– Quizás un beso de buena suerte me ayude – Coqueteó.
– Todos los que quieras – Lo tomó del mentón y beso sus labios repetidas veces.
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Durante la primera práctica Sergio tardaba un poco en acoplarse al circuito, frenaba tarde o daba las vueltas a destiempo, Max por el contrario se adaptó con facilidad al trazo de la pista, esto le desconcertó al neerlandés.
Al final de la primera libre Verstappen quedó primero seguido de Leclerc y Sainz.
– ¿Cómo te fue? – Preguntó el menor, sentándose a un costado del ojimarrón.
– Horrible, no sé qué me pasa. Parecía un auténtico novato – Se pasó las manos por la cara con desespero – No puedo fallar ahora que estoy tan cerca de conseguirlo.
Sintió como el peso del neerlandés a su lado se iba, seguidamente sintió unas manos sobre sus hombros.
– Estás muy estresado y tenso, tranquilo. Sé que lo lograras, ganarás y luego podrás descansar toda la próxima temporada – Soltó mientras masajeaba los hombros y espalda del mayor, sintiendo la fragancia del mexicano relajarse ante el toque de sus manos.
