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– ¿Checo? – Preguntó mientras tocaba la puerta de la habitación, el mexicano llevaba mucho tiempo encerrado.
En vez de una respuesta escuchó un gruñido.
Estaba preocupado por el mayor, no había comido en horas, debía cuidarlo.
– Voy a entrar – Advirtió, abriendo la puerta.
Al entrar, la habitación estaba completamente oscura, no habría notado la presencia de Sergio, si este no hubiese soltado el gruñido con el que fue recibido en la habitación.
– No has salido de aquí en todo el día, ¿Estás bien? – Preguntó acercándose, escuchando al omega ponerse a la defensiva.
Notó que alrededor de el mexicano habían muchas prendas, reconoció algunas de sus camisas y sudaderas entre todas, así que este era el motivo de la desaparición de su ropa.
Sergio había hecho un nido.
Revisó con sorpresa todo el nido, su alfa estaba maravillado, Checo había incluido sus prendas impregnadas de su aroma en su nido.
Sin embargo, el castaño no dejaba de gruñirle, reclamando que ese era su lugar y nadie podía entrar.
– Tranquilo, solo quiero ver que estés bien – Verstappen no entendió las alertas del ojimarrón, por lo que siguió acercándose hasta estar sumamente cerca de tocar el nido.
– Aléjate – Exclamó el de México.
El menor lo miró confundido, en todo lo que llevaban conviviendo nunca le había negado el estar juntos.
– ¿Estás molesto?
– Vete.
– No Sergio, ¿Qué pasa? – Cuestionó intentando tocar el rostro del mayor, haciendo que el contrario soltara un gruñido, haciéndolo retroceder de inmediato – Hey, ¿Qué tienes?
– ¡Vete! – Gritó molesto.
Max se sintió mal ante esto, su alfa quería estar con Sergio, no quería dejarlo ahí, solo y menos sin saber qué le pasaba.
Salió de la habitación, llamando al doctor de inmediato.
– ¿Hola?
– ¿Doctor?
– Sí, soy yo, ¿Pasa algo Max?
– Sí, es Checo, desde la mañana no ha salido de su habitación, he intentado ir a verlo pero cuando entre no dejaba de gruñir y terminó por sacarme, había hecho un nido, pero no me dejó acercarme – Explicó con pesadez.
– Es algo normal, que sea tan territorial con respecto a su nido, ¿Tenía cosas tuyas?
– Sí, muchas camisas y algunas sudaderas - Sonrió levemente ante el recuerdo.
– Es extraño, normalmente no dejaría entrar a cualquier persona a su nido pero siendo tú el padre de su cachorro y teniendo cosas tuyas en el nido no es algo común, acorde a sus actitudes presentadas, me parece que está comenzando a desarrollar ataques de ansiedad, lo mejor sería llevarlo a un psicólogo para asistirlo en estas situaciones, debido a que está confundiendo lo que está bien y lo que no, por eso no te dejaba entrar, hablaré con él en la próxima consulta, por ahora intenta volver a entrar a la habitación sin molestarlo, hablarle, solo quédate sentado en el extremo contrario de la habitación, él verá que no presentas amenaza alguna y no te gruñirá.