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– Todo va a estar bien mijn mooie ster, tú estarás bien – Tranquilizó Max al tembloroso omega.
– ¿Cómo lo sabe?, ¿Quién se lo dijo? – Lloró en el pecho del menor.
– No lo sé, no sé quién se los dijo, pero si ellos no te lo habían reclamado antes no lo harán ahora. – Acarició su espalda, intentando hacer que el mexicano dejase de llorar.
Verstappen miró como algunos periodistas salían de la sala de teatro, seguramente buscándolos.
– Ven, tenemos que irnos.
Una vez estuvieron fuera del teatro con algunos reporteros rodeando los costados del auto que pertenecía al neerlandés, Max arrancó el auto antes de que alguien se pusiera frente al coche.
Sergio no dejaba de soltar lágrimas y silenciosos sollozos, se suponía que esa noche él iba a destellar, no a llorar.
Al llegar a su hogar Max lo bajó cargando en sus brazos, el mayor no podía parar de llorar y temblar, sin duda, tenía miedo.
Lo llevó a su nido, donde sabía que el castaño se sentiría seguro, Lo mantuvo abrazado a él por más de una hora, sin saber que hacer, el mayor estaba muy sensible ahora, temía decir algo que pudiese dañarlo más.
– Háblame Maxie.
– ¿Eh?
– Tu voz, háblame, de lo que sea, solo quiero escuchar tu voz.
Max pensó por un momento que contarle – Cuando me dijiste que estabas en cinta pensé que era broma, nunca se me ocurrió que esa última noche que haría mi relación contigo cambiase completamente, pero verte tan mal y tan abandonado, sin saber qué hacer con un cachorro me hizo caer en cuenta de que no podía dejarte solo, desde ahí nunca pude separarme de ti, mi alfa nunca me dejó hacerlo y siendo sincero, yo tampoco quería hacerlo, pensaba que mi apego a ti era por el cachorro pero cuando fui a Mónaco, la chica por la que te preocupaste me abrió los ojos, ella me hizo entender que mi cariño no solo era por mi cachorro, si no también por quien lo lleva, me di cuenta de lo mucho que te amo y que no quería perderte nunca, no importa que pase, quiero estar contigo Checo. – Habló con suavidad.
– Pareciera como si fueras a pedir matrimonio.
– No se aleja mucho de lo que quiero hacer.
– ¿De qué hablas?
– ¿Me darías permiso de cortejarte?
Pérez se quedó estático, ¿Max Verstappen le estaba pidiendo permiso para cortejarlo?
– No tienes que darme una respuesta ahora, sé que ahora mismo no estás en el mejor de tus momentos, puedes tomar el tiempo que te sea necesario.
– No tengo nada que pensar, me encantaría que me cortejaras Max – Sonrió levemente.
