Capítulo 3

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Jaekyung suspiró y cerró fuertemente la puerta tras de sí, sin dirigirle la palabra ni una mirada, se dirigió a la camilla inutilizada, dándole la espalda a Dan mientras se deshacía de sus tenis. Los dejó alineados, pulcramente acomodados sobre el piso y se enderezó, despreocupado y relajado, como si estuviera en su casa. Tenía un aire de orgullo y desdén que lo envolvía como columnas tóxicas de humo, amenazando con ahogarlo.

A pesar de estar empapado en sudor, con la camiseta pegada a la espalda, no olía desagradable. Dan carraspeó y lanzó al cubo de basura en la esquina las servilletas que todavía sostenía, no había limpiado el brillante gel que Yoon Gu en su prisa dejó sobre el suelo. Se recordó limpiarlo antes de irse.

Jaekyung seguía sentado, la espalda tan recta como un obelisco, y observaba el cuarto. La única reacción que Dan obtuvo fue el movimiento de su cuello y la tensión de su espalda.

—¿Disfrutando de la vista?

—No.

Jaekyung giró la cabeza, observándolo con diversión—. ¿Me estás diciendo feo?

—No, no, no —negó otra vez con desespero. Dan quiso coserse la boca y pegarla con silicón caliente. Perfecto, la tregua parecía tambalearse en el momento que se volvieron a encontrar, ¿cómo iban a mantener una relación neutral cuando cada vez que conversaban parecían dos gatos salvajes peleando por territorio?

—Entonces, ¿crees que soy guapo?

—No —Dan creía que no había una manera correcta para responder a eso. En su defensa, nunca se había detenido a pensar en la apariencia física más allá de la primera percepción que tuvo de él, y esa fue completamente desplazada por la mordaz y soberbia personalidad. Ahora que lo observaba con detenimiento, se avergonzó al encontrar atractiva la forma de sus hombros, el brillo de sus oscuros ojos y la sonrisa sorprendentemente adorable. Eso no significaba nada, Dan era humano y tenía ojos, muchas gracias.

—¿La única palabra que sabes es "No?

—No —Dan se interrumpió cuando se dio cuenta que volvió a negar, una tupida ceja alzada en diversión le respondió. Para sorpresa de Dan, la sonrisa carecía de escarnio, al contrario, parecía genuina diversión, como si toda esta situación fuera el chiste más gracioso que escuchó en el día. Por un momento, se sintió como el bufón personal de Jaekyung.

Jaekyung negó con la cabeza, como hablando con una causa perdida, la sonrisa inamovible, se recostó sobre las prístinas mantas azules, los pies cruzados y las manos sobre el pecho. Su vista seguía sobre Dan, analizando todos sus movimientos.

Dan carraspeó y se acercó hacia la camilla, sus ojos vagando por todos lados, sin saber en donde posarse. Al final decidió enfrentar la persistente mirada, no había por qué ponerse nervioso. Los ojos de Jaekyung eran intensos, Dan no creía que este se percatara de esto, la diversión haciendo poco por atenuar la oscuridad de los mismos.

—El entrenador Nam Wook mencionó una lesión en el hombro, si me permite, puedo revisarle.

—Es un exagerado —bufó, rodando los ojos, el ambiente volviéndose tenso—. Es normal que me duela un poco, ya estoy mejor.

—Me gustaría revisarlo para comprobar.

—Si tanto quieres tocarme, adelante —una sonrisa ladina extendiéndose sobre sus facciones. Al parecer, Jaekyung encontró su nuevo pasatiempo favorito, molestar al fisioterapeuta que para su suerte era fácil de cohibir —. Sólo tienes que pedirlo amablemente.

Había tonos de coqueteo en la forma que lo dijo, el movimiento de sus pestañas haciendo sonrojar a Dan. Okey, tenía que aceptar que Jaekyung era guapo, era tan claro como su piel, y Dan nunca había experimentado a alguien mirándolo tan fijamente, nunca. Esto era una novedad y no sabía cómo comportarse, es natural que se sienta tímido e incómodo. Tragó y deseó que sus mejillas no se vieran tan rojas como caliente se sentían.

Jinxed JawDonde viven las historias. Descúbrelo ahora