Capítulo 36

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Al día siguiente, lo primero que Dan escuchó cuando abrió la puerta del gimnasio, fue la risa estruendosa de Heesung. Lo segundo que escuchó fue el murmullo de los chicos al fondo, arremolinados como cachorros juguetones detrás de uno de los rings. ​No era extraño que Heesunge estuviera ahí, encantando a todos con su manager detrás de él, es solo que Dan todavía no terminaba de acostumbrarse, y para su sorpresa, Yoon Gu tampoco. Estaba alejado de todos, sentado en una de las bancas para entrenamiento de fuerza, apretando las vendas alrededor de sus manos mientras observaba distraídamente con un ceño fruncido a la multitud alrededor de Heesung.

Era sorprendente el parecido que tenía con Jaekyung. El pensamiento lo asaltó al escuchar lo que Dan creía fue un gruñido leve cuando Heesung tiró la cabeza hacia atrás carcajeando, con un brazo alrededor de uno de los chicos nuevos. Dan ya lo había pensado antes, pero verlo encorvado como un animal furioso por Heesung casi lo hace reír.

—¡Hey, Yoon! —saludó cuando pasó a su lado, obteniendo una mirada sorprendida de ojos brillantes. Parecía asustado, como si lo hubiera encontrado escondiendo la ropa de los chicos en los vestidores. Se recompuso rápidamente, volviendo a su sonrisa gigante.

—Hola, Doc. Dan.

—¿Qué haces aquí?

Yoon gu ladeó la cabeza y observó a Dan como si le hubieran crecido otros dos brazos y su piel se hubiera tornado verde.

—¿Entrenar? —y lucía tan desconcertado que Dan no pudo evitar reírse.

—Lo sé, me refiero aquí aquí —hizo énfasis al banco en el que estaba sentado, alejado de los demás. Dan entendía que había ocasiones en las que el ruido del gimnasio se volvía demasiado, pero no para Yoon. Él era el ruido, él estaba ahí siempre en el medio de las conversaciones, asustado de ser ignorado.

Lo vió asentir lentamente, mordiendo su labio inferior. Dan sabía que estaba pensando en alguna excusa y no quería ponerlo en una situación incómoda, así que trato de cambiar de tema.

—¿Cómo está tu pie?

—Mejor —para mostrarlo, giró su tobillo y lo flexionó hacia delante y hacia atras. Dan tenía razón, era igual a Jaekyung, porque podía ver que le dolía doblarlo hacia la izquierda, la manera en la que arrugaba la nariz y siseaba demasiado obvio—. No tan mejor. He hecho los ejercicios que me dijo, mi mamá me lo recuerda todas las noches, pero no sé por qué me... bueno, creo que sí sé por qué me duele. El fin de semana pasado salí con mis amigos y tal vez —miró cautelosamente a Dan—, Doc Dan, tal vez me lo lastime jugando.

Dan hizo un sonido de entendimiento.

—De cualquier forma, después del entrenamiento pasa por el consultorio —la sonrisa que le dio fue suficiente para dejar la preocupacion a un lado. Tal vez estaba estresado por su pie o por el entrenamiento, era normal sentirse enfadado, especialmente a su edad. Se despidió y caminó hacia el consultorio.

Barrió la mirada hasta encontrar la cabellera negra que tanto anhelaba, en una de las esquinas, con el ceño fruncido y los guantes puestos mientras hablaba con Lee.

No se habían visto el día de ayer y aunque no era demasiado tiempo, Dan había empezado a acostumbrarse a la presencia de Jaekyung (su cuerpo, su pene, su voz y sus ojos, sí era honesto consigo mismo). Había creído por un momento que toda la tensión que había entre los dos se disiparía una vez tuvieran sexo. Estaba equivocado.

—Hola —lo escuchó decir detrás de él, apretó sus labios, conteniendo la sonrisita tonta que amenazaba con salir y delatarlos enfrente de todos (en realidad solo enfrente de Lee, quien, Dan estaba seguro, sabía lo que pasaba entre ellos desde antes que ellos mismos lo supieran).

Jinxed JawDonde viven las historias. Descúbrelo ahora