Capítulo 24

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—¿Por qué me estás mirando así? —preguntó Jaekyung, las palabras resonando en la habitación silenciosa. Dan detuvo el movimiento de sus manos sobre sus muslos, estaba acostado sobre la camilla con los ojos cerrados.

—¿Así como? —Dan sí había estado observando intensamente, pero no podía evitarlo. Después de la plática con el entrenador el día de ayer, pasó el camino a su apartamento pensando en el futuro de Jaekyung. Dan lo conocía lo suficiente para saber que el boxeo y la MMA era todo lo que tenía. Era todo en lo que se consideraba bueno. Y Dan no había hecho un buen trabajo en mantener su hombro saludable.

Seguía culpándose, si solo hubiera insistido más en un descanso prolongado, si solo fuera mejor en los masajes, si solo se hubiera enfocado en su trabajo en lugar de empezar a enamorarse de Jaekyung. También creía que era arrogante de su parte hacer todo eso sobre él mismo. Jaekyung era quién había sostenido una lección dolorosa por dios sabe cuánto tiempo, su hombro y su carrera estaban en peligro, y Dan no podía dejar de pensar en lo terrible que era en su trabajo.

—Con lástima.

—No le tengo lástima, no es eso —trató de convencerse a sí mismo, siguiendo con el vaivén de sus manos sobre las piernas de Jaekyung. Dan sabía de casos donde los atletas, después de una lección de gravedad, terminaban hundiéndose en el alcohol o las drogas, con tendencias autodestructivas. No quería eso para Jaekyung. Si tenía que involucrarse en un nivel más personal, Dan lo haría. Si tuviera que pasar las veinticuatro horas y los siete días de la semana mirando intensamente a Jaekyung en busca de signos de depresión, lo haría.

—¿Por qué me sigues hablando de usted? Pensé que ya habíamos pasado esas formalidades—abrió los ojos, enderezándose sobre las mantas, su torso acercándose a la cara de Dan, quien retrocedió rápidamente, siendo interrumpido por la suave mano de Jaekyung sobre su antebrazo. Jaekyung giró, con las piernas balanceándose en el aire. Sonrió de lado, acercando a Dan con un jalón—. O prefieres decir mi nombre entre gemidos. Preferiría ver tu cara de placer a la mueca de pena que tienes.

Dan tragó sin poder despegar su mirada de los ojos negros de Jaekyung, sintiendo un escalofrío caliente bajar por su abdomen.

—No es nada —aclaró en un hilo de voz—. Y me disculpo por lo que pasó en su habitación, no volverá a pasar.

Jaekyung endureció el agarre de su mano en el brazo de Dan, acercándolo rápidamente a su pecho, con Dan entre sus piernas. Por la sorpresa, las manos de Dan cayeron sobre los muslos grandes y musculosos de Jaekyung, sintiendo la calidez de su piel bajo sus manos frías, y vio la sonrisa flaquear y sus ojos cambiar. La respiración de Jaekyung caía sobre su cara y bajaba hasta su abdomen, errática y superficial.

En ese momento, era diferente tener las manos sobre las piernas de Jaekyung, largas y contorneadas, a comparación con la terapia. Durante los masajes Dan podía continuar con una apreciación clínica hacia los músculos de Jaekyung, pero en ese momento, con la mirada intensa puesta sobre él, no pudo evitar acariciarlo de arriba abajo con deseo y necesidad.

—¿Por qué te disculpas? —susurró cerca de los labios de Dan, tan cerca que podía moverse y tocarlos. Dan quería que los tocara y estaba cansado de fingir—. ¿Qué te hace creer que no quiero que vuelva a pasar?

—Usted quiere...?

Jaekyung interrumpió a Dan con sus labios, suaves y fuertes. Sorprendido, Dan chupó el labio inferior de Jaekyung, mientras éste mordisqueaba su labio superior. Apretó sus manos en los muslos, sintiendo la dureza y deleitándose con el gemido que escapó y murió entre sus labios. El abdomen le cosquilleo y sintió las piernas temblar. Era tan caliente escucharlo así. Dan quería escuchar sus gemidos roncos de placer por toda su vida.

Jinxed JawDonde viven las historias. Descúbrelo ahora