Capítulo 1

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El Inicio...

— Alana, dime que sí, no quiero ir sola.

— Sindy, sabes lo que detesto: ir a esas fiestas. Además, tengo examen el lunes y necesito estudiar.

— Solo son un par de horas y no es una fiesta... es una pequeña reunión.

Alana le dio una mirada cínica a su amiga, haciéndole ver que mentía.

— Bueno, no tan pequeña — admitió la aludida, se encogió de hombros y sonrió.

— Te conozco, que no se te olvide, y también conozco tus famosas fiestas o reuniones, las que, por cierto, siempre terminan al amanecer, eso sí, se cuenta con suerte... ¡Ah! y se me olvidaba, que también sé de las cosas turbias que se mueven en ellas y es lo que más me desagrada.

— Es por eso que necesito de tu compañía — dijo Sindy haciendo un puchero lastimero — tú me ayudas a centrarme y eso es lo que necesito, y más cuando tengo la confianza de Francia. ¿Puedes imaginar siquiera lo que es estar bajo la tutela de esa mujer, la mejor booker de Nueva York? Y además, estará mucha gente importante del medio — A la rubia le brillaron los ojos de la emoción.

— Esta noche estará uno de los mejores fotógrafos del país, quizás él sea mi boleto hacia el estrellato — continuó Sindy exaltada — no puedo seguir estancada solo haciendo trabajos miserables y quedarme únicamente modelando ropa de quinta categoría para catálogos.

Sindy suspiró profundamente antes de hablar nuevamente.

— Yo vine a Manhattan a triunfar, vine a conquistar las pasarelas, ser la imagen principal de las marcas más importantes de la moda y aparecer en todas las grandes revistas. Quiero ser la mejor... aunque yo sé que soy la mejor.

— ¿Tan importante es ese fotógrafo? — preguntó Alana con incredulidad.

— Por supuesto que es muy importante. Si una mujer cae en sus manos, tiene el éxito asegurado.

Sindy y Alana eran amigas desde que estaban en la escuela primaria. Desde que se vieron, se volvieron inseparables, eran pan y mantequilla, como decía "Forrest Gump". Alana y Sindy eran uña y mugre, aunque eran tan diferentes como la noche y el día.

Alana quería ser médico y Sindy quería ser una Top Model. Juntas se fueron a Nueva York, Alana fue aceptada en la Universidad de Columbia y Sindy se aventuró en el difícil mundo del modelaje.

Alana era la única que comprendía el estado frágil y autodestructivo que solía tener Sindy cuando su pasado la acechaba. Pasado que últimamente la estaba acechando con más frecuencia. Para Alana, era muy importante la felicidad de su mejor amiga, por eso siempre accedía a sus caprichos.

— Te acompañaré a la fiesta. — Soltó Alana con resignación.

La rubia sonrió ampliamente.

— Solo por dos horas como máximo — le advirtió la joven.

— Gracias — dijo Sindy abrazándola — te vas a divertir, ya lo verás. Además, lo necesitas, mujer. No puedes pasar todos los santos días estudiando.

— Si quiero graduarme en el tiempo previsto, es mucho lo que tengo que estudiar.

— Pero también necesitas divertirte y nada mejor que una fiesta donde estarán los hombres más bellos de la bolita del mundo.

— ¡Qué exagerada eres! — dijo Alana sonriendo — no sé cuántas veces tengo que decirte que no me gustan esos tipos de hombre, me parece que algunos... no todos — aclaró — son muy egocéntricos, sin contar que más del 50% no les atraen las chicas.

APUESTA PROHIBIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora