Capítulo III (Prt. 2)

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— Lys, en el cuarto del final hay una reunión, llevan horas conversando y no sabes, hay un chico guapísimo que descompagina por completo con la escena, al verlo reunido con tantos hombres ancianos. —me cuenta Míriam, mi otra compañera. Solté una sonrisa.

¿Ancianos? Me hacía gracia la particular forma de llamar a aquellos hombres que según ella no eran atractivos.

— Tal vez, sea el hijo de alguno de ellos y vino acompañar a su padre. —busco una botella de ron, y dos vasos cortos para servir a unos clientes; mientras escucho hablar a Míriam

— No lo creo, los ancianos son diferentes a él, su aspecto no parece ser de aquí, supongo que debe ser chino o japonés. —levanto la vista hacía ella. La ansiedad me golpea y casi vuelco todo el alcohol sobre la barra. ¿Qué posibilidad existía de que fuera él?

Dios, ¿Qué me pasaba?

Negué con la cabeza, estaba siendo demasiado insensata al pensar que él estaría en un lugar así.

— ¿Estás dando servicio justo ahí? —le cuestioné.

— Así es, me gustaría ir más veces para verlo, pero no ordenan demasiado como quisiera.

— Seguro, no están aquí para beber sino para hacer negocios. — le entregué a la pareja los vasos de ron y limón.

— ¿Cuántas horas pueden pasar para llegar a un acuerdo? — toma la bandeja, que hace un momento le coloqué sobre la barra, junto al cubo de hielo y una botella de Whisky escocés.

— Escucha, no te entrometas en asuntos de otros ¿Está bien? — le hago saber. Ella asiente decepcionada, pero le aconsejo para su bien, dado que no era bueno relacionarse con esos hombres. Aunque, estaba curiosa sobre el chico de características particulares para mí. — ¿Sabes si el chico del privado tiene tatuajes en su mano?

— La verdad no le presté atención ¿Por qué? — me cuestionó curiosa.

— Bombón. —nos interrumpen. — ¿Me atenderás en algún momento? — sentí escalofríos cuando giré siguiendo la voz.

Me encuentro con un nuevo cliente, al que jamás había visto. Es alto, de cabello pelirrojo y por la apariencia, tendría unos veinticinco años, con la expresión bastante arrogante en su mirar.

Míriam se da cuenta, pero no podemos hacer nada. Ella toma la bandeja y sigue con su actividad.

— Por supuesto ¿Qué desea tomar? — dije dando mi mejor sonrisa.

— Eso es, cuanto más muestres esa sonrisa, más te compensaré. —no me agradó nada la forma como se expresó. — Quiero una cerveza y un aperitivo de entrada para  iniciar. — me ordena.

— Claro, enseguida lo preparo. — mencioné y le di una mirada particular a Luke, quien se había acercado nuevamente a la barra, para que me ayudara a sacarlo de encima por si había problemas. Él me guiña un ojo, haciéndome entender que el mensaje le llegó. Ese gesto me tranquiliza y sigo atendiendo.

Pasaban los minutos mientras preparaba bebidas para otros; al mismo tiempo que intercalaba la mirada hacia el pasillo de los privados para ver al chico, por si era Jungkook y saludarlo.

Pero no había señales.

Sin embargo, mí enojo se acrecentaba más a causa del pelirrojo, por la manera tan desagradable de posar sus ojos frío en mí, a todo lo que hacía. Pero no podía mostrar mala cara y la sonrisa forzada se me dificultaba más.

— Si sonríes así, terminaré enamorándome de ti. — le da otro sorbo a su vaso y así termina con su cerveza.

— ¿Quiere que le sirva algo más? — intenté desviar la conversación. Del mismo modo, no recibo respuestas y a cambio de eso, su interrogatorio fue más por el lado personal.

Mi Destino Lleva Tu Nombre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora