Capítulo XXIV

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[ La primera vez. Sublime. ]

Lys

En algún momento de la noche, el ambiente tranquilo y relajado, se había vuelto un caos. Todo ocurrió tan deprisa, que sólo pude ser consciente del momento en que Jungkook tomó mi mano y nos sacó de aquel lugar.

El interior del taxi que habíamos tomado para ir a casa, estaba sumido en un silencio que no hacía más que ponerme inquieta. No podía dejar de pensar en las consecuencias que podría traer, todo lo que había sucedido, en las palabras de Helen, en lo que Anderson pudo haberle dicho a Jungkook, todo era un sinfín de problemas que nunca parecían terminar.

Observé a Jungkook por un momento, tenía la mirada perdida en el exterior del coche, bajé la vista hasta sus manos, las cuales apretaba con fuerza, allí pude notar las marcas rojizas en los nudillos de su derecha. No tenía ni la menor idea de lo que Anderson llegó a decirle para que reaccionara de aquella forma, pero seguramente fue algo que causó demasiado disgusto en él, para llevarlo hasta ese punto.
Tuve la intención de llevar una de mis manos hasta las suyas, pero temí que él me rechazara, o que tuviera una reacción negativa ante mi gesto, por lo que me contuve. Quizás exageraba un poco, pero no podía evitarlo.

Cuando el taxi se detuvo y bajamos del vehículo, Jungkook esquivó mi mirada. Eso incrementó mi inquietud, no deseaba que un malentendido generará de nuevo conflictos entre nosotros. Caminé siguiendo sus pasos, mientras descendíamos por las escaleras hacia el sótano, en un silencio sepulcral.
Al llegar abajo, el silencio se volvió aún más pesado, como una manta asfixiante. Él no decía nada, y yo no podía soportarlo más.

— Habla conmigo Jungkook. —le supliqué, mi voz sonaba más débil de lo que esperaba. — No puedes quedarte así, sin decirme nada.

Él me observó, y su expresión era desolada. Sus ojos, esos que normalmente brillaban con vida, ahora estaban apagados y lejanos. Podía percibir la tristeza y la amargura en ellos, como si cargara con el peso del mundo en sus hombros.
Después de un instante que pareció durar una eternidad, respondió con un murmullo apenas perceptible:

— Voy a ducharme. — se pasó una mano por la frente. 
Y con eso, se alejó.

Me quedé allí, inmóvil en la sala, sumergida en un océano de pensamientos. La tristeza en la voz de Jungkook había dejado un vacío en mí, como si una parte de mí se hubiera ido con él. El eco de sus palabras resonaba en mi mente, una melodía melancólica que parecía interminable.

Tras lo que pareció una eternidad, decidí actuar. Dejando a un lado la timidez, me dirigí al baño. Mis pasos retumbaban en el silencio de la casa, cada uno parecía más pesado que el anterior.
Al entrar al baño, el vapor de la ducha me envolvió en una nube cálida y húmeda. A través de la mampara transparente de la ducha, pude ver a Jungkook. Su silueta se dibujaba en el vidrio empañado, una sombra en medio de la bruma.
Inhalé profundamente, sintiendo cómo el aire llenaba mis pulmones. Con un tono más firme, le dije:

— Habla conmigo por favor. —mis palabras rompieron el silencio. — Tenemos que encontrar una solución a lo que te tiene así. —dije, llenando el espacio entre nosotros.

Él se giró hacia mí, sus ojos se encontraron con los míos a través del vidrio empañado.
Después de un momento, respondió.

— Lys, dame un momento para pensar, necesito enfriar mi mente porque no quiero decir algo de lo que después pueda arrepentirme.

Y con eso, se volvió a dar la vuelta. El sonido de la ducha llenaba el silencio, un recordatorio constante de la barrera entre nosotros.

— No me obligues a entrar allí. —le dije, mi voz sonaba más seria de lo que esperaba. En cuanto las palabras salieron de mi boca, sentí una ola de vergüenza. No podía creer lo que acababa de decir. Me ruboricé al escucharme hablar así, como si lo estuviera amenazando.
Él se giró hacia mí, todo a través del cristal humedecido.

Mi Destino Lleva Tu Nombre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora