CAPITULO XXXII (Final)

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Lys

Una semana después

- ¿Lys, puedo pasar? - a voz de Nazli se hace presente, después de escuchar los toques en la puerta.

Desde que Jungkook fue detenido, mi vida ha dado un giro inesperado. Me encuentro viviendo temporalmente en el departamento de Nazli, la hermana menor de Nilsson, una chica que conocía desde hace apenas unas semanas, pero que se ha convertido en un pilar fundamental en mi vida.

Nazli es dulce, amable y comprensiva. Desde el primer día, me abrió las puertas de su hogar sin pedir nada a cambio. Me ha ofrecido un hombro en el que llorar, un oído dispuesto a escuchar y una sonrisa que, de alguna manera, ha logrado iluminar mis días más oscuros.

Cada mañana, me despierto en su sofá, envuelta en mantas que huelen a suavizante de lavanda. Cada noche, me duermo escuchando el sonido de su risa suave y melodiosa, que resuena desde la cocina mientras prepara la cena. En medio de la tormenta que es mi vida en este momento, el departamento de Nazli se ha convertido en mi refugio.

Pero a pesar de la comodidad y la seguridad que he encontrado aquí, no puedo evitar sentir un vacío. Jungkook sigue en detención, y cada día sin él se siente como una eternidad.
Sin embargo, Nazli me ha enseñado que incluso en los momentos más difíciles, siempre hay una luz al final del túnel.

- Claro, pasa. - respondí sin apartar la vista del paisaje que veía a través de la ventana frente a mí. Estaba de espaldas a la puerta, por lo que solo escuché la puerta ser abierta, seguido de los pasos de Nazli acercándose.

- ¿Otra vez has dormido en el sofá? -cuestiona en un tono calmado, al mismo tiempo que toma asiento en la cama junto a mi.

- Lo siento, es solo que... es difícil acostumbrarse al espacio vacío en la cama.
- respondí con sinceridad.

Me había acostumbrado tanto a sentir el calor y la protección de los brazos de Jungkook, rodeándome por las noches, que era complicado conciliar el sueño al no tenerlo junto a mí. Así que por la madrugada mientras Nazli dormía, prefería quedarme en el sofá envuelta en mantas, en lugar de la habitación; aunque lo único que hacía era pensar durante horas, hasta caer vencida por el cansancio.

Tenía miedo, de la incertidumbre y de no saber lo que podía pasar.

- ¿Aún no te permiten verlo?

- El abogado dijo que está en una celda apartado de los demás, así que las visitas no están permitidas por ahora. La espera me está volviendo loca. - dije sintiendo como la desesperación comenzaba a invadirme nuevamente. Me sentía atada de pies y manos, sin poder hacer algo para ayudar a Jungkook.

- Tranquila, imagino que debe ser difícil, pero piensa en que quizás pronto todo acabará y ambos podrán estar juntos como desean. - Nazli, trataba de animarme y aunque no quería ser pesimista, mi mente solo imaginaba el peor escenario. - ¿Qué te parece si salimos a caminar un poco? Te vendría bien para despejarte.

- Te lo agradezco, pero no tengo muchos ánimos para salir en este momento. - respondí en voz baja, la respuesta de Nazli fue solamente un suspiro lastimero y pensé que quizás, comenzaba a cansarse de mí y mi actitud desesperanzadora. Aunque seguro me equivocaba, porque con el poco tiempo de conocerla, sabía que no era una persona que juzgaba a los demás a la ligera, al contrario, era alguien empática que trataba de entender la situación de quien lo estaba pasando mal. Así que me dije a mi misma que era momento de tomar fuerzas y no rendirme. - ¿Sabes qué? Pensándolo bien, un poco de aire fresco no estaría mal. - una amplia sonrisa iluminó su rostro al escucharme.

Unos minutos después, ambas caminábamos por un pequeño parque lleno de árboles y muchas flores. El ambiente era tranquilizador, gracias al poco ruido en los alrededores, solo lograba escuchar el canto de los pajarillos y las risas de algunos niños que se divertían jugando junto a sus padres o mascotas. De vez en cuando no podía evitar reírme al escuchar a Nazli, hablar sobre sus anécdotas en el hospital infantil, donde se encontraba realizando sus prácticas. Podía notar en su voz lo mucho que le apasionaba su trabajo y era algo que me alegraba mucho. La observé mientras hablaba con emoción y no pude evitar pensar en Helen. Ya había pasado mucho tiempo desde la última vez que supe algo de ella y aunque las cosas entre ambas no terminaron de la mejor forma, solo deseaba que donde sea que estuviera, se haya dado una nueva oportunidad para comenzar de nuevo y de una mejor manera.

Mi Destino Lleva Tu Nombre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora