*+:。.。Extra 1 (Taekook)。.。:+*

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Jungkook apareció en la habitación como Taehyung imaginó que haría después de verlo entrar a su hogar, mientras el azabache se encontraba conversando por teléfono. Jeon no perdió el tiempo y se ubicó a su lado, acomodándose en su pecho para abrazarlo con posesión de la cintura. El castaño suspiró con ternura, complacido por las acciones de su amado.

—Lamento no haberte saludado, estaba conversando unos tema de suma importancia con el nuevo director de la universidad—explicó, levantando su rostro para encararlo—. ¿Te sientes mejor con mi abrazo?

—Ya veo, tranquilo—dejó un beso en la coronilla del chico—. Respondiendo a tu pregunta, estoy muchísimo mejor, conejito. Después de un día tan agotador en el trabajo, un abrazo tuyo es lo más satisfactorio que me puede suceder. Además, es a lo que me tienes acostumbrado.

—Buen punto, Tae. Yo siempre seré feliz de tenerte entre mis brazos.

El joven de piel nívea se dejó acariciar el cabello después de obtener otro beso en su frente, mientras sentía cómo la respiración de su pareja se tornaba más pausada. Lo cierto es que ambos estarían así por un buen rato, dándose cariñitos hasta caer en los brazos de Morfeo.

Esa era una rutina de la que nunca podrían aburrirse.

En estos últimos dos años, Taehyung solo pudo reafirmar que lo suyo con Jungkook era lo más precioso que le pudo suceder en la vida. Lo amaba con tanta intensidad y lo mejor era que era correspondido de la misma forma. Con el pasar del tiempo, la pareja consiguió crear diversos recuerdos juntos, desde viajes a distintos lugares de su país, hasta bonitas salidas en centros comerciales, parques de diversiones, karaokes, entre otras cosas.

Porque fuera poco o mucho, igual lo disfrutaban en demasía.

Los novios se habían acompañado en las buenas, en las malas y en las peores, superando cualquier dificultad en conjunto, demostrando ser una pareja con bases sólidas en su relación.

Eran el confidente del otro gracias a su excelente comunicación y confianza, pero el joven de piel canela creía ya estaban más que listos para dar el último paso de su relación. Por ese motivo, hace un año atrás, decidieron vivir juntos bajo el mismo techo.

Y a día de hoy eran capaces de asegurar que fue la mejor decisión que pudieron tomar. Porque no existía algo más precioso que ser lo primero al ver al despertar y lo último al dormir.

Realizaban cualquier actividad doméstica juntos, jugaban videojuegos y veían la televisión recostados en la cama o sofá con Yeontan a sus pies. Al lindo pomerania que tenían como mascota lo sacaban a pasear todos los días sin importar qué, pues aprovechaban a tomar aire fresco, mientras gozaban de conversaciones triviales o profundas dependiendo de la ocasión.

Sin embargo, lo que más les gustaba eran los momentos en los que podían intimar cuando se les presentaba la oportunidad, porque no importaba la hora, solo las ganas de fundirse con el otro de una manera tan pasional y entregada.

Amaban sentir sus pieles juntas, cubiertas de sudor, mientras regaban besos y caricias a lo largo de sus anatomías, junto a las mordidas juguetonas que dejaban unas marcas que los llenaban de satisfacción.

Los sonidos que llenaban la habitación o el lugar en que el que estuvieran eran la prueba innata del placer que recorría sus cuerpos hasta fundirles el cerebro y acompasar los latidos de sus corazones, los cuales latían rebosantes del amor que se profesaban día a día.

Esas experiencias eran simplemente sublimes, al igual que la primera vez en la que se conectaron en cuerpo y alma. Ambos se trataban con mimos y se dedicaban dulces palabras que calentaban sus pechos debido a la ternura que los abordaba después de alcanzar el clímax en los brazos del contrario. Bañarse en compañía ajena era algo que no podía faltarles luego de hacer el amor, porque ese tipo de after-care era el que más adoraban.

Profesor de Amor; TKVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora