CAPÍTULO II. CONOCIENDOLA

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"Como un diamante vamos a brillar juntos, cuando sea, donde sea, por siempre, siempre, siempre"

- Alguien se levantó con muchas energías – dijo mi padre – buenos días hija.

- Buenos días padres, Bam – les di un beso a cada uno y mis padres me abrazaron, desde la ventana de la cocina podía ver si Jennie salía o pasaba, no la espiaba, solo no quería que llegará sola al instituto – Bambam apresúrate – mi hermano leía una revista – ya Jennie salió.

Mi madre sonrió ante mi comentario y mi padre solo me dio una mirada rápida. El chófer nos llevaba al instituto. Al llegar fuimos por el horario de Jennie y efectivamente, Jennie tenía varias clases conmigo y con alguna de mis amigas.

- Lis – escuché a mi mejor amiga.

- Jichu, buenos días – estaba sacando unos libros de mi casillero y me voltee para abrazarla, la conozco desde que tengo memoria – Hola chicas – Momo y Somi habían llegado también.

- Buenos días – dijeron todas y miraban a Jennie que tenía su casillero a tres del mío.

- Jennie, ven – le dije, ella lo dudo un poco pero le extendí mi mano y ella la tomó gustosa – ellas son Jisoo, Momo y Somi – le señalé a cada una – ellas son mis amigas.

- Soy su mejor amiga – dijo Jisoo y tal vez tenía algo de celos en su voz. Todas se presentaron. Vi que Somi fue especialmente amable con ella, eso me gustó.

Jennie se presentó con todas y les explicó rápidamente de donde venía y que ahora sería mi vecina. Estábamos platicando sobre las clases y dándole a Jennie algunos consejos sobre los profesores. Ella estaba emocionada por tener algunas clases conmigo y yo igual, el brillo en sus ojos seguía presente.

- ¡Oh! Pero miren – esa voz tan irritante – se agregó otra al grupo de inadaptadas.

- Mina, déjanos en paz – dijo Jisoo

- ¿O qué? – dijo retando a Jisoo - ¿Qué harán tú y la rarita? – si no lo pueden deducir, yo soy la rarita.

Hace años todas éramos del mismo grupo y eso estaba bien, hasta que un día Mina me descubrió en el inodoro de pie. ¡Ah!, me dicen rarita porque soy interdimensional, no eso no es, es algo con sexual, el caso es que tengo sistema reproductor masculino y femenino, es decir, tengo pene en vez de vagina como cualquier otra niña. Mina regó el rumor y algunas semanas después robaron mi ropa de los vestidores y tuve que salir solo con mi bóxer, pues allí estaba la comprobación.

Mi hermano y mis amigas me defendieron, pero una vez rarita, siempre rarita. No me avergonzaba de lo que era o es lo que mi madre siempre me había dicho pero Jennie no sabía nada y eso me molestaba mucho, quería tener la oportunidad de poder decírselo yo a alguien, pero no. Allí estaba Mina lanzando veneno cual víbora. Decidí girar e irme de allí a mis clases.

- Lisa – Jennie me tomó del brazo – no te vayas – dijo sonriendo - ¿me acompañas a mi clase? – allí, sus ojos de gato y su pequeño puchero con los labios hacía afuera como un piquito de pato.

- A la nueva le gusta la rarita – dijo Mina y pude ver la ira en el rostro de Jisoo, explotó y la empujó.

- ¿Qué te pasa? – dijo Jisoo y los amigos de Mina se la llevaron. Mina era así, soltaba el veneno, pero en cuanto la enfrentaban salía huyendo y Jisoo era muy buena en eso.

- Gracias Jichu – me sentía impotente por no poder defenderme pero la verdad es que tenía miedo de hacerlo, mi padre me explicó que por generar hormonas masculinas podía tener más fuerza que otras niñas y por ende podía lastimarlas con mayor facilidad.

Acompañé a Jennie a su clase, no quería verla a los ojos, estaba muy apenada con ella ¿Qué pensará de mí? – pensé.

- ¿Lili? – Me dijo antes de entrar, Somi venía detrás de nosotras - ¿Estás bien? – puso su mano en mi hombro.

- ¡Oh! – la miré - ¿Lo dices por lo que pasó? – ella asintió – Sí, perfectamente, ya estoy acostumbrada – me miraba fijamente, esos ojos gatunos tan hermosos me hacían sentir cosquillas en mi estómago.

- Para mi eres perfecta – dijo sin dejar de mirarme, pero yo bajé la mirada, sentía como si me hubiese tragado un enjambre de abejas y llegaron vivas a mi estómago – tu mamá habló con mi mamá y ella me explicó – la miraba desconcertada – pues lo de tu intersexualidad – estaba sorprendida pero también emocionada.

- No tienes que decir eso – es que no entendía como, ella me acababa de conocer y le resultaba perfecta.

- Nos vemos en el almuerzo Lili – me dio un beso en la mejilla y entró.

- Cierra la boca – esa fue Somi, quien seguramente escuchó y vio todo.

- Adiós Somi – me di la vuelta y fui a mis clases.

∑Ωβ∞

Así pasaron los meses, Jennie se hizo muy cercana a Somi aunque siempre estábamos juntas, Jennie también se volvió mi defensora ante Mina y su séquito. Yo intentaba ignorarlos, pero a veces el acoso llegaba a un punto en el que parecía que Mina no se cansaba de fastidiarme la vida, pero en líneas generales, lo tenía controlado.

Había hecho una rutina con Jennie, nos íbamos juntas al instituto y regresábamos de la misma manera, incluso cuando alguna tenía algo más por hacer, nos esperábamos. Todas las noches iba a verla en su habitación, bueno, a su ventana, no entraba y siempre ella me daba un beso en la mejilla de buenas noches.

No se me había olvidado todo lo que Jennie quería agregar a su cuarto y aun no lo había hecho, por ello decidí decirle a mi madre que me llevara a una juguetería, compramos diversos peluches, mi madre no dijo nada, aunque estaba claro que ella sabía que no eran para mí, no me gustaban los peluches, se los regalé todos a Jennie, pero ella hizo que me quedará con un gato – así me tendrás a tu lado siempre – me dijo cuándo me lo dio.

También había ideado un plan para sacar mi televisor y dárselo a Jennie, Bambam me ayudó, realmente fue sencillo, el único problema es que la señora Kim se dio cuenta, era lógico, y se lo dijo a mi madre, lo que también era lógico y mi mamá me castigó, más lógico aún, pero lo valió, Jennie tenía su TV estaba feliz y por lo tanto yo estaba feliz.

Descubrí que Jennie era una cerebrito para las matemáticas y eso era algo que a mí no me funcionaba, por ello teníamos sesiones de estudios en casa, no sabía si Jennie me gustaba, pero sabía que por esos ojos de gato yo haría cualquier cosa, éramos inseparables.

También descubrí que le gustaban los perros y yo le conté que me gustaban los gatos, bueno, también los perros y a ella también los gatos. Un día me sorprendió con Leo un hermoso Scottish Fold de pelaje gris con blanco y ojos marrones con negro, me enamoré de él en cuanto lo tuve en mis brazos, mi madre por supuesto me dejo quedármelo con condiciones, como entrenarlo, cosa que hice con ayuda de Jennie, ella sin duda era especial.

Para el cumpleaños 14 de Jennie lo celebramos en el jardín de mi casa, habíamos invitados a nuestras amigas y mis padres contrataron un catering para servir algunos aperitivos y sin que faltara el hermoso pastel de cumpleaños. Le regalé 4 almohadas gigantescas, no sé para que las quería y mis amigas me miraban como si estuviera loca, pero era algo que ella quería y fue feliz, por lo que yo también. 


Espero que la historia les vaya gustando. Comenten y dejen la estrella :) 

Una Cosa Llamada Vida JENLISA - CHAESOODonde viven las historias. Descúbrelo ahora