"Parecemos pareja"
“Puedes volver a empezar de cero y cambiar de entorno una y otra vez, pero si no estás bien contigo mismo, ningún cambio tendrá sentido”.
— Francisco J. Zarate.
Alex.
Eran al menos las 11 de la noche, no estaba seguro pues ya llevaba posiblemente una o dos horas en llamada con la chica ojos color aceituna.
Es un mejor apodo que "Mortadela".
(Poniendo apodos me muero de hambre).
En realidad no sé por qué la eh llamado así en primer lugar, tal vez haya sido por el hambre que tenía en ese momento y que mí acompañante favorito en las comidas es la Mortadela.
Aunque ella no está mal para acompañar mis comidas.
Me relamí los labios y saboreé esa idea.
— ¿Me estás oyendo idiota? — La chillona voz de Adison me sacó de mi laguna mental.
— Si, sabes que te oigo —
Chasqueó la lengua.
— Creo que ya llevo suficiente tiempo conociendo al idiota con el que hablo. Me estás mintiendo — Afirmó.
Tenía razón.
En primer lugar perdí el hilo de esta conversación hace como media hora así que no tengo idea de lo que dijo en todo ese tiempo.
— Muchas personas dijeron lo mismo, cariño — Respondí burlón.
— ¿Me estás comparando? — Dijo amenazante.
Había olvidado que uno de los puntos frágiles de Adison es la comparación. El mínimo intento de comparación para ella era una ofensa imperdonable.
— Eh... ¿No? — Dudé.
— Lo dejaré pasar por esta vez... Te juro que me las pagarás cuando te encuentre a solas — Amenazó.
— Uy, que miedo, ojalá no vayas a besarme tan fuerte — Bufé.
Ella hizo un sonido de asombro.
Podía imaginarla del otro lado de la pantalla poniendo su mano en su pecho dramáticamente.
Sonreí ante esa posibilidad.
— ¿Me crees incapaz de golpearte? —
— Si, creo que eres inofensiva —
— Ya me has ofendido mucho, adiós —
— Vamos, ojos verdes, quédate un rato más —
Suspiró — Está bien, pero me debes una comida por esto —
— Todo lo que la pequeña quiera — Sonreí.
— Como decía, también quiero una casa de dos pisos y un auto... Prefiero un Ferrari color negro —
— Todo lo que la pequeña quiera, con limitaciones claro — Corregí.
Tomé mi almohada y la golpeé un poco, me acomodé un poco más en la cama y la puse tras mi cabeza.
Ya estaba empezando a querer dormir.
— Oye —
— ¿Si? —
— Yo siempre hago énfasis en conocerte, pero... ¿Cuanto sabes tu de mi? —
Buen punto.
— Se lo suficiente como para saber que estás sobre tu cama y no llevas brasier —
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Efímero [1]
Romance"No existe peor guerra interna que la disputa entre la realidad y lo que anhela el corazón."