Especial

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“Hay ausencias que sangran tan hondo, que el corazón para no partirse las transforma en recuerdos...”

Swett.

Lo observo de pies a cabeza y él me mira con esa expresión vacía de siempre, no sé hasta cuando seguirá así pero no entiendo a qué se debe. Recientemente me mudé otra vez a Halifax, por lo tanto me toca estudiar nuevamente con él. Otro años más... Junto a él.

Mi familia es poco tradicional, la vida para ellos consiste en trabajar y darse sus lujos sin ver los altibajos que puedan llegar a tener, y para mí, uno de esos altibajos es tener que estudiar en una academia diferente cada año, Halifax, luego Ottawa, y así consecutivamente. Espero no cambien de los viajes a otro estado diferente.

Es algo muy inestable para mí, ya que gracias a los viajes constantes no puedo tener relaciones duraderas con nadie, ni con amigos, ni con los chicos que me gustan.

— Es un gusto compartir clase contigo otra vez, haces que esto sea más llevadero — Suelta en un murmullo que hace que la conversación se vuelva confidencial.

— ¿Porqué hablas tan bajo? — Respondí en un murmullo también.

Él ladea la mirada con pesadez, la misma que caracteriza sus ojos.

— Para ser franco ni siquiera quiero hablar — Suspira — Al menos no ahora —

— ¿Otra vez te molestaron? — Siento como mi corazón se hace pequeño con tan solo recordar...

Él asiente y yo me quedo en silencio.

Me incorporo con más comodidad en mi asiento y dejo caer mi frente contra la mesita, allí volteo y lo miro fijamente... No hay marcas en su rostro o al menos no se ven, no puedo ver sus brazos ya que siempre los lleva tapados con alguna prenda, normalmente se ocultan con las mangas de sus camisas largas.

Debería...

— ¿Qué te hicieron? — Dije al fin armandome de valor ya que seguro responder eso no sería fácil para él.

— Justin me dijo que lo siguiera, así lo hice... Fuí un idiota al pensar que realmente necesitaba mi ayuda — Comenzó a tensarse y apretó sus puños sobre la mesa — Cuando llegamos al patio estaban también Simón y Aleck... — Una lágrima se escurrió por su mejilla — Primero se burlaron de mi aspecto y luego comenzaron a molestarme porque ellos si tenían un padre con ellos... No como yo —

No sé qué decir así que apreto su mano con suavidad, él se tensa aún más pero no la quita a pesar de que no se relaja o suaviza su expresión.

— Agradezco tu apoyo, pero sabes lo que opino del contacto físico — Sus ojos encuentran los míos y mi corazón se acelera, no sé porqué, no sé si es la frialdad de su mirada o la sencillez que alberga su alma dolida... O tal vez su sensibilidad.

— Me vale —

Él abre los ojos con exageración y relaja un poco su cuerpo.

— No esperaba esa respuesta —

— Y yo no me esperaba que volvieras a dejarte molestar con esos idiotas... ¡¡Juro que yo misma los haré pagar!! —

— No puedes hacer eso Swett —

— ¿Olvidas quién soy? — Doy una carcajada — Yo hago lo que me place —

Él vuelve la mirada al frente con su frialdad habitual.

— Gracias por todo lo que dices, pero creo que merezco todo eso —

Bien, esto ah sido lo último.

— ¡¡Escúchame idio... — Maldición, lo ah salvado la campana.

Efímero [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora