Capitulo/ 11 Perdidos.

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Steven Moguilevich

—Me comunicaron que estas planeando algo—pregunto intrigado por que es poco común que se le venga algo en mente, mas después de la  muerte de mi abuelo siempre quiere mantenerse a veces al margen.

—Fue el metiche de Eidan—menciona bromeando—cuando lo vea lo lanzare a los perros tenlo por seguro—señala tomando asiento con su vaso de wiski en mano. 

Ignoro su broma poniéndome serio con mi siguiente pregunta.  

—Que tienes en esa mente retorcido—tomo asiento sonriéndole sabiendo a lo que me refiero. 

Como una persona como el puede verme la cara de estúpido pensando que me tiene en sus manos como un incompetente ahora que lo veo y al igual que sus acciones me subestima mucho debe creer que aun no recuerdo nada de lo sucedido. 

Hasta ahora recuerdo todo incluso lo que tenia en mente en ese entonces, y que no me percate de que me iba a tomar tanto tiempo solucionarlo; Como pude permitir que se saliera de mis manos.  

igual era irreversible, un auto blanco corriendo a toda velocidad pasándome por encima sin marcha atrás seguro estaba todo planeado, pero en esos breves segundos me quede paralizado mientras el auto me pasaba por encima dejándome tirado en las calles no había nadie en esa noche, esa noche que me arrepentí de mentirle a Ángel.   

—Tengo a uno de los italianos que interrumpió uno de mis almacenes—levanto la mirada inexpresivo asintiendo—pienso matarlo y darles una sorpresita. 

Saca una arma de uno de los cajones poniéndolo encima del escritorio delante mío; esa arma es del abuelo como es que llego en sus manos. 

—Esta arma hijo es una reliquia, sabes cuanto ansiaba tenerla en mis manos, ahora que lo esta no se siente igual es solo una simple arma—sermonea con la mirada en esa arma. 

Un arma de 9mm bañada en oro y plata con retoques y detalles en su esplendor; Era de mi abuelo una que admiraba con solo verla, la diseño el mismo mandado a hacerla una que pude tocar a la edad de doce años. 

Esa es la versión original de su historia y no la otra la cual era una vil mentira. 

Cuando la vi la primera vez me dijo que era de su padre y fue heredada por el y después a mi, Me quiso enseñar a disparar ese mismo día pero me negué diciéndole queme daba miedo el cual no insistió mas diciéndome que todo tiene su tiempo y que el mío llegaría pronto. 

—¿Nunca la viste cierto?—miento negando; si el supiera lo que hice.

—No solo la vi una vez, pero fue cuando tuvimos un tiroteo en casa—miento; el tiroteo donde murió mi abuela. 

Ríe tomando el arma apuntando en un lugar de su despacho. 

—¿Quien es?—me mira arqueando una ceja dejando el arma de lado. 

—Es primo de Mateo Messina el actual Capo de la Cosa Nostra, uno de los Italianos—dice restándole importancia

—Si lo matas generaras una guerra entre la Cosa Nostra y nosotros—Explicó siendo racional algo que a el le falta. 

—Y, nosotros somos mas fuertes incluso el doble—extiende las manos riendo, niego. 

—Pero te recuerdo que ellos tiene aliados y nosotros igual armarías una guerra que solo uno ganara, eso quieres. 

Guarda silencio unos minutos mirando la arma que dejo ase uno segundos. 

—Hijo el poder es algo que muchos deseamos, el humano es codicioso al igual que estúpido es inevitable no sentir codicia cuando tienes mas poder ansias mas hasta obtener lo deseado, por esa razón tu padre es estúpido y tu igual.

Ámame otra vez +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora