Mi relación con Emilia es demasiado buena. Nos conocimos a través de Duki, pero siento que pasé toda mi vida con ella. No es sencillamente mi amiga cantante, es una de mis mejores compañeras de vida. Para ese momento, enero 2022, todavía estábamos construyendo nuestro vínculo. Estábamos en esa fase eufórica que te agarra cuando necesitás contarle todo a alguien, nunca te quedás sin tema de conversación. Entonces debo admitir que dejé a Mari bastante de lado. Pero no fue intencional, de verdad no me di cuenta.
Con la intención de disculparme y compartir un rato con ella, la seguí al pasillo después de la fiesta. No me esperaba que estuviera tan enojada, tampoco tenía pinta de estar pasándola mal a lo largo de la noche. Pero, apenas me vio, la cara se le transformó. De todas formas, me impuse y fui detrás suyo.
Una vez en la habitación, ella se encerró en el baño. Me puse a mirar mi teléfono y Mateo no me había respondido en toda la noche, pero había subido a Close Friends una historia en el after party de su recital. Probablemente ya estuviera durmiendo.
Empecé a mirar para todos lados, incómoda. Descubrí que había un parlante sobre la mesita de luz, y lo encendí. Me conecté y abrí Spotify. Cada vez que saco una nueva canción necesito escucharla 200 veces, es más fuerte que yo.
Hoy volví a nuestra casa
Y la vi más vacíaEl ruido de cierre roto me anticipó la posterior aparición de María frente a mí, esperando que la ayudara a resolver el problema.
-Vení acá, bestia- dije sin poder ocultar la sonrisa.
Ella estaba realmente irritada, y me causaba demasiada gracia. La femme fatale de algunas horas atrás no había dejado ni rastros, en su lugar había una chica real y agotada.
Como dije antes, el contacto físico no es mi área más explorada. Fue raro tener que apoyar realmente las manos sobre su cuerpo para poder maniobrar, cuando ella estaba de espaldas contra una pared. Por suerte no podía verme, porque me ardían las mejillas de los nervios. Sin embargo, la sensación de su piel contra mis dedos era totalmente opuesta.
Al principio intenté tocarla lo menos posible, y después abrí una mano sobre su espalda para poder abarcar más. Sentía cosquillas en los dedos, y una urgencia infundada de sentir más de ella. No entendía nada. A pesar de estar contra la pared, no parecía estar incómoda. Por el contrario, se veía relativamente relajada. A tal punto en el que cuando dije "listo" no se movió. Entonces mis dedos se fueron automáticamente a la parte alta de su espalda, y comencé a hacerle masajes suavemente. "Casualmente" sonaba:
Juro que no quiero nada, pero cuando se me acerca quiero to'
-Nicki, yo...- comenzó, pero no siguió.
Suspiró y se dio vuelta. Quedamos frente a frente, y de nuevo sentí el calor en mis cachetes.
-Perdón por no haber estado con vos en la fiesta. Me entretuve demasiado con Emi, no tengo excusas válidas- me disculpé.
Pero no respondió, entrelazó sus manos a la altura de su abdomen y se quedó mirándolas. En mi intento por buscar sus ojos, terminé chocándome con el tatuaje que tiene en la parte alta del pecho. Estiré un dedo y lo toqué. Así conseguí que me mirase, totalmente confundida.
-Está re lindo- sonreí.
-Más lindo sería si no me lo hubiera hecho con Rusher.
El microsegundo de silencio casi hizo que me largara a llorar. Por suerte, ella empezó a reírse.
-No voy a ser una nena de jardín y enojarme porque estuviste con tu otra amiga en la fiesta- soltó.
-Igual, perdoname.
Estiré un brazo y apoyé la mano sobre su hombro. Ella me agarró por la cintura y me acercó a ella. Nuestras caras quedaron a centímetros, y ninguna de las dos quería bajar la mirada. Se había transformado en una especie de duelo a ver quién soportaba más la incomodidad.
Mi cuerpo me pedía pegarme completamente al suyo, pero mi cabeza no podía procesarlo. Las dos respirábamos despacio, tratando de no generar ningún movimiento brusco que pudiera cortar el momento.
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Inspiradora | María Becerra y Nicki Nicole
FanfictionDonde Nicki y María se gustan, pero el universo parece estar en su contra.