Julio '23 | POV de María

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La cabeza me daba vueltas. Había dado uno de los shows más icónicos de mi carrera, y aún así me sentía vacía. La realidad es que después de la discusión con Nicki no había podido recuperarme emocionalmente, y verla irse al camarín con Emilio no ayudó a la causa. Después de dicha escena, solamente quería irme a mi cama a llorar. Pero faltaban horas para que eso pudiera pasar.

Y todas esas horas fueron en vano, porque al final hubo un problema de horarios que hizo que suspendieran la presentación de Los del Espacio. La verdad es que me había ilusionado un montón con cantar con los chicos, era una oportunidad única y muy poco factible de repetirse. Cuando nos lo dijeron, me largué a llorar. Estaba colapsada y agotada, no podía más. Para mi sorpresa, Emilia corrió a abrazarme. Me hizo caricias en el pelo y me susurró cosas hermosas para calmarme.

Finalmente todos resolvieron ir a cenar juntos, pero yo no tenía energía.

-¿Querés que te acompañemos?- se ofreció Duki, refiriéndose a él y a su novia.

-No, tranqui. Necesito dormir, nada más.

-Bueno, descansá. Después paso a verte igual- dijo Emilia.

En el auto volviendo al hotel, abrí Instagram y había una historia nueva de Nicki. Se podía ver un balcón, y de fondo la luna y el mar. Llevaba tag de ubicación "Iberostar Playa de Muro".

-Dios, ojalá pegar canje con Iberostar- dije en voz alta.

Abrí la ubicación y resultó ser que ella ya estaba en otra ciudad, Mallorca. Ya sé que en Madrid no hay mar, pero en ese momento no lo pensé. Entonces me la empecé a imaginar caminando por la playa, en malla y con el pelo al viento. Estiro el brazo para agarrarla, pero Emilio se interpone. Ella me mira con pena, pero no dice nada.

Llegué y me hice un bollito en el sillón. Me costó, pero pude dormirme. Eventualmente me pareció escuchar un golpe en la puerta. Presté un poco de atención, y resolví que debía haber sido parte de la ensalada que tenía en mi cabeza. Me volvió el alma al cuerpo cuando miré mi teléfono y vi 2-7-23, 0.15hs. La tortura del primero de julio había terminado.

La puerta volvió a sonar, y fuerte, no podía haberlo imaginado.

-¿Si?- pregunté corriendo hacia la entrada.

-¡Mari! Soy Emilia.

-¡Dame un segundo!

Fui hasta el baño, me tiré una bata encima y me dispuse a abrir la puerta.

-Hola. Perdón por la hora, pero quería venir a verte- soltó apenas la dejé entrar.

Se sentó en un sillón que había en esa especie de hall de la suite, planeaba quedarse.

-¿Cómo te sentís?

-Mmm... Si te soy sincera, no tan bien.

-Nicki me contó lo que pasó entre ustedes...

-¿Qué de todo?- pregunté en un tono algo agresivo.

-Todo, creo yo.

Las mejillas se me pusieron coloradas. De nuevo estaba en la posición en la que una persona se acercaba a mí porque le daba pena lo que me había hecho su amigo.

-Mari, Nicki está súper triste. Y no tengo dudas de que vos también. Las dos están tan enredadas en el miedo a sentir más dolor, que no se dan cuenta de que son ustedes mismas las que hacen que se repita todo una y otra vez.

No arrancó para dónde me esperaba, pero igual me sentí atacada.

-No sé si es tan sencillo- respondí a secas.

Inspiradora | María Becerra y Nicki NicoleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora