no es amor.

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Estaban allí, sentados uno al lado del otro, en la fría noche. No se miraban, no hablaban, solo estaban disfrutando la compañía mutua.

Kaveh aveces miraba de reojo a su contrario, pero esto no llegaba a más que encuentros serenos entre los dos. Sus manos parecían arder, era un ambiente suave, e incluso el frío nocturno parecía ser inexistente.

— Kaveh.

— ¿Sí?

— ...– abrió la boca un momento, pero ni un sonido fue procesado.

Sus ojos se cruzaron, brillaron con colores inversos, iluminando sus rostros. Sus manos se acercaron lentamente, dejando en penumbra sus rostros.

— Deberíamos irnos– el peligris se aparto, dejando sentado solo a Kaveh — Supongo que estás ocupado.

— umh, s-sí– la situación había escalado a algo más, que nunca se logró.

Llegaron, Kaveh parecía tan cansado que ni siquiera podía mantenerse en pie.

— Estás mal.

— No me digas– no estaba de humor, tenía que descansar, pero también debía comer — Espera preparo la comid

— Yo cocinare por hoy– Alhaitham afirmó, no era un comportamiento común, por lo que dejó anonadado al rubio.

Se tomó el pequeño tiempo de la preparación para relajarse, ubicándose en el sofá.

— No puede ser– en verdad Alhaitham iba a decir algo, pero simplemente no lo dijo.

{El no me ama, y yo no lo amo a él. Piensa en otra cosa Kaveh} había empezado a transpirar, no como lo haría normalmente.

— Kaveh, ¿te encuentras bien?– el escriba se percató de la situación, observando la reacción del rubio — No te ves de lo mejor– había cambiado su expresión después de semanas, fuera de ese rostro gélido, se encontraba excesiva preocupación.

— E-estoy bien, tranquilo– nunca desvaneció su tímida sonrisa, solo la cercanía del escriba lo ponía a alerta — Seguro es por...

— ¿Por?– Se acerco a Kaveh, esté se encontraba hirviendo — Tienes friebe, ¿o acaso bebiste?– el silencio invadió el cuarto, no hubo respuesta alguna — Si no me lo dices tú, pasaré por la taberna.

— ¡No! Y-yo, si bebí. Ya estás feliz?

— Bien, supongo que llevo llevarte a un hospital, pero no creo que haya uno abierto a estas horas.

— Podríamos ir donde un amigo, Tignari, es un guardabosques y un biólogo, pero conoce la medicina.

— Se me hace conocido, como sea, dónde de encuentra– Kaveh le dió la descripción y lugar donde se podía encontrar, y sin mucho más, se dirigió hacia allí.

El rubio caminaba horrible, era obvio que el desconsuelo lo había llevado a emborracharse hasta el tope.

— Que cansancio.

— Es de madrugada, que esperabas– Aunque hablaba mucho más serio, su miedo no había cesado. Si le pasaba algo a Kaveh, el primero al que le echaría la culpa sería él mismo — Si estás cansado puedo llevarte en mi espalda.

— No, no, no está bien...yo puedo.

— No lo diría así, es la quinta vez que casi te caes. Insisto, sube– no podía refutar nada en su contra, era obvio que no estaba bien.

Si tu me quisieras...☆ {Haikaveh}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora