Relajación

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Después de la noticia, Kaveh no quería saber nada del trabajo o la Academia. Pensar en esos temas solo abrumaba más.

—No voy a tocar un papel en semanas... Si la gente se entera.

Recostó la cabeza en la mesa de madera del bar, dónde en esos últimos días había ido a quemar sus penas.

—Disculpa ¿Puedo sentarme aquí?

Una voz conocida le hablo, con un tono suave paso las yemas de sus dedos por la copa, alzando la cabeza. Era alto y atractivo, como el escriba, pero no era él.

—¡Oh! Eres el chico del hospital.

—Sí, lamento por las molestias de ese día. Aún así, si te apetece sentarte, con gusto.

Algo tímido se sentó, pidiendo una copa al sorprendido bartender. Nadie acostumbra ver a Kaveh con alguien más que no sea Alhaitham o sus demás amigos. Una sorpresa cuando otro joven atractivo se acerco a él.

—Me encanta beber aquí, pero el trabajo me limita demasiado.

—¿De que trabajas?

Pregunto el rubio, un poco más en confianza con el conocido.

—Soy... Dibujante, escuche que eres arquitecto.

—Asi es, es un trabajo muy lindo ¿Dibujar es parecido no? No es por ofender, tengo curiosidad.

—Sí... Algo así.

Interrumpiendo la conversación, Lambad dejo una copa de alcohol. Compartían el mismo gusto por consumir éso hasta quedar sin razón, tal vez eran cosas del trabajo ¿No?

La noche no fue tan mal después de todo, incluso quedaron para verse al otro día en la tarde, un descanso para la cabecita de Kaveh.

—¡Una cita!

Un grito escapó de Nilou, dejando unos segundos silenciosos en el Teatro Zubayr.

—Oh, perdón... En fin, quien fue el afortunado.

—¡Fui yo! Conseguir una cita de alguien tan lindo no es fácil Nilou, nada fácil.

—¡Ja, ja! Me alegro Kaveh, mucha suerte.

Balbuceo algo, corriendo hacia una de las mesas al lado del escenario. Cuando regreso tenía unas flores, las favoritas de la bailarina.

—Me cuesta mucho conseguirlas, la viajera trae algunas en algunas semanas, así que por favor cuídalas.

—¿Q- quieres que yo use estás flores? Pero Nilou, son tus favoritas.

Nilou sonrió, apretando el ramo en el pecho de Kaveh.

—Quiero que te vaya bien, ya conseguiré otras en unos días.

Cierto, ademas de conocer a Nilou por su gran talento artístico, era muy buena persona y amigable.

Llegó al lugar donde habían quedado, bastante natural y tranquilo para una salida formal. No llevo las flores, no tenía la confianza suficiente para entregar una flor ¡No era una cita romántica!

—Son las tres y no lo veo... Tal vez fui muy rápido.

Aún no se habían conocido lo suficiente, incluso la borrachera pudo haber ayudado a acelerar ese encuentro. No importaba, pasará lo que pasará, solo debía volver a casa y seguir con su trabajo.

—Jovencito, que hace aquí tan solo...

Una señora ya bastante mayor se le acerco, viendo el rostro del desanimado joven.

—Oh, buenas tardes Madam, yo solo estaba... Regresando a casa.

—¿Seguro? Pues no parece niño.

Kaveh se rió, notando la expresión desanimada de anciana.

—Los jóvenes de ahora son tan mentirosos, es obvio que estás esperando a alguien ¡Vamos habla!

—Sí... Estoy esperando a alguien, pero eso ya no importa, nunca llego.

—¿No tienes algún amigo o pareja? Tienes que apreciar lo que tienes, no lo que esperas.

Kaveh le agradeció, despidiendo gentilmente a la señora. No había pensado mucho lo que le había dicho, estaba tan frustrado por la situación que solo pensaba en volver a casa y dibujar. Mierda.

—¿Asi que lo atrapaste?

—Sip, en la punta de mi mano. Pensé que era más inteligente, pero es igual de estúpido que los demás que encontré.

—¿Ha funcionado tu plan con las visiones? Cierto, nunca consigues alguien así. Sumeru está lleno de ineptos que quieren llenarse la cabeza de conocimiento innecesario, que terminaran utilizando para nada.

—¿De que hablas? Solo dame tiempo y te traeré lo que quieres.

—Eso espero, Francis.

                                    _____

El desanimado arquitecto no tuvo energías para hacer nada más, estuvo todo el día en su cama, viendo las flores que había traído del Teatro.

—Aprecia lo que tienes... ¿Que tiene de malo desear más? ¿Que tengo yo? Algunos amigos y un trabajo complicado...

Mehrak se levantó, dando vueltas al rubio. Realmente se veía mal, no había tenido muchos pretendientes en la vida, y mucho menos lo habían dejado plantado.

—Kaveh.

—¿Que querés? Si vienes a molestar, mejor vete.

—Te dejaron una caja, si no la quieres la voy a devolver.

Kikara, su confiable repartidora ¿Cómo había descubierto que vivía allí? No importaba, solo acepto que Alhaitham entrara y dejara la caja.

—Gracias, ya puedes irte.

El escriba solo salió en silencio, pero aún así no parecía quitarle los ojos de encima a Kaveh.

La caja contenía un par de dulces y una carta, escrita con una caligrafía única.

“Lo siento, tuve que hacer un viaje rápido a Inazuma. Mis intenciones eran regresar, pero los barcos no llegarán en mucho tiempo

Si lo deseas, podríamos quedar otro día

· Liam”

Si tu me quisieras...☆ {Haikaveh}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora