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Estaba de regreso a casa mientras me despedía de Chiyo y Mera. Ellas se habían vuelto muy, en serio, muy pegadas a mi, en especial Chiyo.

Es demasiado notorio que le intereso a Chiyo por los repetidos favores y cosas que hace por y para mi, no me agrada la idea que haga eso solo para agradarme y claramente para que ella me guste y bueno, Mera... Mera solo se apega a mi porque siempre las invito a comer.

"¿Qué debo hacer?"

Durante unos días he pensado como rechazarla sin ser tan fría. Ella no me interesa en lo absoluto, al menos no en el aspecto amoroso.

Via lo lejos a Saiki saliendo de una tienda de repostería. Tan pronto lo vi suspiré con alivio, él sabría que hacer en esta situación porque él ya pasó por todo esto.

Me acerqué a él corriendo. "Saiki no se te ocurra irte, se que me escuchas" pensé mientras él fingía no escucharme mirando hacia otro lado apunto de caminar hacia la dirección contraria .

Corrí hasta él alcanzandolo con un poco de esfuerzo, caminamos un momento mientras le hablaba sobre mi gran problema y él me escuchaba.

-Tienes que resolverlo en tranquilidad, si te alteras no servirá de nada. -abrió un dulce y me la entregó-. Ten, tenemos que resolver el problema, tú te ocupas de ella y yo me voy a mi casa a descansar, así estamos cada quien en lo suyo.

-Es verdad. Vamos a tu casa. -sonreí metiéndome el dulce a mi boca para tomarlo de la muñeca llevándolo a fuerzas hacia su casa.

-Oye, no me to-... -fue interrumpido sin poder hacer algo al respecto mientras era arrastrado por mi.

"Que calorcito..." sentí nuevamente el calor extendiéndose por mi cuerpo, pero esta vez era más intenso y suave a la vez, mis mejillas se calentaron.

La sensación era tan rara, no sabía lo que me sucedía o lo que estaba pasando pero no quería que se detuviera. Me gustaba esta sensación.

-¿Me vas a dejar abrir la puerta o seguirás tomándome de la mano? -habló mirándome y luego a mi mano que sujetaba su muñeca.

Volteé mi mirada hacia él y luego al frente dándome cuenta que ya habíamos llegado a la casa, yo estaba tan perdida en mis pensamientos y la sensación tan agradable de mi cuerpo que había perdido la noción del tiempo sin darme cuenta.

-Ah, si, perdón. -lo solté haciendo que la suave calidez se fuera.

Entramos a su casa y no había nadie, Saiki parecía aliviado y relajado mientras caminaba guiándome hasta su habitación, grande, ordenada y espaciosa, tal y como lo esperaba de él.

-Wow, que linda habitación. -sonreí recorriendo su habitación con la mirada-. Gracias por acceder a ayudarme y resolver el problema los dos juntos.

-Yo nunca dije que tenia que ser juntos, además ¿por qué sigues con el uniforme a esta hora? -se cruzó de brazos sentándose en su silla-. Burbuja, mis padres llegarán en unos minutos, es mejor que te vayas.

-Ku, dime que hacer. -me quejé acostándome en el suelo e ignorando su comentario-. Chiyo no me interesa y tampoco me interesa estar en una relación.

-Solo dile 'no' o haz que se interese en alguien más.

-Lo primero es cruel, no puedo decirle 'no' así sin más, y lo segundo ¿en quién? -me senté para hacer una pose pensativa hasta convertir mi postura pensativa en una maliciosa-. ¿y si hago que se vuelva interesar en ti?

-Puedo impedirlo y hacer que ella guste más de ti. -hizo una pequeño sonrisa ladina-. No creo que quieras eso.

-Malvado. -miré hacia otro lado haciendo un puchero-. con tal Chiyo merece a alguien dulce y muy amoroso, no a alguien frío y sin corazón como tú.

Mi burbuja explosiva | Saiki Kusuo × OcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora