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Cuando yo dije que ojalá poder tener una cafetería para mi sola un día completo nunca me imagine que Chiyo haría la gran locura de rentar, no una, si no, dos cafeterías del mismo lugar para que yo pueda disfrutar.

—¿Cómo... Rentaste dos cafeterías? —la miré con incredulidad entrando a la cafetería donde nos esperaba un empleado—. Estas completamente loca ¿lo sabes? ¿De dónde sacaste el dinero?

—Hice unos cuantos trabajos por aquí, por allá, tomé todos mis ahorros y unas cuantas cosas más, pero no te preocupes por eso, tú solo disfruta.

Me miró para luego proceder a pedir varios postre y casi obligándome a sentarme junto con ella. No quería decirlo pero comenzaba a sentir incomoda con la situación.

Comencé a comer uno de los varios postres qué había en la mesa a la vez que Chiyo me miraba sin apartar su vista ni un solo momento.

En un intento de pedir ayuda miré intensamente al empleado el cual pareció notar la tensión pero de manera diferente, ya que puso una música romántica sonriéndome con complicidad.

Carraspeo mi garganta y dejando de comer antes de comenzar a hablar.

—Chiyo...

—¿Si?

Sus ojos brillaron asintiendo con emoción ante mis próximas palabras.

—Invitemos a Saiki. —sonreí levemente—. También podemos invitar a los demás, para no estar solos... Ya sabes, es mejor compartir.

—Ah... Claro, podemos invitar a los demás. —rió indicándole al empleado que cambiará de música con cierta amargura—. Soy una persona generosa ¿lo ves?

—Genial, llamaré a todos. —saqué mi teléfono y comencé a marcar.

Cuando todos al fin llegaron a la cafetería pude sentirme cómoda. Incluso llegué a dar un suspiro de alivio al verlos a todos, sin duda, la tensión que Chiyo pone en mi me hace poner demasiado nerviosa para pensar.

Miré a Saiki como si fuera un cachorro que había perdido a su dueño, hasta creo que sentí como una lagrima salio de mis ojos. Él era la solución, él podría ayudarme con Chiyo.

—Antenitas ¡llegaste! —corrí a saludarlo—. Pensé que no vendrías, necesito tu ayuda urgente.

Ni lo piense, ya te dije como lidiar con ella. —se cruzó de brazos moviendo su cabeza lado a lado—. No entiendo que es lo difícil de rechazarla.

—Y yo te dije que esos consejos son para personas crueles. —gruñí haciendo un puchero.

—¿Sabes que es lo que tampoco entiendo? Lo que ve Chiyo en ti.

—¿Qué ve Chiyo en mi? ¿No es obvio? Soy inteligente, muy atractivo y sobre todo soy confiable y genial.

—¿No es al revés? Tu eres tonto, torpe, irresponsable, caprichoso y sobre todo muy problemático. —me señalaba con su dedo con cada palabra que decía dándome una sonrisa ladina.

—Puede ser, pero no negaste que soy atractivo, eh.

No se te suban los humitos burbuja. —dio un pequeño golpe con su dedo índice en mi frente—. Solo olvidé mencionarlo.

Estaba por responderle con todas mis reclamos pero antes de poder hacerlo Chiyo tomó mi brazo llevándome hacia ella y alejándome de Saiki quien pronto fue invadido por Teruhashi de igual modo.

No tuve la oportunidad de sentarme a lado de Saiki porque Teruhashi había tomado ese lugar y Chiyo ya había guardado un lugar para mi a su lado.

—Gracias por invitarnos Shimizu, si no fuera por ti, yo estaría muerta de hambre. —Mera habló con la boca llena de postres y acaparando todos los platos para ella.

Mi burbuja explosiva | Saiki Kusuo × OcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora