Una novia para mama ADAPTACION.

Capítulo 30

—Mierda –se agacho a recoger la bolsa de galletas del suelo.

— ¿Se puede saber qué te pasa? —Raquelle la miro con el ceño fruncido.

—Nada. —Respondió mientras dejaba la bolsa sobre la encimera.

— ¿Nada? ¿Nada? Nada —asintió—. Así que ¿no te pasa nada?

—Déjalo ¿quieres? —camino hacia la puerta de la cocina y se asomó por el—. ¡Niñas la merienda!

—Barbie tiene razón. —Raquelle suspiro—. Estás muy rara.

— ¿Qué? —y se giró hacia su hermana con las manos puesta en la cintura—. ¿Desde cuándo Barbie y tú hablan de cómo estoy o dejo de estar?

—Desde que parece que le huyes. —Raquelle levanto una ceja—. Y no me digas que no lo estás haciendo porque has puesto tu teléfono en silencio y el de la casa esta descolgado—

— ¡¿Qué hay de merendar?! —Sasha entro en la cocina corriendo.

—Emparedado. —Gloria miro a su hija de reojo—. ¿Te has lavado las manos?

—Si mamá. —Ella respondió cansada y después se sentó en la silla

—Mamá. —Emma entro en la cocina y miro a su madre con el ceño fruncido—. ¿Podemos invitar a Barbie a merendar?

—Eso, ¿pueden? —Raquelle apoyo la espalda en la silla mirando a su hermana.

—No, no pueden. —Gloria suspiro agotada y salió de la cocina.

— ¡Se acabó! —Raquelle salto de su silla y siguió a su hermana—. ¡Vas a decirme que está pasando!

Gloria miro a su hermana y tras respirar aire despacio se sentó en el sofá, mirando al suelo.

— ¿Qué te pasa cariño? —se acercó a ella preocupada y se sentó a su lado.

—Bárbara me propuso vivir juntas. —Trago saliva despacio.

— ¿Y? —Raquelle sonrió—. Eso es maravilloso. —Frunció el ceño—. ¿O no?

—Yo... —cerro los ojos y apoyo la cabeza en ambas manos—. Aún no estoy divorciada.

— ¿Y? Pronto lo estarás —ella negó con la cabeza—. No veo cual es el problema

—El problema. —Gloria se levantó del sofá y empezó a caminar de un lado al otro –el problema es que aún estoy casada con otra persona, que acabo de comprar esta casa, que me propuse dedicarme a mis hijas nada más, que mi trabajo que me quita mucho tiempo. —Miro a su hermana—. Y...

— ¿Y? —Raquelle levanto ambas cejas.

—Y... —llevo las manos a su pecho sintiendo como le faltaba la respiración.

— ¿Y? —Raquelle volvió a repetir la pregunta

— ¿Todo va demasiado rápido? —ella bufo molesta—. ¿Eso es lo que te preocupa?

—Me estoy separando Ray. —Trago saliva—. Del hombre que yo creía era perfecto, del padre de mis hijas que me hizo mucho daño. Me precipite con él, con nuestra vida y ahora, parece que olvide todo y vuelvo a ser una estúpida jovencita que mete la pata. Soy una irresponsable.

—Por el amor de dios ¿quieres dejar de exagerar? —Raquelle se levantó de su lugar y camino hacia ella.

— Mamá. —Sasha entro al salón—. Ya hemos acabado.

—Muy bien cariño. —Gloria trato de sonreír a su hijo—. Ahora suban al cuarto y busquen las maletas. Papá llegara pronto.

— ¿Tenemos que ir con él? —Emma aparecio en la puerta—. Yo quiero quedarme contigo.