32.Holy Ground

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POV LALISA

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POV LALISA

En lo que me había metido...

No importaba con tal de hacer feliz a Roseanne.

Suspiré cansada después de una buena rona de sexo en la cabina de descanso del avión. Realmente me dejó temblando, y ella no estaba mejor que yo.

Faltaban solo dos horas para llegar a tierra y mentalmente revise que todo estuviera listo. La primera semana en Las Vegas serían con mañanas llenas de reuniones de trabajo y tardes con mi rubia llevándola a todos los lugares posibles, el fin de semana sería el concierto y también tenía que tener todo listo.

Miré por quinta vez si Rosé se encontraba aún dormida y era así. Abrí mi bolso, saqué la cajita roja de terciopelo para luego abrirla y encontrarme con ese precioso anillo que mandé hacer exclusivamente para Rosé hace algunas semanas.

Según Jisoo si le iba a proponer matrimonio tenía que ser de una manera especial, así que, que mejor idea que proponérselo cuando Taylor cante "Love Story". Mis manos sudaban del solo pensar en hacerlo.

Estaba más nerviosa que cundo me acerque a Roseanne por primera vez. Tontos nervios.

—Tú puedes Lalisa —murmuré dandome ánimos propios. —Tú puedes.

—¿Lalisa...?

Salté al escuchar su voz ronca de recién levantada que cuando me dí cuenta el sonido del anillo resonó tan fuerte en mis oídos que tuve que girar para ver si Rosé también lo había escuchado. Parece que no.

Fui muy imbécil, lo ví brillar a unos metros frente a nosotras. Si la rubia abría los ojos y miraba frente a ella lo vería perfectamente. Carajo lentamente guardé la caja en mi bolso.

Volví a girar mirando a Rosé y la tomé de la mandíbula no tan fuerte para que hiciéramos contacto visual, no la dejaría ver la estupidez que hice así que la besé.

—Lisa... —jadeó recuperando el aliento, la única prenda que portaba era una camiseta mía y se le veía tan sexy.

Volví a besarla cuando intentó soltar mi cuello.

—Dios, eres insaciable. Déjame respirar —rió juntando nuestras frentes. De reojo aún pude ver el aro brillar como burlándose de mí.

Sino lo recuperaba antes de que se diera cuenta yo comenzaría a llorar.

—Mirame Chae —supliqué.

—¿Qué pasa, amor?

Negué con la cabeza y la tomé de la cintura acariciando esa zona de arriba abajo.

—Eres tan hermosa —mis pulgares acariciaron sus regordetas mejillas, ella fue quien ahora me besó.

En un movimiento rápido ya no es encontraba en su asiento sino sobre mi regazo restregando se contra mi dolorosa erección. Maldita sea, mi cuerpo me traiciona en el peor momento.

ENCHANTED |CHAELISA| G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora