Capítulo 4

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Ambos hombres se quedaron quietos por un momento, la tormenta rugía con fiereza afuera, los rayos iluminaban las ventanas, el fuego crepitaba con calma en el hogar.

El estornudo de Kai rompió el silencio y Soobin se movió —Tienes que quitarte esa ropa empapada, vamos, ven conmigo.

Sin salir de su asombro, Kai no ejerció fuerza alguna y caminó tomado de la mano que Soobin le ofreció. Subieron por las escaleras con una vela que Soobin prendió en el camino, llegaron a la habitación de Soobin y de un closet de madera él extrajo un par de pantalones y una camisa de algodón.

—Puedes ponerte esto, yo mientras calentaré agua para que puedas tomar un baño, no tardaré mucho —Soobin le entregó la ropa y Kai la tomo.

—Gracias —dijo con voz tímida —, tú también deberías vestirte— Los ojos de Kai recorrieron el pecho desnudo y mojado de Soobin con sutileza.

Soobin por fin había recordado que se encontraba medio desnudo, sonrojado se abrazó a si mismo —Si, eso ha-aré —sonrió y salió caminando hacia la puerta —. No tardaré, en cuanto esté listo el baño te llamaré.

Kai no dijo nada, lentamente comenzó a quitarse la ropa empapada que casi se encontraba pegada a su cuerpo, solo se envolvió en la frazada y aguardo sentado sobre la cama a que Soobin regresara. Mil preguntas rondaban por su mente.

Dos horas después, la oscuridad había caído en su totalidad sobre Genové y la tormenta aun atacaba la isla con furia. Kai y Soobin se encontraban sentados en la sala frente a la chimenea. Ambos comían la sencilla cena que Soobin había preparado.

—¿Te sientes mejor? —Soobin preguntó —El té, te ayudará a no contraer un resfriado, es eucalipto.

Kai lo miró y después le dio un trago a su taza —Pues sabe muy bien y en verdad se siente bien en mi garganta, gracias Soobin— él le brindo una sonrisa tímida y continuó tomando de su taza.

—¿Así que...? —Kai habló después de unos minutos —¿Todo este tiempo estuviste aquí?

Soobin lo miró con incertidumbre —No, yo... —Empezó a hablar, pero no pudo terminar la frase.

Después de unos minutos en que otra vez nadie dijo nada, Soobin se atrevió a hablar de nuevo —¿Me delatarás? — preguntó.

Kai lo miró sorprendido por la pregunta —Soy el primer ministro de Valleir— Fue lo único que respondió.

Soobin le devolvió la mirada —Lo sé— dijo con resignación.

—Pero yo... —Kai empezó a hablar de nuevo —. Es decir, tú me salvaste, sin ti, ahora estaría destrozado junto con mi barco, yo, podría, no, decir nada.

Sus miradas continuaban unidas, a la luz de las llamas los rasgos finos de Kai se notaban perfectos, Soobin no hizo nada más que mirar, mirar y recordar.

—Gracias, creo— Cuando por fin quitó la vista de Kai, hablo pasando la lengua por sus labios resecos, dio un trago más a su taza de té —. Hablaré con los reyes de Valleir-Hiver en cuanto regresen de su viaje, no te preocupes.

Kai lo miró como si se de pronto un cuerno hubiera crecido en su frente —¿Perdiste la cabeza acaso?, ¡el rey Kang te matara apenas te miré entrar al atrio del castillo!

Soobin miró las llamas y algo en su pecho se retorció —Lo sé, pero se los debo a mis padres —Volvió a tomar de su taza —, ellos, no quieren rendirse.

Kai lo miró con compasión —No puedo creer que... —Empezó a hablar, pero no terminó la frase.

Soobin suspiró —¿Qué estabas haciendo en un velero en medio de una tormenta Kai? — preguntó con curiosidad.

Kai lo miró sorprendido y un sonrojo apareció en sus mejillas —Bueeno, la tormenta no estaba cuando subí al bote, yo solo...

Soobin soltó una carcajada —Siempre fuiste muy malo para navegar, ¿por qué creíste que podías hacerlo ahora?

Kai le regreso una mirada molesta —Oye, no todos podemos ser perfectos como tu quisieras que fuéramos —La voz de Kai sonó enojada.

—¿Qué se supone que significa eso? —Soobin preguntó levantando una ceja.

Kai se levantó del sofá y la manta cayó al suelo, él se veía furioso —¡Disculpa por no saber hacer todo correctamente, por ser solo un insignificante humano, no quería perturbarte en tu exilio!

—Kai... —Soobin lo miró con duda, pero al ver la cara llena de ira del chico un dejo de claridad pasó por su mente —. Yo nunca dije que tu...

—¿Qué fuera insignificante? —preguntó con desdén —, ¿qué era un inútil?, no claro que no, solo lo dejaste muy en claro cuando preferiste irte con él.

Soobin lo miró con la boca abierta de par en par, se puso de pie frente a él y con una risa nerviosa comenzó a hablar —¿Eso es lo qué crees que pasó?, ¿qué para mí no significabas nada?

—¿Y no fue así? —Kai indagó con sarcasmo —, ¿no fue mejor para ti ir tras el príncipe azul?, ¿no fue lo que hiciste?

—No, yo...

—¡No mientas Soobin!, en cuanto viste a Beomgyu llegar, yo pasé a ser irrelevante para ti, y yo solo me quedé mirando. Aunque ahora que lo pienso, creo que después de todos estos años, merezco saber, es más, ¡deseo saber! —la voz de Kai se elevó —. ¿Me botaste porqué yo no era un príncipe?, ¿o fue porqué yo no era perfecto como Beomgyu?

—¡No es así Kai! — Soobin levantó sus manos al aire y habló con desesperación —. No fue así, es solo que yo... yo no pude contenerme, él era, él es...

—¿Y yo qué era Soobin? —Kai preguntó con amargura en la voz —, ¿yo qué era?

Soobin lo miró, pasó saliva con esfuerzo, la tormenta seguía escuchándose de fondo —Tú eras muy valioso para mi Kai, es que...

Kai soltó un chasquido en la boca y esbozo una risa sarcástica —¿Sabes qué?, ¡olvídalo! — Caminó de lado contrario a la sala, rumbo al pasillo, y pasados unos instantes regresó —. Yo...no sé a dónde debo ir.

De no ser por la situación Soobin habría reído —Te mostraré tu habitación —Le indicó.

Cuando llegaron a la habitación en el piso de arriba, Soobin encendió unas velas con la que él llevaba en la mano, la habitación se sentía fría —Cuando llueve así, Genové tiende a volverse fría, pero solo tomará unos minutos para que el hogar caliente el ambiente— Después de encender la chimenea, caminó hasta el armario de madera y le entrego dos frazadas más a Kai —. Descansa por favor, yo... estaré en mi habitación por si necesitas algo.

Kai recibió las mantas y con un poco de tristeza en la voz le agradeció a Soobin.

—Kai —Soobin se detuvo en la puerta —. Perdóname por favor, yo jamás me puse a pensar en lo que tú sentías. ¿Sabes?, yo, he cometido muchos errores en mi vida, y alejarme de ti, fue sin duda alguna el peor. Hasta mañana, descansa —Lo miró por última vez y cerró la puerta.

Kai se quedó mirando la madera con tristeza —Soobin —susurró, se recostó en la cama y enredándose en el calor de la frazada, cerró los ojos, poco a poco, el sonido de la lluvia lo relajó y se quedó dormido.

Rencor©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora