Capítulo 7

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Los truenos parecían haber comenzado una contienda con los gemidos que Kai profería cada vez que Soobin acariciaba su piel. Era un poco mortificante, pero se descubrió a si mismo incapaz de evitar la emoción. Se sentía tan ansioso, tan desesperado, que casi lloró al sentir el cuerpo del pelinegro sobre el suyo. Lo que sin duda hizo que sus inhibiciones se acabaran, fue el entusiasmo que Soobin mostró cada vez que él gemía y su cabeza se movía hacia atrás sin quererlo.

Kai se abrazó al cuello de Soobin con fuerza mientras sus bocas se devoraban la una a la otra. Las manos de Soobin sostenían sus piernas con vigor, mientras sus cuerpos se mecían uno al otro siguiendo el ritmo de las olas del mar que se estrellaban en la playa. Los gritos de ambos se confundían con el clamor de los truenos, las lágrimas que brotaron sin querer, se fundieron con las gotas de lluvia que pegaban insistentes en la ventana, los suspiros que llenaron la habitación cuando el éxtasis los alcanzó se perdieron con el ulular del viento que mecía las palmeras a su antojo. Y así, como la furia de la tormenta los llevó a perderse en sus deseos, la calma llegó cuando solo cayó una fina lluvia y Kai por fin pudo dormir dulcemente, en los brazos de su príncipe.

Tal y como la tormenta había comenzado, se había acabado, aún se veían nubes grises cubriendo el cielo y la lluvia insistía en no parar, pero su fiereza había desaparecido. Soobin y Kai, se encontraban disfrutando de sus besos y de la desnudez que se dejaba ver entre las mantas.

—Mi padre llegará en cualquier momento —Soobin habló entre cada beso —, y podremos llevarte al puerto...

—mmm... sí, creo que si —Kai respondió con dificultad tratando de contenerse —, podré regresar a...

El deseo era claro en ambos hombres, y aun sabiendo que las responsabilidades los esperaban, se permitieron robarse un tiempo más, sentir un poco más de ese elixir que no parecía saciar su sed.

Horas más tarde, Kai había casi arrastrado a Soobin fuera de la cama. Habían tomado un desayuno frugal y tomados de la mano, bajaron a la playa. Ésta, se encontraba hecha un verdadero desastre. La lluvia por fin se había detenido.

Varias palmeras se habían caído y había hojas, piedras y troncos por todos lados, la marea que aun llegaba fuerte arrastraba el sargazo a la arena, pero el sol estaba comenzando a asomarse por momentos entre las nubes.

—Y ahora, ¿qué va a pasar? —Kai se atrevió a preguntar, él había recogido un caracol de mar que había encontrado sobre la arena —. Es decir, con...

Soobin lo miró, él estaba tratando de levantar un tronco que se encontraba en medio del muelle, —Bueno... —caminó directo a donde se encontraba Kai, parado sobre la arena. Tomó su mano y con la otra acarició su rostro —. Se que mi situación es difícil bebé, pero yo definitivamente deseo seguir viéndote, seguir a tu lado, tú... ¿Quisieras lo mismo?

Kai guardo el pequeño caracol en el bolsillo de su pantalón y tomo la otra mano de Soobin entrelazando sus dedos —Me encantaría estar contigo, yo siempre he querido estar contigo, y haré todo lo posible por apoyarte.

Soobin sonrió y se acercó a Kai para besarlo, pero justo cuando sus labios estaban a punto de tocarse, un fuerte golpe en su cabeza le hizo caer sobre la arena bajo la mirada atónita de Kai.

—¿Creíste qué no te encontraría Soobin?, ¿qué de verdad me tragaría que estabas muerto? —La voz demandante, hizo que Soobin levantara la cabeza y se encontrara con la sonrisa burlona del capitán Mingi.

kai miró al pirata con terror, dio unos pasos hacia atrás, pero no llegó muy lejos cuando unos brazos lo tomaron por el pecho, era Hongjoong —¿Pero qué cosa más dulce tenemos aquí? —Éste comenzó a tocar su pecho y abdomen de forma sugerente.

—¡Suéltalo! —Soobin grito. Se levantó haciendo mucho esfuerzo y trató de caminar a donde estaba Kai, pero no llegó muy lejos porque Mingi le propinó otro golpe con un tronco en las piernas, provocando que un grito de dolor saliera de sus labios.

—Tu lugar es en el suelo Soobin —Mingi tiró una fuerte patada en su abdomen que provocó que el pelinegro se retorciera sobre la arena, los demás piratas de la tripulación ahora se encontraban al rededor riendo.

—Es el primer ministro de Valleir, capitán —Yunho expresó, acercándose a Kai, tomando su barbilla con fuerza.

—¡Parece ser el primero de algo más para Soobin, eh! —Mingi miró a Soobin en el piso —Cobraremos más de una recompensa al llevarlo con nosotros.

—Dé-jalo-o en p-az Mingi —Soobin trató de levantarse del suelo, pero el dolor en su estómago se lo impedía —Esto es entre tu y yo, déjalo a él, ¡te juro que te mataré si le tocas uno solo de sus cabellos!

Mingi le envió una sonrisa fría —¡Súbanlo a bordo del bote!, ya veremos quién da más por el primer ministro.

—¡Soobin! —Kai gritó cuando entre Hongjoong y San se lo llevaron a fuerzas hacia el muelle, donde su bote estaba oculto tras la palmera que había caído en la noche —¡Soobin! —sus ojos estaban llenos de horror.

—¡Kai! —Soobin se levantó como pudo y corrió hacia él, seguido por Seongwha, pero justo cuando estaba por llegar, un estruendo lo hizo caer al suelo, provocando que Kai gritara, haciendo un esfuerzo mayor por soltarse del agarre de los piratas.

El tiro del mosquete de Mingi, le había dado a Soobin justo en el brazo izquierdo, provocando que de nuevo cayera sobre los maderos del muelle. Los gritos de terror de Kai se dejaron escuchar por un momento a lo lejos, pero la voz de Mingi la escucho sobre su oído.

—Tienes dos opciones Soobin, su vida o la tuya, pero no lo pienses mucho, solo tienes 72 horas —Mingi soltó el cabello de Soobin y su cara pegó en la madera. Poco a poco sintió que el dolor le estaba consumiendo la energía y sus ojos se cerraron en efecto, solo alcanzó a ver brevemente como dentro del bote se encontraba Kai rodeado de los piratas más peligrosos del mundo, esta vez su corazón fue el que dolió más.

La oscuridad de la habitación donde se encontraba ahora, le impedía ver que había a su alrededor, por un momento le recordó a la cabaña de Yeosang en Solitude, y aun con la mente nublada, pensó que todo había sido un sueño y él acababa de ser echado del Avalon, cerró los ojos de nuevo y una imagen, o más bien una sensación fue lo que le hizo abrirlos de nuevo, e incorporarse con rapidez. "¡Kai!".

Rencor©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora