Capitulo 14

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La noche estrellada se podía notar a través de los barrotes de la habitación de Soobin. Gracias al rey Beomgyu, su prisión era una suite en el castillo que albergaba al senado. El lugar estaba en la parte más alta de una torre alejada del complejo, sellada con barrotes en las ventanas, la llave solo la tenía Lord Manuelle quien era el líder de la sociedad.

La cámara de lores en el senado, estaba constituida por personas que tenían un título dentro de la aristocracia, por lo regular eran elegidos por las familias reales, cada uno representaba a un país y a una sociedad, excepto por Lord Manuelle que provenía del viejo mundo, los demás cancilleres habían nacido en Kroné. El único miembro que era rey y canciller al mismo tiempo, era Kang Taehyun, él no había enviado a nadie de su corte a hacer el trabajo que él mismo podía hacer; los demás miembros no pudieron negar su participación, por el hecho de que era un rey legítimo y por qué era el único en el continente que viajaba con frecuencia.

Soobin sentía miedo, pero él sabía que se merecía el castigo por haber sido un cobarde y haberse guardado la verdad por tanto tiempo, por haber permitido que lo miraran como a alguien cruel.

No podía culpar a nadie más que a sí mismo por las malas decisiones que tomó en el pasado, por haberse dejado llevar por el rencor. Ahora, sentía miedo, pero más que nada, por el hecho de que jamás podría darle una vida digna a Kai.

Él hubiera querido pedir su mano en matrimonio, casarse con él, hacerlo rey del castillo de Ecláire y criar a sus herederos juntos. Ahora ese sueño se había ido a la basura, y no sabía cómo podría perdonarse por eso.

La noche carecía de luna, las estrellas se miraban como peces coloridos debajo del mar. Una estrella se miraba más brillante que las demás, era tan clara, tan redonda, tan grande, casi parecía la luna.

Soobin miró con atención como la estrella crecía y crecía en tamaño y brillo, pero lo más curioso era, que parecía estarse acercando a la torre.

Su sorpresa se hizo más grande, cuando vio que no era una estrella, ni una luna, era un... ¿era un globo?, un globo enorme, que estaba encendido con una llamarada, la cual era sostenida por lo que parecía un barco, "¿un barco volador?" Soobin se preguntó a si mismo

—¡Creo que he comenzado a perder la razón! —Soobin exclamó con incertidumbre mientras miraba como de verdad el barco se hacía más real conforme avanzaba. Cuando ya lo tenía a tan solo unos metros de su ventana, pudo notar como un hombre maniobraba lo que parecía ser un timón, escuchó un ruido sordo en el piso de abajo, y al asomarse por la ventana, pudo ver entre las sombras como dos personas sometían a sus guardias con pericia. De nuevo su atención se posó en el barco volador y reconoció al hombre que venía pilotando el artefacto, el cabello rosado extravagante de Yeonjun era inconfundible. Él iba vestido de negro y llevaba unas gafas enormes que cubrían su rostro.

Yeonjun detuvo la nave frente a la incrédula vista de Soobin y con un movimiento de mano le indicó que se alejara. Soobin entendió y obedeció, aunque aún no comprendía nada de lo que estaba sucediendo.

Yeonjun pego algo a la ventana y fue cuando Soobin comprendió que era, él había visto muchas veces esa clase de artefactos en los viajes a bordo del Avalon, así que se cubrió detrás de la cama y el sonido de una explosión le hizo recogerse un poco más en su escondite, pedazos de piedras y polvo cayeron sobre el colchón y en su cabello.

—¡Hey Soobin! —El grito de Yeonjun se escuchó fuerte a pesar de que sus oídos habían quedado un poco sordos por el estruendo —¡Vámonos Soobin!

Soobin se levantó sacudiendo su cabello y su ropa y con mucha inseguridad se acercó al enorme hoyo que la explosión había causado en la ventana.

—¡Vamos Soobin, sube! —Yeonjun le hizo señas con la mano —¿Qué no eres un pirata, amigo?, ¡creí que sabrías como trepar a un barco!

Soobin sonrió con diversión ante la acusación de Yeonjun, pero, aunque no sabía si estaba seguro de lo que hacía, dio unos pasos atrás y corriendo, se impulsó y en un brinco alcanzó a tomar lo que él creía era la popa de la nave, Yeonjun le ayudó a subir y cayó dentro de lo que de verdad parecía ser un barco, solo que no era muy grande, tal vez solo cabrían 3 personas.

Una enorme flama en medio de la nave, hacía que un globo blanco rodeado por cuerdas se inflamara y mantuviera la maquina volando.

Yeonjun tomo lo que parecía ser una palanca y comenzó mover el barco con el timón.

Soobin gritó con sorpresa y se agarró al suelo mirando el globo sacudirse. La risa de Yeonjun lo distrajo de su fijación —¡Eres un pirata muy cobarde, eh Soobin! —Yeonjun volvió a reírse, pero no dejo de maniobrar el barco volador.

Con desconfianza y miedo Soobin se levantó del suelo, sentía que se caería de inmediato si tan solo se soltaba de la orilla del barco. Con lentitud y un poco encorvado, caminó hacía donde Yeonjun maniobraba el timón y fue cuando pudo admirar el paisaje, el castillo del senado había quedado atrás y las copas de los árboles se veían pasar a sus pies.

—Es un poco lento aun, pero en cuanto lo mejore, ya verás que será la nave más veloz —Yeonjun hablaba casi a gritos, pues el sonido de la llamarada era muy fuerte.

—Pero, ¿qué es? —Soobin preguntó sin salir de su asombro.

—¡El futuro, amigo! —Yeonjun sonrió y continuó maniobrando la nave.

Cuando los árboles se terminaron, ellos comenzaron a bajar con lentitud. Yeonjun regulaba la llama y lanzaba unos pequeños costales pesados por la borda, y cada vez que hacía algún movimiento, la nave descendía más, Soobin estaba sorprendido de la magnitud del artefacto y de la capacidad que tenía Yeonjun para manejar todo con absoluta confianza.

Cuando la nave bajo al piso, Yeonjun no apagó la llama del todo, pero si disminuyó lo suficiente como para evitar que el barco volviera a subir.

—Vamos, todos nos están esperando —Yeonjun abrió una pequeña puerta y empujó unas escaleras hasta que bajo por completo al suelo firme, Soobin lo siguió. Tomó una de las cuerdas de la nave y la ató a la rama de un árbol.

—¿A dónde estamos? —Soobin preguntó una vez que ellos empezaron a caminar.

—En Yuné —Yeonjun se ajustó sus gafas a la frente y una ligera capa de hollín se notó en sus mejillas —. Esta es la llanura de Eunice, mi padre la nombro así en honor a mi madre, decía que los pastizales floridos le recordaban a su belleza; es aquí a donde realizo la mayoría de las pruebas de mis invenciones.

Soobin miró a Yeonjun con otros ojos. Él siempre había sabido que Yeonjun era un genio en las ciencias y la mecánica. Cuando estaban en la academia, él era quien siempre se atrevía a experimentar con todo lo que le ponían en frente, pero jamás se había dado cuenta de las tremendas capacidades que poseía, ya que su facultad de seducir a todo el mundo era la que lo caracterizaba en aquellos tiempos.

Caminaron un poco más, y llegaron hasta lo que parecía ser un castillo de piedra caliza, sólo que no lo era, la edificación tenía una enorme puerta de madera y ventanales que cubrían sus paredes, el portón estaba abierto y se vislumbraba luz dentro, varias personas se encontraban de pie afuera. Conforme la luz se hizo más visible, los pudo reconocer a todos, eran Beomgyu y sus padres.

_Te dije que sería pan comido, ¿no es así, cielo? —Yeonjun se dirigió a Beomgyu —, ¿ahora te arrepientes de no haberme elegido a mi como tu rey?

—¡Ni en tus sueños más mágicos "cielo"! —Beomgyu cruzó los brazos sobre su pecho y frunció el ceño molesto.

—Soobin, ¿estás bien hijo mío? —El rey Remy abrazó a su hijo y el rey Yves los abrazó a ambos —Estábamos muy preocupados por ti.

Soobin se permitió sentir el abrazo de sus padres, era como si no los hubiera visto en años, pero de nuevo, él estaba sintiendo tantas emociones desconocidas, que no estaba seguro si de verdad había muerto en el Avalon y se encontraba en una especie de paraíso.

Rencor©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora