Capítulo 1

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La sangre caía en tiras por su nariz hacia el piso, la cubierta del barco ya estaba salpicada de rojo, pero él no se iba a detener.

—Ríndete ya Soobin, no puedes contra mí, ¡Entiéndelo!, no tienes madera para ser capitán.

Soobin se levantó y lanzó un puño a la cara de Mingi, quién se hizo para atrás de la sorpresa deteniendo la risa. Le había roto la nariz del golpe tan fuerte. Pero Mingi no se detuvo, eso solo lo enfureció más.

Golpeó tantas veces el maltratado cuerpo de Soobin, hasta que ya no pudo más y ya no se levantó de nuevo. Miró las caras de los que alguna vez habían sido su tripulación, algunos como Yeosang, se veían preocupados, pero Hongjoong, estaba riendo. No pudo ver más, porque la vista se le nubló por completo y simplemente se desvaneció.

Cuando abrió los ojos de nuevo, se encontraba en un cuarto oscuro, la única luz provenía del hogar, las llamas crepitaban con suavidad.

—Despertaste —Una voz le sorprendió, al principio no pudo distinguir bien, si no, hasta que el desconocido en cuestión encendió un quinque a su lado y le iluminó el rostro. Era Yeosang.

—¿Qué pasó? —Soobin preguntó tratando de incorporarse, pero aún sentía dolor, se encontró con su brazo izquierdo vendado, y sintió algo apretado en sus costillas que de seguro debía ser otro vendaje —¿Dónde estamos?

—En mi casa Binnie —Yeosang trato de volver a recostar a Soobin —. No te muevas mucho, se te van a abrir las suturas.

Soobin volvió a recostarse —¿Cómo llegamos hasta aquí? — indagó.

—Yo te traje con la ayuda de Seonghwa, le dijimos a Mingi que nos desharíamos de ti —Yeonsang le relato a Soobin, mientras acariciaba su cabello —. Voy a traerte algo de beber.

—¿Cuánto tiempo llevo inconsciente? —Soobin preguntó en voz baja.

Yeonsag lo miró con incertidumbre —Una semana, para ser honesto, no estaba seguro de si ibas a despertar —respondió con tristeza —. Estaba muy preocupado, tuviste mucha fiebre.

Soobin recordó la golpiza que le había propinado Mingi, no era para menos el dolor que sentía.

—Gracias Yeosi —Soobin tomó la mano del rubio con su derecha y le sonrió —, me salvaste la vida otra vez.

Yeosang negó con la cabeza y con una tímida sonrisa se levantó del camastro y salió por la puerta.

Soobin se quedó recostado pensando, atormentándose. Acababa de perder la autoridad de su propio barco, ¿y ahora qué más podría hacer?

Sólo cerró los ojos y suspirando trato de pensar, le dolía el cuerpo completo, pero sabía que sus heridas sanarían, lo que era intolerable, era el dolor en su orgullo, ese si no sabía cómo iba a lograr repararlo.

A la cuarta semana de que Yeosang llevó a Soobin a su casa, él comenzó a levantarse, ya casi no se notaban las heridas de su rostro y podía mover su brazo sin problema.

—¿Él sabe qué estás aquí? —Soobin cuestionó a Yeosang, ambos se encontraban sentados sobre unas piedras a la orilla del risco, el atardecer estaba comenzando a caer.

—No —Yeosang respondió con decisión—. Solo Seonghwa lo sabe, pero él ha jurado que no hablará. Yo...no voy a volver Soobin, no esta vez.

Soobin lo miró fijamente, su cabello rubio brillaba con la luz del sol y sus facciones se veían hermosas —¿Estás seguro? —preguntó.

—Si —El rubio respondió suspirando —. Tú sabes que yo odiaba esa vida, lo único que me mantenía en ese barco era...

Soobin miró a Yeosang, pero de inmediato le desvío la mirada, se sentía avergonzado —Lo siento, yo todavía... —Él trató de encontrar las palabras, pero no las supo formular.

—No te preocupes Binnie —Yeosang giró su rostro y le envió una sonrisa cálida y alegre —, al menos, tuvimos nuestro tiempo.

Soobin sonrió primero y después una carcajada salió de su boca —¡Siempre tendremos Valladolid!

El viento en la isla se estaba comenzando a poner frío, el sol ya había dejado por completo el horizonte, ambos hombres entraron de vuelta a la pequeña y humilde cabaña.

La Isla de Solitude se encontraba a solo unos kilómetros de la bahía de Adir.

Los padres de Yeosang habían construido su cabaña en la cima del risco, y desde que ellos habían fallecido, él vivía en tranquilidad. Durante años continuó con el oficio que su padre le había enseñado, la pesca, hasta aquel día, en que había viajado a Valladolid en busca de material para sus redes y conoció a cierto chico de cabello negro que le sonrió coquetamente.

Soobin viajaba con la tripulación de Gallagher a bordo del Avalon, solo algunas veces al mes, pero cada vez que Yeosang lo veía llegar, sentía que su corazón latía con fuerza.

Tal vez Gallagher aprovechó la oportunidad, tal vez él se dejó engatusar por la romántica vida de un pirata, pero una vez que abordó el Avalon, no hubo marcha atrás.

Al principio lo mantenían como un marinero más, o como ayudante de cocina, y él se sentía bien con eso. Los demás tripulantes eran los que hacían el trabajo sucio, excepto Soobin, quien era la mano derecha y consejero del capitán, y cada vez que asediaban a otro barco de pasajeros o llegaban a las islas aledañas, él permanecía en espera, por lo que Yeosang aprovechaba para estar con él.

Soobin era tan especial, siempre se veía impecable y su manera de hablar no era para nada como la de los demás, él era culto y educado. Le entristecía la vida en el barco cuando Soobin no volvía a subir después de que llegaban a Valladolid.

—¿Qué harás ahora? —Yeosang lavaba los platos en una pequeña tina de madera, Soobin recogía lo último que había sobre la mesa.

Soobin lo miró y no respondió de inmediato, la realidad era que él no sabía qué hacer, su cabeza había sido un torbellino de emociones que le impedía enfocarse en algo.

—Podrías quedarte aquí conmigo —Yeonsang se acercó a Soobin y tomó su mano —. Tu y yo, podríamos ser...

Soobin miró su mano y entrelazó sus dedos —Me encantaría quedarme contigo Yeosi, pero creo que nunca estarías a salvo, si Mingi se entera de que estoy a tu lado y me ayudaste, se enfadará y podría hacerte daño, creo que lo mejor será que vuelva a casa.

Yeosang lo miró con tristeza y suspiro en derrota —Sabía que dirías eso —soltó su mano de la de Soobin.

—Ya no tienes que volver a Valladolid —Soobin se sentó en una de las sillas y recargó sus codos sobre la mesa —. Solitude ahora tiene uno de los mejores mercados mundiales, Mingi no viene aquí, es demasiado aburrido para él, así que estarás a salvo Yeosi, es lo que importa.

Soobin solo pasó una noche más en la casa de Yeosang y a la mañana siguiente partió en un bote colectivo al lado de varias personas que también querían llegar a Kroné.

Arribó a las costas de Adir por la tarde.

Rencor©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora