Cap.1

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Ya era tarde e Izuku se estaba preocupando cada vez más, su madre nunca había llegado tan tarde, ¿cuál era la diferencia ahora? ¿Por qué se demoraba tanto en llegar? Espero una hora mas, hasta que alguien tocó la puerta, cauteloso se asomo por la mirilla de la puerta, ¿Era ese un trabajador social? Rápidamente abrió la puerta.

—Buenas noches, ¿Con Izuku Midoriya?—

—S-si, soy yo, ¿Hay algún problema?—

—Me temo que le traigo malas noticias—

Eso es todo lo que necesito escuchar, era seguro de que tenía algo que ver con su madre, solo esperaba que sus suposiciones fueran erróneas, pero para su mala suerte no lo fueron.

—Vera, hubo un accidente en su trabajo en el cual, desafortunadamente la señora Inko Midoriya, no sobrevivió junto con algunos de los demás trabajadores...

Ahí, ahí se desconecto la única persona que se había preocupado por el, ya no estaba, se había ido, vagamente logro entender lo que el hombre decía, solo entendió que debido a que era el único pariente vivo, el departamento quedaría a su nombre y que podía quedarse ahí si no quería ir a un orfanato, ya era lo suficientemente mayor para tomar esa decisión, después de que el hombre le dijera unas cosas más se retiro, Izuku no savia cómo reaccionar, ¿Que se suponía que iba a hacer ahora?, aparentemente por lo que entendió su madre tenía algo de dinero en su cuenta bancaria que ahora le pertenecía, pero el savia que ese dinero no iba a durar para siempre, tendría que buscar algun trabajo de medio tiempo o algo así para poder seguir llendo a la escuela.

Alrededor de una hora había  pasado, sin saber que más hacer, tomo una sudadera con capucha, un cubrebocas negro y algo de dinero, salió a pesar de que pasaba de las 2 de la mañana, caminado sin rumbo llegó a una especie de bar/café, sabía que este tipo de lugares era parte de esas zonas grises, como algunos los llamaban, así que entró pidió un café y se sentó en una mesa   a esperarlo.

Un hombre mayor, el dueño de aquel lugar vio como un niño entraba a su negocio, no era común que un niño se presentará en este tipo de lugares, no sin una razón, y por la mirada de caída del muchacho parecía que había tenido un mal día, uno horrible, esos grandes ojos esmeraldas no poseían ningún rastro de vida, eran unos ojos que mostraban que tan la avía pasado este niño, y eso no era lo preocupante, abia visto esa mirada en muchas personas a lo largo de su vida como jefe de este lugar, lo que realmente le preocupo es que fuese un niño el que tenía esa mirada, era muy probable que no pasará no de los 12 años a jugar por su pequeña estatura.

— Yo llevaré esto— dijo tomando la bandeja que era para el pequeño y se dirigió hasta el.

— Hola pequeño — dijo colocando el pedido frente al niño —¿que pasa? ¿por qué esa cara?—

—Buenas noches señor, no es nada importante— dijo sin emoción visible alguna.

—Mmm... no me parece que sea nada importante ¿que hace alguien de tu edad a esta hora fuera de casa?—

—Tomando algo de aire fresco, necesitaba despejar mi mente un rato—

—Ya veo, ¿alguien sabe que saliste de casa?, puede ser peligroso salir a esta hora, y más para un niño—

Izuku no respondió en cambio observo el lugar, notando el poco personal que había, tal vez pueda pedir trabajo aquí, el hombre parece ser alguien amable.

—Nadie sabe señor—hace una pequeña pausa—disculpe ¿usted es el dueño del lugar?—

—Si, ¿por qué la pregunta?— pregunto con curiosidad por el cambio de tema

—Queria saber si no necesita... mmm... manos extras—

—¿Me estás pidiendo trabajo? ¿A tu edad?—

El joven informante analista. Anarisuto Usagi a sus órdenesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora