𝟑𝟐|| 𝐌𝐮𝐣𝐞𝐫 𝐞𝐣𝐞𝐦𝐩𝐥𝐚𝐫

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Un dato curioso sobre el Colegio Técnico de Magia Metropolitana de Tokio: Además del escaso alumnado hay otros individuos que residen justo en las instalaciones; Gorriones.

Pájaros adorables que dejan dé serlo cuando deciden reproducirse y construir sus nidos pequeñitos en los balcones de los recintos.

Me oculte debajo del edredón buscando la posición perfecta para seguir en mi búsqueda de paz legendaria pero era imposible. Los polluelos lloriquean sin ninguna pausa exigiendo comida a su madre. ¿Instalaron su fortaleza en solo una noche?

Estampe mi cara contra almohada rendida de sus cánticos y sonrió al aspirarla. Mi amigo también necesito solo una noche para dejar su olor esparcido por toda mi cama.

Al igual que el ambiente completo con una dosis excesiva de su fragancia.

Removí toda capa suave para fijarme al fin en mis alrededores y me quede estática por un buen tiempo.

Estaba en su habitación.

–IZANAMIIIIIIIII. VEN AHORA. – Arrebate su reloj electrónico de la mesita de noche. Marco cinco de la tarde antes que me lo cargara con todo y enchufe.

No tienes que gritar, te escucho fuerte y claro ¿Lo sabes no?

De un salto salí de la cama corriendo para lavar y eliminar de mi rostro la somnolencia. Algo que se me dificultó por el cuello aporreado–¿Dónde estuviste ayer?

Fuera de aquí. Tenemos un trato de darte privacidad y por lo que veo si la necesitaste.

Desapareció del espejo aumentando mis preocupaciones. Tenia un diferente atuendo al de la noche de juegos de mesa. Nada era mío. Ni los pants, ni la sudadera y si no recuerdo de dónde llego eso mucho menos como es que lo porto ahora. –Iza, averigua que sucedió ayer.

Uy...no debería de entrometerme de esa forma linda. No me gusta ser espectadora.

Me agache debajo de la cama en busca de mi ropa pero no había rastro de ella por ningún lado.

–Hazlo. Ahora.

Bien, bien. Si veo algo que no debería queda por ti.

Me detuve ante los engranajes de la cerradura y la presencia del dueño de la habitación. Portaba su uniforme abrazando dos bolsas de plástico– Despertaste. Justo a tiempo para el desayuno o bueno... el almuerzo. – se acercó insertando un termómetro al mismo tiempo que buscaba algún rastro extraño en mi aura– Tu temperatura esta bien. No presentaste más efectos secundarios y eso significa que Maki no me matara.– festejo dándome la espalda.

– ¿Itadori que fue lo que paso?

–Pues...un dardo para animales te puso en un estado delirante. Tuve que traerte aquí para que los efectos pasaran y nadie de dirección notificara eso.

– ¿Y qué hay de esto?– apunte a las cosas que claramente le pertenecen. Deshizo el nudo de la primera bolsa infiltrando el olor a detergente por las ventilas. Al parecer había llevado mi ropa a la lavandería.

– Tuviste un ligero accidente en el agua asi que te presté algo de mi clóset. –Busque por el indicio de una pista localizando las cortinas desgarradas en suelo. –...Odias la oscuridad.

Apreté mis puños y mordí mi lengua. Creo que comprendo a qué dirección se dirigirá la plática.

Si ato los cabos, temo lo peor. Temo que hice una escena y sabe más de lo esperado.

– ¿Descubriste algo más?

– ... te gustan las flores.

Se apoyo contra el escritorio cruzando sus brazos. No me gusta. Esa típica pose que lleva consigo para tratar de reconfortarme.

𝐓𝐎𝐃𝐎 𝐃𝐄 𝐓𝐈【𝐘𝐮𝐣𝐢 𝐈𝐭𝐚𝐝𝐨𝐫𝐢】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora