𝟔||𝐈𝐳𝐚𝐧𝐚𝐦𝐢

2.7K 228 26
                                    

Era otro día más en esta horrible habitación.

Encerrada y apartada de todo contacto con el mundo.¿Qué estará pasando en estos momentos?¿Habrá alguien buscando por mí? Esto último solo se convertía en una simple fantasía ya que la única familia que buscaría por mí eran mis padres y ya no estaban.

Lágrimas ya no salían de mis ojos. No podía permitirme tal acción. Si lo hacía las personas malas se enojarían y me castigarían. Las marcas en mi piel solo lo confirmaban.

Realmente no se como llegue ha esto. Hace poco estaba riendo con mamá y papá pero ahora estaba aquí. Siendo torturada por sus asesinos.

Además de recibir golpes, mi rutina era comer una rebanada de pan con poca agua( si es que no se les olvidaba) y ser parte de la oscuridad. La odiaba y mucho, me hacía sentir con tanto miedo. Cualquier niña se sentiría asustada y conmigo no era la excepción.

Me encontraba hecha bolita. Era una costumbre mía desde que había formado parte de este lugar. Al final del día llegaba siempre a la conclusión que debería morir, así no sentiría dolor y podría estar en el mismo lugar que mamá y papá pero también me daba miedo.¿Por qué tenía miedo de morir si ya no tenía nada por que vivir? Me levanté en un instante al escuchar algo caer al otro lado de la habitación. Volteé y no pude creerlo. Era una clase de monstruo como los que veía en mi primaria, pero a diferencia de esos que se asustaban cada que me veían este se aproximo, tal vez eran alucinaciones mías o realmente estaba pasando. Se me acercó poco a poco hasta que lo tuve de frente. Estaba paralizada. Sin duda de cerca son mas terroríficos. Este se inclino y me miro fijamente.

Tócalo cariño y dile que deseas.

Resonó en mi cabeza y como acción mecánica puse mi mano en la frente del monstruo.

– Mátalos, no dejes vivo a ningún malo– Este solo asintió y se fue. En unos minutos escuché gritos. Eran demasiados tétricos por lo que solo tapé mis oídos con mis manos.

Una pequeña sonrisa se formó en mi rostro, ¿acaso los ahuyenté?mi momento de felicidad duró poco al escuchar voces de más personas.

– ¿Hay alguien allí ?

No respondí. Rápidamente me escondí con la única sabana a mi disposición.

Mi respiración estaba agitada, si eran los hombres malos eso solo me traería un castigo por los inconvenientes,

ya no quiero,

ya no más.

De repente la sábana fue removida. Me asusté al ver a un hombre a pocos centímetros de mi rostro. Su pelo era color blanco y tenía unos ojos gigantes de color azul. Podría decir que todo un cielo estaba reflejado en estos.

– Pero miren qué niña tan bonita tenemos aquí– me dio una sonrisa cálida. No sabía que intenciones tenía por lo que retrocedí y tapé mi cara con mis brazos. El hombre se arrodilló para quedar a la misma altura que yo y tomó mis manos para juntarlas con las suyas. Cuando se entrelazaron sentí alivio, ¿acaso me protegería? su expresión feliz cambió completamente a una seria al bajar por mi cuerpo. Mi vestido estaba roto por lo que fue fácil para él ver todas las cicatrices y marcas debajo de este – ¿ellos te hicieron eso?– asentí.

El platinado le dirigió una mirada a lo que parecía una tercera persona en la habitación. Era un hombre rubio y con una quijada seria. Soltó un gran suspiro y dirigió su vista hacia mí.

– Por desgracia yo ya tengo una bendición en casa pero me hubiera encantando cuidar a una niñita tan hermosa como tú.

Este tocó mi pelo y rápidamente le di un manotazo.– ¡No soy una niñita, ya tengo 9 años !– el albino empezó a reír.

𝐓𝐎𝐃𝐎 𝐃𝐄 𝐓𝐈【𝐘𝐮𝐣𝐢 𝐈𝐭𝐚𝐝𝐨𝐫𝐢】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora