𝟑𝟒|| 𝐂𝐨𝐧𝐬𝐞𝐜𝐮𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚

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Al fin entiendo las advertencias de mi madre sobre las motocicletas.

No cuentan con puertas, ventanas ni un cinturón de seguridad para resguardarnos en caso de una catástrofe.

Esta maquina con un motor aullador me hace abrazar a una desconocida.

Una desconocida llamada Yuki Tsukumo. Ahora conocida cómo mí angel caído del cielo y mi ficha inesperada para continuar en el juego.

Nuestra velocidad es pasado de los 100 kilometros y en todo nuestro recorrido me cuestiono exactamente que necesita de mí.

Llamo por ella pero mi voz se pierde con la intensidad del viento tragándome todo su cabello rubio.

–Levanta la vista Nanami– una lombriz enorme vuela a unos cuantos metros de altura– Te presento a Garuda. Es mi shikigami. A través de él puedo aplicar mi técnica.

–¿La cual es....?

–Es el elemento sorpresa. No sera sencillo. Hay algunos obstáculos los cuales no puedo ocuparme por mi misma. Aquí entras Tú. Se han expandido rumores. El dolor de cabeza de los peces gordos. ¿Izanami no? Qué pasada. Una posición más inconveniente que un plasma estelar.

– ¿Quieres hablar sobre mi reputación irregular?

–No. Quiero que uses tus poderes irregulares. ¿Sabes quien es Geto Suguru?

–Más de lo que tenia planeado.

– Entonces sabes sobre su técnica y lo problemática que puede ser para el enemigo. Sus contraataques son letales. Necesito que igualemos eso.

–Quieres que sus criaturas lo desobedezcan.

–Una mala influencia, ¿Puedes hacerlo, no?

Eso creo.

Agradezco no vacilar ante la mujer pues justamente se me ocurre inquietarme por mi estado. Curaron mis heridas pero no regeneraron la energía que ya agote. Si sigo drenando...no se la eficiencia de mis ataques.

Dejo de atender a mis preocupaciones cuando Garuda no es el único presente en la oscuridad de la noche. Sus coletas rubias y aquel accesorio de limpieza me dan el indicio de quien se trata.

Los estudiantes de Kioto están aquí.

Uraume también. Ten cuidado.

– Haz resonar los tambores para mi gran entrada Nanami. – el polvo se extiende en el aire con el derrape de las llantas.  Ruedo por la tierra y me echo a la marcha con la aparición de una ráfaga de...¿Hielo?

Es un usuario con un dominio impresionante abarcando una gran área ante su ataque.

Sigo sin utilizar alguna de mis técnicas y al avanzar de ese modo, visualizo caras conocidas.

Panda en su versión Kong, un profesor que siempre veo holgazaneando en las áreas comunes, el chico del clan Kamo, un hombre pálido e...Itadori.

No puedo tomar un respiro reconfortante pues el enemigo va por un segundo impacto. No se trata de Geto sino de alguien a su lado.

¿Uraume?

Uraume. Acaba con ella.

El golpe se desata con menos intensidad pues revelo mi puesto llevándome su mano con una de mis katanas. Es una mujer. Eso creo. Porta un Kimono blanco igual que su cabello y transmite mala espina – Ha pasado un milenio, no me complace volver a verla.

Me aparto pues ya cumplí con el perfecto medio tiempo. Es turno de Tsumiki. –¿Geto? Sigo con la duda desde aquel día. ¿Ya decidiste cual es tu clase de mujer?

𝐓𝐎𝐃𝐎 𝐃𝐄 𝐓𝐈【𝐘𝐮𝐣𝐢 𝐈𝐭𝐚𝐝𝐨𝐫𝐢】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora