Capítulo 2: Búscalos

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Angustia.

Era la sensación principal que Camila sentía. Estaba acurrucada en un salón vacío uno que estaba al final de la instrucción, este no se utilizaba así que nadie podría encontrarla aquí. Le dolia el pecho pero no en una sensación de dolor exactamente, era más bien un sinónimo.. o hasta incluso una contradicción.. mientras ella estaba enojada, decepcionada, triste y desolada su omega parecía estar muy alegre, casi se podía decir que estaba juntando flores en la pradera. Saltando y sonriendo como si hubiera recibido la mejor noticia del mundo. Actuaba con dulzura, agitaba sus pestañas mientras suspiraba en un mundo de arcoiris. ¿Es enserió? Si sabes quienes son esos alfas ¿No? ~Alfas~ esas sensaciones bonitas le revolvian el estómago.

Camila se sentía mal.. más que eso pésimo. Todo se había arruinado en tan solo segundos. Su anhelado destino ahora estaba ligado a los dos alfas más idiotas de toda la universidad. Y no sabía que hacer, se sentía apenada y con vergüenza.. como si su simple existencia fuera algo malo, un error. No quería tener eso. Ella no pidió esto. ¿Acaso era una especie de broma? ¿Una clase de juego perverso del universo? ¿Se estaban burlando de ella? Era una vil obra del destino. ¿Madre Luna acaso está es una maldición? Lo sentía así justo ahora. ~Alfas búscalos~ ¿Qué? Ni aunque me pagaran iría a buscar a esos idiotas. Ella no les debía nada.

No iba a irse a ningún lado. Preferiría quedarse aquí hasta que cada alma hubiera dejado la universidad. Entonces podría irse hasta su casa a llorar y querer morirse como si no fuera lo más dramática que existe. Y no quería hablar con nadie ni siquiera con su amiga, no le podía explicar lo que le pasaba ahora, no quería molestar con sus problemas. Porque si. Esto era un problema. Espero a que el tiempo pasara y la hora de que terminará el primer bloque llegó.. ni siquiera tenía fuerzas para ir a clases, los profesores entenderían porque.. habían leyes que la protegían en esta ocasión.

~Alfas búscalos~ No, ya te dije que no. De verdad no quería enojarse con su omega después de todo era inocente, no sabía bien del todo lo que estaba pasando, era inconsciente casi como una niña chiquita a la que le están diciendo que no podía comer dulces.

~Alfas búscalos~ No, vos y yo iremos a casa lejos de esos alfas. Sintió como su omega se sentía triste. Y ella también por verla así. No podemos ir con ellos, estoy muy confundida y tengo mil cosas que pensar ¿Entiendes? Su omega negó con la cabeza mientras sus pestañas se agitaron. Camila suspiro profundo.. ¿Cómo se lo podía explicar? Mira no podemos ir ahora a verlos, debemos descansar me siento agotada de repente y no se como manejar todo esto ¿Entiendes? Su omega simplemente hizo silencio como buscando interpretar lo que le había dicho.. ~No verlos ahora pero si verlos después~ Eres imposible. Camila se sintió en una encrucijada.

Ya había llegado la hora así que salió lentamente del salón para dirigirse hasta el estacionamiento donde iba a esperar a que pasara el colectivo que volvía a la ciudad, necesitaba ir a su casa. Donde una ola de preguntas llegaría por de parte de sus madre y padre pero bueno.. sentía que no la presionarian tanto para hablar, estaba tranquila por ese lado. Y preocupada por el otro. ¿Cómo llegas con tu familia y le decis que de repente tenes dos alfas? Y son los peores alfas de mundo.

Estaba medio fresco así que saco la campera de su mochila y cuando levanto la vista lo vio a la distancia al lado de su auto.. Nicolás Romero, tenía sus ojos cafés depositados en ella, su cuerpo temblo al verlo. ~Alfas~ su omega dio un pequeño baile meciendo su cabeza de un lado hacia el otro. No. Definitivamente no. Por suerte el colectivo había llegado así que subió a este rápidamente antes de que su omega le hiciera una escena. Al estar arriba busco un asiento en la última fila y vio como los demás cuchicheaban, sobre ella era obvio. Le daban miradas disimuladas. Cuando logró sentarse se abrazó a su mochila. Algo le dijo que mirara por la ventana y al hacerlo sus ojos grises impactaron en ella.. Lorenzo Álvarez, quien la miraba con las manos en los bolsillos, se veía más arrogante de lo normal ~Alfas~ No. Le hablo a su omega y mientras el autobús lentamente se alejaba de la universidad sus miradas se perdieron.

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