CAPÍTULO VII. DESTINO EN CURSO. EL PRIMER PEÓN.

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Khun Agüero Agnis odiaba a su padre. Él lo había orillado a pelear por su vida, lo obligó a aprender a mentir y ser rápido para pensar como podría continuar su camino aunque tuviera que pasar por encima de otros.

Khun Agüero Agnis quería el lugar de su padre. Él iba a realizar un mejor trabajo, su poder e influencia abarcarían hasta el más profundo rincón de la torre.

Khun Agüero Agnis quería un cambio en la torre. Él podría mover unos cuantos hilos para provocarlo sin que nadie más supiera su implicación.

Khun Agüero Agnis, estaba dispuesto a enviar a alguien digna del rey para que ablandara su corazón.

Él y María habían vencido a su hermana, ahora, María era una princesa que representaría a Jahad mientras subía la torre, con un poco más de suerte y esfuerzo, sería una princesa formal. Pronto, él sufriría las consecuencias de su traición pero ese era un detalle que anticipó, no estaba listo, pero lo esperaba.

La elección de las princesas era sangrienta, María había vencido no solo a una Khun, sino a todas las demás rivales que tenía. Una nueva princesa Khun se elevaba hacia el cielo falso de la torre.

Khun la había seguido por mero instinto. A decir verdad, después de su gran ayuda, no creía necesario seguir en contacto con ella porque ya no lo necesitaría, la madre de María se haría cargo del resto, pero sin darse cuenta, la siguió hasta el lugar donde las leyendas decían, encontraban a la soberana de la torre. Se escabulló hasta el lugar designado para la presentación y pudo ver cómo era que las princesas eran tratadas.

Reverencias falsas y alabanzas en nombre del rey que gobernaba la torre eran entonados cuando la nueva princesa se presentaba, y así María fue recibida en un salón desprovisto de cualquier ornamento que alabara la grandeza del rey, dónde finalmente fue dejada sola en medio del gran espacio en blanco, esperando algo.

Según la historia de María, las candidatas se mataban para finalmente quedar una ganadora. No le sorprendía, algo similar había sucedido cuando se hizo la elección de los hijos de Edhan para ser patrocinados por él. Ahí, solo había dos opciones, enfrentar, matar y vivir o huir, evadir y morir.

Sus pensamientos entonces se dirigieron a su propio futuro, las consecuencias no tardarían en llegar y tendría que lidiar con un estilo de vida que todavía no conocía, aunque su madre no veía un futuro muy grande para él, confiaba en la capacidad de su mente para maquinar un plan para su hermana, pero ahora que la había traicionado, dudaba que lo dejaran pisar su antiguo hogar siquiera.

Mientras sus pensamientos se enfocaban en lo que podría hacer cuando se convirtiera en un regular, una mujer entró al recinto en que esperaba María y captó toda su atención. Su vestido en color perla, sus accesorios dorados y el pendiente rojo en su oreja, dejaron muda a la princesa que ya estaba en silencio de cualquier forma, y Khun, Khun quedó paralizado en su sitio, olvidando que estaba ahí de manera ilegal y que cualquier movimiento en falso podría ser fatal. 

Su atención estaba totalmente centrado en la mujer que estaba con María, era una mujer adulta joven, su aspecto no era una belleza exótica como las más hermosas de la familia Lo Po Bia que llegaban a tener cuernos o más extremidades, pero era bastante llamativa. No era que Khun estuviera interesado en analizar la belleza de las mujeres, pero gracias a los gustos de su padre, había aprendido a diferenciar los niveles de belleza desde muy temprana edad.

De estatura regular y una figura delicada, ella parecía una muñeca de aparador. Tenía facciones muy suaves, su cabello era visiblemente largo, pero estaba atado en una perfecta trenza ornamentada que caía por su espalda. Era en general muy bella, pero lo que más llamó la atención del joven Khun que se encontraba escondido, fueron sus ojos, el color no era común, el dorado de su mirada era extraño en más de un sentido, definitivamente no transmitían la imponencia de una alta suprema, no eran fríos como las de las mujeres que Khun conocía de su familia, las conquistas de su padre o cualquier otra mujer con quién se hubiera topado en la vida, no, estos eran cálidos, suaves y amables que Khun se sintió perdido al verlos, había algo lejano en ellos, parecido a la mirada de su padre, pero sin esa arrogancia e imponente autoridad.

TOG: LA REINA DE JAHADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora