TOG: LA REINA DE JAHAD

INTERLUDIO VI. DESTINO ROBADO. UNA NUEVA REALIDAD PARA LA REINA.

Tras recibir el ataque del lobo del señor Traümerei, todo el mundo se oscureció, cuando despertó nuevamente se encontró sola en una gran cueva, tendida sobre una gran piedra ovalada y sin nadie a su alrededor. Incluso si hubo dolor antes, ahora no tenía absolutamente nada.

Se levantó lentamente y el dolor muscular le dio a entender que llevaba mucho tiempo inconsciente en la misma posición. No había nada, era una cueva enorme con una luz apenas evidente que iluminaba el interior. Era demasiado tétrico y no había nada más que rocas y puntas de piedra con filo mortal. Miró hacia arriba y no vio el techo, demasiado alto y oscuro para alcanzarlo, aún así, alcanzó a vislumbrar una pequeña grieta por dónde la luz se filtraba, aparentemente una persona cabría bien para pasar por ahí.

Con lo pies descalzos sobre la tierra, dio unos cuantos pasos pero la tierra era demasiado empedrado para poder tolerarlo y se lastimaba los pies.

Repentinamente, notó que eran más pequeños de lo usual. Miró sus manos y fue lo mismo, así que, empujada por un desconocido instinto, se tocó la cara y lo encontró extraño aunque no supo decir más porque no tenía acceso a ningún espejo. Pasó un tiempo antes de que se calmara después de explorar su propio cuerpo y se diera cuenta que todo era diferente. Su cabello había sido cortado hasta dejar solo unos centímetros del mismo, su cuerpo era más pequeño, su ropa era abismalmente diferente a lo que usaba en el palacio, todo en ella había retrocedido en el tiempo y era como una adolescente en pleno desarrollo.

Pero tras la calma venía siempre una tormenta, una gran ola de memorias que no eran suyas, pasaron frente a sus ojos hasta provocarle un grito. Eran demasiados, muy confusos para poder saber de que trataban. Pasó otro rato intentando aplacar el dolor de cabeza y las náuseas que eso causó. Estuvo tendida mucho tiempo en el suelo hasta que todos esos recuerdos quedaron rezagados en algún rincón de su mente, surgiendo solo en ciertos momentos, ocultos como si tuvieran miedo de mostrar más de lo que debían.

Los líderes, todos jóvenes como... ¿Cómo quien? Había perdido la memoria cuando murieron sus padres, no tenía más recuerdos que el de su majestad y los sirvientes y sus amadas princesas, aunque el recuerdo de algunas de ellas todavía dolía como el primer día que supo que las había perdido.

Estaba lejos, sin nadie que pudiera ir en su ayuda, sin compañía, en un lugar desconocido que ni siquiera podía recorrer porque le lastimaba los pies. Comenzó a llorar, las lágrimas bajaron silenciosos, no hubo sollozos ni nada que indicara lo que sentía y, en realidad, tampoco sabía exactamente si lloraba porque no sabía dónde estaba, o por el simple hecho del vacío que sentía al no saber que hacer en una situación semejante.

Eventualmente el suelo fue demasiado duro para estar ahí, así que se levantó y a pesar del dolor, vagó por la gran cueva hasta encontrar enormes murales en que aparecían grandes bestias. Entre ellas, la insignia del rey.

Observó más tallados en las paredes, extrañada de que ese lugar fuera tan grande y que alguien se tomara tanto tiempo en grabar con detalle tales criaturas. Caminó por más tiempo, parecía que ese lugar no tenía fin, pero en un momento, llegó a un gran páramo vacío, una aparente montaña cuya cima tenía grabados los tres ojos con que se caracterizaba la familia Jahad. Era muy alto, y la hizo cuestionarse con más fuerza que lugar era ese y por qué estaba tan árido y desierto.

Su exploración terminó de la nada cuando una luz se abrió frente a ella provocando que cerrará los ojos con demasiada fuerza por lo cegador que era aquella cosa brillante. Lo siguiente que sucedió, fue el encuentro más desconcertante hasta entonces.

Desde su boda, no pudo volver a ver a ninguno de los líderes de las diez familias a excepción de las llamadas que el rey hacía al señor Lo Po Bia, aún cuando solicitó a Jahad la aprobación de visitarlos, él se negó y dijo que la relación con la mayoría de ellos era tenso, así que no esperaba ver al líder que aparentemente más tensión tenía con el rey.