TOG: LA REINA DE JAHAD

CAPÍTULO I. DESTINO PREMEDITADO. EL FIN DE LA GUERRA, EL INICIO DE OTRO.

Miles y miles de años atrás, poco después de que los trece grandes guerreros se enemistaran. Dos de ellos iniciaron una guerra.

Las leyendas posteriores a lo acontecido fueron terribles. Contando como la sangre podía correr en riachuelos tras tantas muertes. No obstante, tras perder la guerra, los mismos dos guerreros que la habían iniciado, huyeron al saber que de su unión, una criatura esperaba nacer. No podían permitir que el error cometido repercutiera en su descendencia, pues ahora eran buscados cómo detractores del nuevo gobernante de la torre.

La huida les tomó años, de los cuales, nació su descendiente y creció bajo su estricto cuidado, años que tuvieron que estar totalmente ocultos de su mayor enemigo, el auto declarado rey Jahad.

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Viole había dicho que los visitaría. Su ascenso estaba siendo un poco lento dadas las circunstancias en que había crecido, sus padres agradecían mínimamente que Headon no hubiera revelado a Jahad que su primera y amada descendiente ascendía.

Viole era la hija de V y Arlene Grace. Una talentosa regular que subía la torre tras ser elegida por Headon,  a quien agradecían no haber hablado de más, debido a que Viole, tenía una existencia totalmente oculta del rey de la torre, al igual que de la gran mayoría de residentes.

Era la única hija del matrimonio, criada en secreto y resguardada bajo la protección de los dos irregulares que eran sus padres. Había sido entrenada en shinsu desde pequeña, conociendo la teoría de la misma y comenzando a manejarlo cuando firmó un contrato con un administrador en el piso dos de la torre.

—Arlene... —V besó a su esposa y ella se sintió un poco cohibida por su entusiasmo—. Ha pasado mucho tiempo... —Arlene estaba confundida, pero no pudo preguntar más porque V la besó de nuevo—. ¿Y si le damos un hermano a Bam?

Arlene le dió un golpe y V sonrió mientras se alejaba.

—No, tonto. Bam llegará en cualquier momento y tenemos suficiente con ella ¿No ves que ya es difícil ocultarla de los supervisores que aplican las pruebas para que no sepan quién es?

V se acercó tentativamente. —Tal vez ahora será un pequeño tú en niño... Y, tal vez se parezca a mí.

Arlene volvió a retroceder para crear distancia mientras decía que no con el dedo índice levantado. —No, ya lo dije... —V fingió duelo—. Pero, si me quieres a mí, bueno, no estoy segura de que puedas seguirme el paso...

V persiguió a su esposa hacia el interior de su habitación personal.

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Bam, apodo cariñoso que le dió su madre, notaba con alegría como la misma parecía extraordinariamente feliz, su padre también parecía estar muy contento.

Había dado una pequeña pausa a su ascenso para visitar a sus padres, aunque sus amigos se habían opuesto a la idea, terminó por convencerlos y sus padres estaban muy felices de tenerla nuevamente en casa.

Tenía quince años, era la adoración de su padre y el tesoro de su madre. Ambos la amaban y protegían desde lejos. Se había ido hacía solo tres años para ascender la torre, de manera que tenía una apariencia muy joven todavía, aún así, V y Arlene se vieron en la necesidad de contarle toda la historia que los unía al turbio pasado con el rey Jahad, siendo así que se ocultaba de él mientras vagaba mayormente solitaria en la torre.

—¿Saben? ¿Me encontré con nuevos amigos? —sus padres borraron su misteriosa sonrisa y la miraron por un momento, las reglas decían que no podía relacionarse con más gente que la que ellos aprobaban, pero la felicidad de Bam era demasiado evidente.