CAPÍTULO XI. DESTINO ERRANTE. EL INICIO DEL VIAJE.

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El regreso a su equipo fue estresante, todos lo reprendieron por haber desaparecido por tanto tiempo, pero tras varias horas de reproches, se cansaron y retiraron a sus habitaciones personales. En resumen, descargaron las frustraciones de su ausencia y lo aceptaron sin más de vuelta al equipo, Isu podría ser el único y más feliz de tenerlo de regreso.

—¿Que sucede Khun? Hace meses que te veo decaído y esta repentina desaparición... Sé que los chicos son menos comunicativos, pero Rak estaba muy preocupado y más de una vez salió gritando por ti y preguntando a quien se encontrara si sabía dónde estabas... —al no obtener respuesta, continuó—. ¿Es tu familia intentando vengarse? ¿Lograste escapar de ellos y por eso volviste? ¿Necesitas ayuda? —Isu era el único que se había quedado con él, aún sabiendo que podría ser golpeado, se preocupó e indagó.

Khun lo agradeció sin decirlo.

—¿Alguna vez viste a la reina de la torre? —una sonrisa más grande se dibujó en las facciones siempre alegres de Isu y negó.

—Solo soñamos con eso Khun. Esa misteriosa mujer cuya fuerza y belleza fueron lo suficientemente impresionantes para agradar al rey Jahad, seguirá oculto de nosotros simples regulares. Aunque alcancemos la cima, la probabilidad de conocerla es nula, ella no ha sido conocida por nadie más que las princesas, y tienen prohibido hablar de cómo es, ni siquiera sueño con verla algún día.

Recordando lo sucedido en los últimos meses, Khun todavía sopesó lo que diría y los riesgos que le significaría, pero si algo podía decir de Isu, era la lealtad. —La ví, una vez, hace años.

Isu incluso golpeó su taza de té sobre la encimera y se acercó demasiado para el gusto del estricto espacio personal de Khun. —¡¿Qué?! ¿Cómo es que no me cuentas nada? Hieres el corazón de tu padre... —Isu dramatizó unos segundos antes de notar que Khun ni siquiera había rodado los ojos para mostrar su hartazgo así volvió a tomar enserio la conversación mientras tomaba asiento, agarraba la taza y bebía a la vez que lo miraba por encima del círculo—. ¿Cómo es? ¿Es tan hermosa como las leyendas dicen? —preguntó entre sorbos demasiado fuertes, evidenciando demasiado su curiosidad, finalmente, hacía muchos años que nadie veía a la reina.

—Es bella. Muy hermosa de hecho, pero, a la vez no tiene nada especial. Es... Una cáscara.

—¿De que hablas? —Isu incluso parecía ofendido—. Debe ser muy hermosa, basta con ver a Endorsi para imaginar que su majestad la reina debe ser todavía más hermosa y poderosa que cualquier otra persona. ¿Quién sabe? Puede que hasta sea una irregular cuyo nombre jamás fue mencionado en la historia porque era la esposa del rey Jahad.

—La reina no es especial.

—Entonces... ¿por qué pareces tan afligido recordándola?

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El tiempo volvió a correr de manera usual para él, llevar a su equipo a la cima era su objetivo como siempre, seguían siendo tan molestos que a veces se alejaba por unos días para descansar de ellos. Ya nadie decía nada, se habían acostumbrado a sus escapadas.

Habían pasado tres años desde el incidente con los irregulares, a veces despertaba imaginando mensajes o llamadas entrantes como los días que estuvo implicado con V y Arlene, esperaba que las noticias del asalto al palacio del rey salieran a la luz, pero no hubo un solo rumor al respecto. Ni siquiera del lugar en que se había ocultado con Bam, parecía que los altos mandos se habían encargado de ocultar bajo acero el acontecimiento. Sin duda, el poder y el alcance de los líderes era imposible de cuantificar.

Miraba al cielo buscando nada, a veces estaba demasiado ocupado en planeaciones, pero llegaban sus pequeños momentos de paz, y se dedicaba de mirar al vacío finito del cielo que Arlene tanto le recordaba, era falso. Ella de algún modo le había arraigado la costumbre de mirar al cielo y contagiado con su obsesión, pero fue interrumpido de repente cuando una llamada se enlazó a su artilugio. El contacto no estaba registrado y no pudo rastrearlo aunque lo intentó. Dejó que sonara por mucho tiempo, pero quién quiera que fuera, no pensaba rendirse.y cada vez que el tiempo se agotaba, volvía a llamar.

TOG: LA REINA DE JAHADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora